Escribir sobre los mártires de la lucha contra el régimen totalitario es complejo y penoso, pero lo peor es que se puede ser injusto al no hacer referencia a uno y a todos de los muchos que han caído defendiendo la libertad y la democracia en Cuba.
Desde los primeros meses de 1960, cientos de hombres habían tomado las armas o se aprestaban para ello, con el fin de defender con sus vidas el derecho de pensar y vivir en libertad.
Pero antes de llegar a la guerra fueron muchos los esfuerzos para evitarla.
El trabajo cívico entre otros dirigentes políticos de innegables credenciales democráticas, como José Ignacio Rasco, Antonio José Varona y Aureliano Sánchez Arango. Las protestas del presidente Manuel Urrutia y de los comandantes Pedro Luis Díaz Lanz y Huber Matos y la crisis que enfrento David Salvador en el decimo Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba.
La dignidad de Pedro Luis Boitel para impedir que el gobierno controlara la FEU, sin pasar por alto la viril protesta estudiantil protagonizada entre otros por Alberto Muller, Juan Manuel Salvat y Joaquín Pérez Rodríguez.
No obstante la falta de convicciones democráticas de los gobernantes determinó que una vez mas los llanos y montañas, desde Pinar del Rio hasta Oriente, pero con una crueldad sin precedentes a excepción de los combates de las Guerras de Independencia, fueran escenarios de una cruenta lucha en la que lamentablemente no venció la justicia sino la fuerza.
Las ciudades y poblados fueron los focos de la primera resistencia. Hombres y mujeres, algunas de ellas como Zoila Almeida," La Niña de Placetas", Oristela López, Vivian de Castro y Gloria Agudín, también se unieron a las guerrillas hasta ser apresadas y cumplir, al igual que otros miles de mujeres y hombres, largos años de cárcel.
Otro aspecto a destacar es que la mayoría de las organizaciones creadas para enfrentar el totalitarismo se identificaban con la Revolución, compartían la convicción de que era necesario hacer cambios políticos y sociales en la isla, pero en un marco democrático y de derecho.
Se gestó un poderoso movimiento clandestino que tenía sus propias estrategias, pero que también eran el sostén fundamental de los grupos guerrilleros que paradójicamente en su mayoría eran liderados por ex oficiales del ejército rebelde, por hombres que también se habían alzado o combatido en la clandestinidad, al régimen de Fulgencio Batista.
Entre esos hombres hay que incluir a Porfirio Remberto Ramírez Ruiz, "El Negro", un joven capitán del ejército rebelde que fue fusilado cuando presidía la Federación de Estudiantes Universitario de Las Villas. Un campesino, también capitán del ejército rebelde, Sinesio Walsh Rios, y un dirigente sindical y maestro, el comandante del ejército rebelde, Plinio Prieto.
Estos tres oficiales del ejército rebelde fueron fusilados el 12 de octubre de 1960 junto a otros dos cubanos que la historia de nuestro país nunca debe olvidar, Ángel Rodríguez del Sol y José Palomino Colon.
Estos hombres fueron procesados junto a más de un centenar de sus compatriotas. Las condenas estaban decididas, pero nunca se emitió una sentencia oficial. Los verdugos clave de ese día fueron el presidente del tribunal, Claudio López Cardet y el comandante Félix Torres, un personaje siniestro que determinaban quien vivía y moría en la región del Escambray.
Refieren testigos de la época que cuando el autobús que transportaba a los condenados pasó por Manicaragua, uno de ellos gritó con firmeza y sin atisbos de temor, "nos llevan para La Campana para fusilarnos".
Fidel Castro siente un profundo desprecio por los cubanos, pero particularmente por aquellos que han tenido el coraje de enfrentarlo. Siempre ha ignorado el heroísmo de sus opositores, lo que quizá motivó la siguiente carta a Hugo Chávez, "Chávez, la guerra tuya es muy distinta a la mía. Aquí mis enemigos más acérrimos se fueron, están en Miami. Allá tú los tienes en tus narices. Tú Miami está allá Chávez".
Falsa como todo él, esta afirmación del dictador. Desde que llegó al poder un amplio sector del pueblo enfrentó a su régimen y en consecuencia miles murieron ante el paredón de fusilamiento, otros tanto en combate.
En Cuba hay desaparecidos porque el régimen nunca ha informado a sus deudos de la muerte de un pariente. Cerca de medio millón de hombres y mujeres han pasado por la prisión, y 53 años después el principal foco de la oposición no está exiliada, se encuentra en Cuba, y en su mayoría nacieron después del triunfo del totalitarismo.
