El profesor Carmelo Mesa Lago, uno de los mayores expertos en la economía cubana, definió tres categorías en las que se hace muy evidente la desigualdad en la isla: social, racial y provincial.
Al ser entrevistado por Infolatam, opinó que las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro no han hecho más que profundizar las diferencias en la sociedad cubana.
“El ingreso promedio de los cuentapropistas es 2,3 veces el salario medio estatal; las remesas externas y pagos en divisas ensanchan aún más la brecha; el coeficiente Gini estimado en 0,407 en 1999 debe haber crecido desde entonces".
Agrega el profesor que "la desigualdad racial ha aumentado por el menor acceso de los afrocubanos, comparados con los blancos, a remesas, empleos en turismo, empresas mixtas y el sector privado –cuyos ingresos son muy superiores al salario estatal recibido por el 83% de los afrocubanos. Y a todo esto hay que unir que el costo de los servicios sociales es insostenible: 53% del presupuesto estatal y 34% del PIB”.
En su último libro “Cuba en la era de Raúl Castro. Reformas económico-sociales y sus efectos”, Mesa Lago analiza los últimos experimentos de la Cuba de hoy, donde, a su juicio, el principal problema que padece el programa reformista cubano, es de índole política debido a la falta de unidad que existe en el interior del régimen.
El experto afirmó que, a pesar de lo que dice Raúl Castro sobre la unidad en la dirigencia, todo indica que existen desacuerdos en la cúpula del poder, así como en los niveles intermedios, ya que unos apoyan las reformas para mejorar la economía y otros las rechazan por temor a desatar fuerzas que se escapan del control del régimen.
Mesa Lago afirmó que la eficacia de las reformas está obstruida por objetivos contradictorios; se busca aumentar la producción para reducir las importaciones, pero a la vez se pone énfasis en la planificación central, el control estatal y los fuertes impuestos al sector privado.
“La actualización del modelo económico, con predominio de la planificación centralizada y la empresa estatal, acumula ya 52 años de similares intentos fallidos. A pesar del usufructo y otras reformas en la agricultura, la producción cayó en 2010 y si bien aumentó en 2011 en el sector no estatal, no se sabe si fue por los usufructuarios o por campesinos no afiliados a cooperativas. Las metas de despidos en el sector estatal se incumplieron en 2011, mientras que la creación de empleos por cuenta propia y cooperativas fue importante pero insuficiente para ocupar a los despedidos”, explicó el experto.
Al ser entrevistado por Infolatam, opinó que las reformas emprendidas por el gobierno de Raúl Castro no han hecho más que profundizar las diferencias en la sociedad cubana.
“El ingreso promedio de los cuentapropistas es 2,3 veces el salario medio estatal; las remesas externas y pagos en divisas ensanchan aún más la brecha; el coeficiente Gini estimado en 0,407 en 1999 debe haber crecido desde entonces".
Agrega el profesor que "la desigualdad racial ha aumentado por el menor acceso de los afrocubanos, comparados con los blancos, a remesas, empleos en turismo, empresas mixtas y el sector privado –cuyos ingresos son muy superiores al salario estatal recibido por el 83% de los afrocubanos. Y a todo esto hay que unir que el costo de los servicios sociales es insostenible: 53% del presupuesto estatal y 34% del PIB”.
En su último libro “Cuba en la era de Raúl Castro. Reformas económico-sociales y sus efectos”, Mesa Lago analiza los últimos experimentos de la Cuba de hoy, donde, a su juicio, el principal problema que padece el programa reformista cubano, es de índole política debido a la falta de unidad que existe en el interior del régimen.
El experto afirmó que, a pesar de lo que dice Raúl Castro sobre la unidad en la dirigencia, todo indica que existen desacuerdos en la cúpula del poder, así como en los niveles intermedios, ya que unos apoyan las reformas para mejorar la economía y otros las rechazan por temor a desatar fuerzas que se escapan del control del régimen.
Mesa Lago afirmó que la eficacia de las reformas está obstruida por objetivos contradictorios; se busca aumentar la producción para reducir las importaciones, pero a la vez se pone énfasis en la planificación central, el control estatal y los fuertes impuestos al sector privado.
“La actualización del modelo económico, con predominio de la planificación centralizada y la empresa estatal, acumula ya 52 años de similares intentos fallidos. A pesar del usufructo y otras reformas en la agricultura, la producción cayó en 2010 y si bien aumentó en 2011 en el sector no estatal, no se sabe si fue por los usufructuarios o por campesinos no afiliados a cooperativas. Las metas de despidos en el sector estatal se incumplieron en 2011, mientras que la creación de empleos por cuenta propia y cooperativas fue importante pero insuficiente para ocupar a los despedidos”, explicó el experto.