Si bien es cierto que aún faltan cerca de cuatro meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las mismas parecen que podrían definirse – como en una carrera de caballo – por una nariz.
Las encuestas van y vienen. Una semana el Presidente Barack Obama aventaja a Mitt Romney, su rival republicano, por dos o tres puntos. Unos días después se invierten los papeles y es Romney quien tiene la delantera.
Hay solamente un dato prevalente en todas las encuestas: ninguno de los dos candidatos ha logrado tener el 50% de los votos. De acuerdo a la última, publicada por The Washington Post y realizada en conjunto con la cadena de televisión ABC, tanto Romney como Obama tenían el 47 por ciento de la preferencia de los encuestados. El seis por ciento que resta todavía está indeciso.
Y son esos votantes indecisos los que van a decidir esta elección. Un día creen que es mejor malo conocido que bueno por conocer. En esos días Obama aventaja a Romney en uno o dos puntos. Después se invierten los papeles y Romney es el que lleva la delantera.
Lo más interesante de este asunto es que las elecciones están reñidas aún en esos estados cuyos electores cambian de parecer con frecuencia. Hay 12 de esos estados y en ocho de los mismos, de acuerdo a la misma encuesta de Washington Post/ABC el resultado es un empate.
Los analistas explican que esto se debe a las dificultades de ambos candidatos en convencer a una mayoría de los votantes de la bondad de sus propuestas.
Dicen que el presidente tiene un grave problema con una economía estancada y con un desempleo del 8,2 % - hace 41 meses que el mismo no baja del 8 % y el último candidato con ganar unas elecciones presidenciales con desempleo parecido fue Ronald Reagan en 1984 cuando el desempleo rondaba el 7,4%.
Obama quiere que los votantes se olviden de los que ha hecho en sus casi cuatro años en la Casa Blanca y quiere que piensen en lo que él va a hacer con un segundo mandato.
Romney por su parte tiene serios problemas de imagen. Es multi-millonario y la campaña del presidente insiste en recalcar el caso en la mayoría de sus anuncios. Pero el virtual candidato republicano tiene un problema aún más serio; le cuesta trabajo identificarse con los votantes pobres, con las minorías y con las mujeres.
Además el candidato republicano hasta ahora ha dicho poco sobre su plan económico para gobernar el país si gana los comicios.
Estamos en julio, y a pesar de que ya los candidatos han gastado decenas de millones de dólares en anuncios en la prensa, la radio, la televisión y el internet, los votantes no se interesan en la contienda hasta septiembre. Ahora muchos están de vacaciones y prefieren no pensar en eso. A ellos les queda septiembre y octubre para decidir.
De aquí a allá puede suceder cualquier cosa. En el verano de 1980 Reagan y el entonces presidente Jimmy Carter estaban empatados. En noviembre de ese año Reagan le propino una sonada paliza al presidente.
Lo inverso sucedió hace cuatro años. Obama y el entonces candidato republicano John McCain estaban en una elección reñida hasta que la bolsa de valores tuvo una enorme caída en octubre. Obama ganó por un amplio margen.
Por eso es imposible predecir que va a suceder este año. Al menos que ocurra algo inusitado de aquí a noviembre, los comicios van a ser muy reñidos.
Las encuestas van y vienen. Una semana el Presidente Barack Obama aventaja a Mitt Romney, su rival republicano, por dos o tres puntos. Unos días después se invierten los papeles y es Romney quien tiene la delantera.
Hay solamente un dato prevalente en todas las encuestas: ninguno de los dos candidatos ha logrado tener el 50% de los votos. De acuerdo a la última, publicada por The Washington Post y realizada en conjunto con la cadena de televisión ABC, tanto Romney como Obama tenían el 47 por ciento de la preferencia de los encuestados. El seis por ciento que resta todavía está indeciso.
Y son esos votantes indecisos los que van a decidir esta elección. Un día creen que es mejor malo conocido que bueno por conocer. En esos días Obama aventaja a Romney en uno o dos puntos. Después se invierten los papeles y Romney es el que lleva la delantera.
Lo más interesante de este asunto es que las elecciones están reñidas aún en esos estados cuyos electores cambian de parecer con frecuencia. Hay 12 de esos estados y en ocho de los mismos, de acuerdo a la misma encuesta de Washington Post/ABC el resultado es un empate.
Los analistas explican que esto se debe a las dificultades de ambos candidatos en convencer a una mayoría de los votantes de la bondad de sus propuestas.
Dicen que el presidente tiene un grave problema con una economía estancada y con un desempleo del 8,2 % - hace 41 meses que el mismo no baja del 8 % y el último candidato con ganar unas elecciones presidenciales con desempleo parecido fue Ronald Reagan en 1984 cuando el desempleo rondaba el 7,4%.
Obama quiere que los votantes se olviden de los que ha hecho en sus casi cuatro años en la Casa Blanca y quiere que piensen en lo que él va a hacer con un segundo mandato.
Romney por su parte tiene serios problemas de imagen. Es multi-millonario y la campaña del presidente insiste en recalcar el caso en la mayoría de sus anuncios. Pero el virtual candidato republicano tiene un problema aún más serio; le cuesta trabajo identificarse con los votantes pobres, con las minorías y con las mujeres.
Además el candidato republicano hasta ahora ha dicho poco sobre su plan económico para gobernar el país si gana los comicios.
Estamos en julio, y a pesar de que ya los candidatos han gastado decenas de millones de dólares en anuncios en la prensa, la radio, la televisión y el internet, los votantes no se interesan en la contienda hasta septiembre. Ahora muchos están de vacaciones y prefieren no pensar en eso. A ellos les queda septiembre y octubre para decidir.
De aquí a allá puede suceder cualquier cosa. En el verano de 1980 Reagan y el entonces presidente Jimmy Carter estaban empatados. En noviembre de ese año Reagan le propino una sonada paliza al presidente.
Lo inverso sucedió hace cuatro años. Obama y el entonces candidato republicano John McCain estaban en una elección reñida hasta que la bolsa de valores tuvo una enorme caída en octubre. Obama ganó por un amplio margen.
Por eso es imposible predecir que va a suceder este año. Al menos que ocurra algo inusitado de aquí a noviembre, los comicios van a ser muy reñidos.