Desde los primeros meses de 1960, cientos de hombres habían tomado las armas o se aprestaban para ello, con el fin de defender con sus vidas el derecho de pensar y vivir en libertad.
Pero antes de llegar a la guerra fueron muchos los esfuerzos para evitarla.
El trabajo cívico entre otros dirigentes políticos de innegables credenciales democráticas, como José Ignacio Rasco, Antonio José Varona y Aureliano Sánchez Arango. Las protestas del presidente Manuel Urrutia y de los comandantes Pedro Luis Díaz Lanz y Huber Matos y la crisis que enfrento David Salvador en el decimo Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba.
La dignidad de Pedro Luis Boitel para impedir que el gobierno controlara la FEU, sin pasar por alto la viril protesta estudiantil protagonizada entre otros por Alberto Muller, Juan Manuel Salvat y Joaquín Pérez Rodríguez.
No obstante la falta de convicciones democráticas de los gobernantes determinó que una vez mas los llanos y montañas, desde Pinar del Rio hasta Oriente, pero con una crueldad sin precedentes a excepción de los combates de las Guerras de Independencia, fueran escenarios de una cruenta lucha en la que lamentablemente no venció la justicia sino la fuerza.
Las ciudades y poblados fueron los focos de la primera resistencia. Hombres y mujeres, algunas de ellas como Zoila Almeida," La Niña de Placetas", Oristela López, Vivian de Castro y Gloria Agudín, también se unieron a las guerrillas hasta ser apresadas y cumplir, al igual que otros miles de mujeres y hombres, largos años de cárcel.
Otro aspecto a destacar es que la mayoría de las organizaciones creadas para enfrentar el totalitarismo se identificaban con la Revolución, compartían la convicción de que era necesario hacer cambios políticos y sociales en la isla, pero en un marco democrático y de derecho.
Se gestó un poderoso movimiento clandestino que tenía sus propias estrategias, pero que también eran el sostén fundamental de los grupos guerrilleros que paradójicamente en su mayoría eran liderados por ex oficiales del ejército rebelde, por hombres que también se habían alzado o combatido en la clandestinidad, al régimen de Fulgencio Batista.
Entre esos hombres hay que incluir a Porfirio Remberto Ramírez Ruiz, "El Negro", un joven capitán del ejército rebelde que fue fusilado cuando presidía la Federación de Estudiantes Universitario de Las Villas. Un campesino, también capitán del ejército rebelde, Sinesio Walsh Rios, y un dirigente sindical y maestro, el comandante del ejército rebelde, Plinio Prieto.
Estos tres oficiales del ejército rebelde fueron fusilados el 12 de octubre de 1960 junto a otros dos cubanos que la historia de nuestro país nunca debe olvidar, Ángel Rodríguez del Sol y José Palomino Colon.
Estos hombres fueron procesados junto a más de un centenar de sus compatriotas. Las condenas estaban decididas, pero nunca se emitió una sentencia oficial. Los verdugos clave de ese día fueron el presidente del tribunal, Claudio López Cardet y el comandante Félix Torres, un personaje siniestro que determinaban quien vivía y moría en la región del Escambray.
Refieren testigos de la época que cuando el autobús que transportaba a los condenados pasó por Manicaragua, uno de ellos gritó con firmeza y sin atisbos de temor, "nos llevan para La Campana para fusilarnos".
Fidel Castro siente un profundo desprecio por los cubanos, pero particularmente por aquellos que han tenido el coraje de enfrentarlo. Siempre ha ignorado el heroísmo de sus opositores, lo que quizá motivó la siguiente carta a Hugo Chávez, "Chávez, la guerra tuya es muy distinta a la mía. Aquí mis enemigos más acérrimos se fueron, están en Miami. Allá tú los tienes en tus narices. Tú Miami está allá Chávez".
Falsa como todo él, esta afirmación del dictador. Desde que llegó al poder un amplio sector del pueblo enfrentó a su régimen y en consecuencia miles murieron ante el paredón de fusilamiento, otros tanto en combate.
En Cuba hay desaparecidos porque el régimen nunca ha informado a sus deudos de la muerte de un pariente. Cerca de medio millón de hombres y mujeres han pasado por la prisión, y 53 años después el principal foco de la oposición no está exiliada, se encuentra en Cuba, y en su mayoría nacieron después del triunfo del totalitarismo.