Hoy por hoy, el Presidente Barack Obama tiene una discreta ventaja sobre el republicano ex gobernador Mitt Romney. El promedio de las ocho últimas encuestas le da una ventaja de dos puntos a Obama. Pero Rasmussen y Gallup, las dos únicas encuestadoras que miden el voto a diario dicen que el presidente aventaja a Romney por cinco puntos.
Obama tuvo un buen repunte después de la Convención Demócrata; no así Romney con la Convención Republicana. Ahora sólo falta la propaganda política, los discursos y lo más importante en las campañas desde 1976 – los debates entre los candidatos presidenciales y entre los candidatos vice presidenciales. Ahí en un mano a mano se pueden decidir las elecciones; con una pregunta indiscreta de un periodista o con un error garrafal de uno de los candidatos.
En ellos puede ocurrir cualquier cosa, y más de una elección ha sido decidida por estos debates. Es un ejemplo vivo de la democracia en acción. Eventos en los cuales los aspirantes a la presidencia pueden demostrarle al público en forma directa las razonas por las cuales deben votar por ellos y no por sus rivales. A la vez, tiene la presión de no equivocarse. Un desliz puede costarles la elección.
Los debates modernos son creación del mundo de la televisión. El primero ocurrió en 1960 entre el entonces Vicepresidente Richard Nixon y el candidato demócrata el senador John F. Kennedy. Los que oyeron los debates por radio dicen que Nixon había sido el vencedor. Pero los que lo vieron no pudieron con el dominio de la cámara que mostró Kennedy y con “la sombre de las cinco” en la cara de Nixon. El vicepresidente se había negado a que lo maquillaran y su imagen sufrió.
En ese mismo debate Kennedy aprovechó que Nixon sabía los planes de la invasión de Bahía de Cochinos y que no podría ripostarle a sus ataques que la administración republicana no había hecho nada por sacar a Castro de Cuba. Ese fue el primer debate y el que le dio la presidencia a Kennedy en 1960.
De ahí hay que saltar a 1976 antes que los candidatos se pusieran de acuerdo de nuevo a debatir en público por televisión. Ahí el vencedor fue Jimmy Carter que se aprovechó de un error del presidente Gerald Ford que había dicho que los soviéticos no dominaban Europa del Este. Ford fue el hazme reír del debate y Carter ganó.
Cuatro años después le tocó a Carter ser el blanco del humor del candidato republicano Ronald Reagan, quien tenía que demostrar moderación y buen humor. El que fuera un actor de reparto antes de ser político se aprovechó de las circunstancias para explicar su política a la nación. Y logró su cometido.
Reagan volvió a ser el protagonista en los debates de 1984, usando el humor para vencer a su contrincante, el entonces senador Walter Mondale. Muchos decían que Reagan estaba muy viejo para ser presidente y Reagan respondió a una pregunta sobre su edad diciendo: “Yo no voy a hablar de mi edad en esta campaña. No voy a aprovecharme de mi edad para para demostrar lo joven e inexperto que es mi contrincante”. Todos, incluyendo Mondale se rieron y Reagan ganó las elecciones de calle.
Hay muchos otros ejemplos; como el del candidato demócrata Michael Dukakis que en 1988 que repitió su oposición a la pena de muerte cuando un periodista le preguntara cuál sería su reacción si su mujer era violada y asesinada.
Hay más, muchos más.
Es suficiente decir que los debates muchas veces juegan un papel de enorme importancia en el resultado de las elecciones. Y en el 2012, al binomio republicano de Romney y Paul Ryan, necesitan ganar los debates para arrebatarle la Casa Blanca al Presidente Obama.
Este año hay tres debates programados entre los candidatos presidenciales y uno entre los vicepresidenciales. Cada uno tiene un formato diferente y las preguntas deben ceñirse al tema de ese debate.
El primer debate presidencial está señalado para e 3 de octubre en la Universidad de Colorado en Denver con Jim Lehrer como moderador y tratará de temas de política doméstica. El segundo tendrá lugar el 16 de octubre en la Universidad de Hofstra en Hempstead, Nueva York y será moderado por Candy Crowley, de la Cadena CNN. En el mismo, personas del público invitado podrán hacerles preguntas a los candidatos.
El tercer debate tendrá lugar el 22 de octubre en la Universidad de Lynn en Boca Ratón, Florida y será moderado por Bob Schieffer, moderador del programa político de la cadena CBS.
Entre el primero y el segundo debate se enfrentaran los candidatos a la vicepresidencia, el titular demócrata Joe Biden contra Paul Ryan. Este debate ocurrirá el 11 de octubre y el tema será la política exterior de Estados Unidos. El debate tendrá lugar en el Centre College en Danville, Kentucky y será moderado por Martha Raddatz corresponsal de asuntos internacionales de la cadena ABC.
