El futuro de Rusia en las próximas dos décadas está lleno de interrogantes y el país, geográficamente a caballo de dos continentes, se verá influído tanto por los acontecimientos internacionales como por su actitud ante las culturas y economías de Asia y de Europa.
Esta es la conclusión a la que llegan los autores de TENDENCIAS GLOBALES 2030, un estudio patrocinado por el gobierno de Estados Unidos en el que participan amplios sectores académicos y gubernamentales, tanto dentro como fuera del país.
Rusia participa de la tendencia europea hacia un declive demográfico, señala el informe. Con una población de 142 millones, según los estimados de las Naciones Unidas, el país ha perdido 6 millones de habitantes desde 1991. Sy índice de natalidad es semejante al de la Europa Occidental, pero la esperanza de vida es 15 años menor que la de sus vecinos europeos. Además, Rusia también perdió habitantes a causa de la crisis económica que siguió a la caída del imperio soviético, cuando muchas personas se fueron a trabajar al extranjero.
Aunque hay indicios de que la tendencia puede haberse estabilizado, o incluso cambiado, es inevitable que lleve a grandes cambios sociales. En parte porque el freno en su caída demográfica se debe a la inmigración, lo cual cambia el carácter étnico del país y en parte también por el gran crecimiento de un grupo étnico donde no hay baja de natalidad, que es su población musulmana.
Rusia tiene aproximadamente 20 millones de ciudadanos musulmanes, el 14% de su ciudadanía y el estudio prevé que el porcentaje se eleve a 19 en el año 2030, lo que puede agravar las tensiones étcnicas ya existentes en el país de mayoría ortodoxa .
En cualquier caso, la caída demográfica es un freno para el crecimiento económico y, aunque algunos indicios apuntan a un cambio de sentido, pues por primera vez este mes de diciembre en Rusia hubo más nacimientos que defunciones, el estudio señala que las próximas dos décadas probablemente verán caer la disponibilidad de mano de obra.
Para resolver sus problemas económicos, Rusia debería fomentar las exportaciones de productos manufacturados. Su entrada en la Organización Mundial de Comercio sería un empuje en este sentido porque podría aumentar el Producto Nacional Bruto en un 3% a corto plazo, y en un 11% a largo plazo.
La colaboración de Rusia con Occidente y China será determinante y beneficiosa si consigue una relación estable y una buena cooperación. En cualquier caso, el estudio no prevé un cambio en la actitud nacionalista rusa ante el resto del mundo y apunta a los debates dentro del país acerca del rumbo que debe seguir.
Si este nacionalismo impulsa a Rusia a reconstruir su poderío militar, puede verse enfrentada a China y sus relaciones con el resto del mundo serán más difíciles. Existe también el riesgo de que utilice este poderío militar para intimidar y dominar a sus vecinos. El estudio parece reconstruir partes de la historia rusa, cuando ve el peligro mayor en caso de que apremien las dificultades económicas, pues sus líderes se verían tentados a buscar apoyo popular en el nacionalismo y esto se reflejaría en una actitud de dominio de sus vecinos inmediatos.
Esta es la conclusión a la que llegan los autores de TENDENCIAS GLOBALES 2030, un estudio patrocinado por el gobierno de Estados Unidos en el que participan amplios sectores académicos y gubernamentales, tanto dentro como fuera del país.
Rusia participa de la tendencia europea hacia un declive demográfico, señala el informe. Con una población de 142 millones, según los estimados de las Naciones Unidas, el país ha perdido 6 millones de habitantes desde 1991. Sy índice de natalidad es semejante al de la Europa Occidental, pero la esperanza de vida es 15 años menor que la de sus vecinos europeos. Además, Rusia también perdió habitantes a causa de la crisis económica que siguió a la caída del imperio soviético, cuando muchas personas se fueron a trabajar al extranjero.
Aunque hay indicios de que la tendencia puede haberse estabilizado, o incluso cambiado, es inevitable que lleve a grandes cambios sociales. En parte porque el freno en su caída demográfica se debe a la inmigración, lo cual cambia el carácter étnico del país y en parte también por el gran crecimiento de un grupo étnico donde no hay baja de natalidad, que es su población musulmana.
Rusia tiene aproximadamente 20 millones de ciudadanos musulmanes, el 14% de su ciudadanía y el estudio prevé que el porcentaje se eleve a 19 en el año 2030, lo que puede agravar las tensiones étcnicas ya existentes en el país de mayoría ortodoxa .
En cualquier caso, la caída demográfica es un freno para el crecimiento económico y, aunque algunos indicios apuntan a un cambio de sentido, pues por primera vez este mes de diciembre en Rusia hubo más nacimientos que defunciones, el estudio señala que las próximas dos décadas probablemente verán caer la disponibilidad de mano de obra.
Para resolver sus problemas económicos, Rusia debería fomentar las exportaciones de productos manufacturados. Su entrada en la Organización Mundial de Comercio sería un empuje en este sentido porque podría aumentar el Producto Nacional Bruto en un 3% a corto plazo, y en un 11% a largo plazo.
La colaboración de Rusia con Occidente y China será determinante y beneficiosa si consigue una relación estable y una buena cooperación. En cualquier caso, el estudio no prevé un cambio en la actitud nacionalista rusa ante el resto del mundo y apunta a los debates dentro del país acerca del rumbo que debe seguir.
Si este nacionalismo impulsa a Rusia a reconstruir su poderío militar, puede verse enfrentada a China y sus relaciones con el resto del mundo serán más difíciles. Existe también el riesgo de que utilice este poderío militar para intimidar y dominar a sus vecinos. El estudio parece reconstruir partes de la historia rusa, cuando ve el peligro mayor en caso de que apremien las dificultades económicas, pues sus líderes se verían tentados a buscar apoyo popular en el nacionalismo y esto se reflejaría en una actitud de dominio de sus vecinos inmediatos.