Todos los candidatos se preparan con tiempo para estos debates conscientes que cualquier desliz les puede costa la elección.
Obama tuvo un buen repunte después de la Convención Demócrata; no así Romney con la Convención Republicana. Ahora sólo falta la propaganda política, los discursos y lo más importante en las campañas desde 1976 – los debates entre los candidatos presidenciales y entre los candidatos vice presidenciales. Ahí en un mano a mano se pueden decidir las elecciones; con una pregunta indiscreta de un periodista o con un error garrafal de uno de los candidatos.
En ellos puede ocurrir cualquier cosa, y más de una elección ha sido decidida por estos debates. Es un ejemplo vivo de la democracia en acción. Eventos en los cuales los aspirantes a la presidencia pueden demostrarle al público en forma directa las razonas por las cuales deben votar por ellos y no por sus rivales. A la vez, tiene la presión de no equivocarse. Un desliz puede costarles la elección.
Los debates modernos son creación del mundo de la televisión. El primero ocurrió en 1960 entre el entonces Vicepresidente Richard Nixon y el candidato demócrata el senador John F. Kennedy. Los que oyeron los debates por radio dicen que Nixon había sido el vencedor. Pero los que lo vieron no pudieron con el dominio de la cámara que mostró Kennedy y con “la sombre de las cinco” en la cara de Nixon. El vicepresidente se había negado a que lo maquillaran y su imagen sufrió.
En ese mismo debate Kennedy aprovechó que Nixon sabía los planes de la invasión de Bahía de Cochinos y que no podría ripostarle a sus ataques que la administración republicana no había hecho nada por sacar a Castro de Cuba. Ese fue el primer debate y el que le dio la presidencia a Kennedy en 1960.
De ahí hay que saltar a 1976 antes que los candidatos se pusieran de acuerdo de nuevo a debatir en público por televisión. Ahí el vencedor fue Jimmy Carter que se aprovechó de un error del presidente Gerald Ford que había dicho que los soviéticos no dominaban Europa del Este. Ford fue el hazme reír del debate y Carter ganó.
Cuatro años después le tocó a Carter ser el blanco del humor del candidato republicano Ronald Reagan, quien tenía que demostrar moderación y buen humor. El que fuera un actor de reparto antes de ser político se aprovechó de las circunstancias para explicar su política a la nación. Y logró su cometido.
Reagan volvió a ser el protagonista en los debates de 1984, usando el humor para vencer a su contrincante, el entonces senador Walter Mondale. Muchos decían que Reagan estaba muy viejo para ser presidente y Reagan respondió a una pregunta sobre su edad diciendo: “Yo no voy a hablar de mi edad en esta campaña. No voy a aprovecharme de mi edad para para demostrar lo joven e inexperto que es mi contrincante”. Todos, incluyendo Mondale se rieron y Reagan ganó las elecciones de calle.
Hay muchos otros ejemplos; como el del candidato demócrata Michael Dukakis que en 1988 que repitió su oposición a la pena de muerte cuando un periodista le preguntara cuál sería su reacción si su mujer era violada y asesinada.
Hay más, muchos más.
Es suficiente decir que los debates muchas veces juegan un papel de enorme importancia en el resultado de las elecciones. Y en el 2012, al binomio republicano de Romney y Paul Ryan, necesitan ganar los debates para arrebatarle la Casa Blanca al Presidente Obama.
Este año hay tres debates programados entre los candidatos presidenciales y uno entre los vicepresidenciales. Cada uno tiene un formato diferente y las preguntas deben ceñirse al tema de ese debate.
El primer debate presidencial está señalado para e 3 de octubre en la Universidad de Colorado en Denver con Jim Lehrer como moderador y tratará de temas de política doméstica. El segundo tendrá lugar el 16 de octubre en la Universidad de Hofstra en Hempstead, Nueva York y será moderado por Candy Crowley, de la Cadena CNN. En el mismo, personas del público invitado podrán hacerles preguntas a los candidatos.
El tercer debate tendrá lugar el 22 de octubre en la Universidad de Lynn en Boca Ratón, Florida y será moderado por Bob Schieffer, moderador del programa político de la cadena CBS.
Entre el primero y el segundo debate se enfrentaran los candidatos a la vicepresidencia, el titular demócrata Joe Biden contra Paul Ryan. Este debate ocurrirá el 11 de octubre y el tema será la política exterior de Estados Unidos. El debate tendrá lugar en el Centre College en Danville, Kentucky y será moderado por Martha Raddatz corresponsal de asuntos internacionales de la cadena ABC.
Todos los candidatos se preparan con tiempo para estos debates conscientes que cualquier desliz les puede costa la elección.