Si la repercusión de la llegada de Yoani Sánchez a Brasil confirmó —según la prensa brasileña— la organización de los ‘actos de repudio’ por parte de la embajada cubana, materializado en la ruidosa bienvenida de Yoani por un grupito de asalariados del embajador cubano en el aeropuerto de Recife (confirmando la información de la revista VEJA) el pretendido linchamiento en “Feria de Santana” por otra claque traída de otras ciudades del estado de la Bahía, vino a colocar definitivamente la opinión pública brasileña del lado de la frágil y activa cubanita.
La canallada de “Feria de Santana” fue ejecutada además contra uno de los senadores más queridos y respetados entre los políticos brasileños, Eduardo Suplicy, con reconocida militancia en la izquierda, objeto de improperios y faltas de respeto de la turba sedienta de sangre. Lo sucedido quedó como un acto de intolerancia inadmisible, no sólo contra una supuesta bloguera “agente de la CIA” como se quería hacer ver, sino como un intento de un país extranjero (el gobierno cubano) de definir el curso de la política interna del Gigante Sudamericano.
Después de la referida presentación pública en “Feria de Santana”, Bahía, Brasil, que tenía por objetivo la exhibición del documental del cineasta brasileño Dado Galvão —objetivo frustrado por obra y gracia de la baderna que organizaron los manifestantes pagados por la embajada cubana en Brasilia— las posteriores presentaciones de Yoani Sánchez en Brasil tenían el simple y único objetivo de escuchar lo que ella tenía que decir sobre los tópicos más variados, todos centrados en una isla muy querida para los brasileños de todas las tendencias: Cuba.
Después de esa primera noche de intolerancia, vencida con el coraje de la bloguera y el apoyo del senador Suplicy, a Yoani le fue ofrecido una cena en la residencia de uno de los organizadores de las actividades en la ciudad, donde la bloguera cubana compartió toda la noche con el senador Eduardo Suplicy, participante importante de los actos de ese día, fundador y miembro destacado del PT brasileño, como es conocido. Yoani y Suplicy hablaron largamente.
El día siguiente, martes 19 de Febrero, aguardaba a Yoani una comparecencia —en la parte de mañana— ante la prensa nacional e internacional, con la asistencia de periodistas credenciados solamente. Al final de la tarde tendría una segunda presentación suya ante estudiantes de la Universidad local, que se efectuaría ya con todas las reglas de seguridad que garantizaran a la bloguera cubana su participación en el acto, sin riesgos de posibles agresiones físicas.
Yoani Sánchez es una mujer frágil y frugal. Durante la cena ofrecida la noche del lunes 18/02 y el desayuno del día siguiente, pude comprobar que “no come nada”. “Yoani come carne, está deliciosa” le dije durante la cena. “No me gusta la carne, es que no estoy acostumbrada”. Para el desayuno ni siquiera probó el café con leche. “Es que en Cuba sólo desayuno un poco de café”. Una mesa repleta de frutas, banana entre ellas, ni siquiera llamó su atención. Y confirmando las mentiras del dossier preparado por la policía política cubana contra ella; tampoco tomó cerveza durante la cena, “no me gusta”.
En realidad, la fragilidad física de Yoani es en parte producto de su estructura física propia, pero también producto de una alimentación deficiente, no necesariamente relacionada con escasez de productos, cosa comprensible dentro de Cuba, pero que en el exterior no tiene explicación. Es simple falta de costumbre de comer.
La comparecencia de Yoani ante la prensa la mañana del martes 19/02 fue normal. No había manifestantes frente al auditorio donde unos 30-40 periodistas aguardaban a Yoani para escucharla. El moderador de la actividad pidió, por el hecho de haber muchos periodistas municipales y regionales, que hubiera traducción al portugués de las respuestas de la bloguera.
Como traductor improvisado, me coloqué junto a Yoani en la mesa del estrado, en un pequeño teatro local, donde la platea estaba conformada exclusivamente por periodistas, camarógrafos y fotógrafos. Hubo cuatro temas que se repitieron en casi todas las presentaciones públicas de Yoani y que también se tocaron en casi todas las entrevistas que concedió en Brasil: el embargo norteamericano, “los 5” espías presos en EUA; la base naval de Guantánamo y las fuentes de financiamiento de su largo viaje internacional.
Estas preguntas, impuestas por la agenda de la embajada cubana y no por la propia Yoani, fueron el “plato fuerte” del día anterior, al que se añadió entonces su supuesta “pertenencia a la CIA” norteamericana, que Yoani despachó entonces con otra pregunta a los revoltosos: “Uds. creen que si el gobierno de Cuba supiera realmente que yo soy agente de la CIA, podría circular libremente por la Habana”.
Sobre el embargo Yoani ha respondido en más de 20 ocasiones el siguiente punto de vista: “estoy en contra del embargo por tres razones; primero, lo considero injerencista y detesto toda injerencia de un país grande en los asuntos de un país pequeño; segundo, lo creo un ‘fósil de la guerra fría’ que debe ser eliminado para seguir adelante, y tercero por que el embargo es la tabla de salvación del gobierno cubano para justificar su ineficiencia económica, ya que toda carestía de productos o servicios lo justifica culpando al embargo”.
En la conferencia de prensa agrego: “el embargo no es un tema para los cubanos que vivimos dentro la Isla; lo que nos importa dentro de Cuba es el embargo que el gobierno tiene sobre nosotros, que nos ha embargado nuestra libertad de expresión, de asociación, de acceso a la Internet, entre otros”.
Sobre “los 5” ‘miembros del ministerio del interior’ (como los califica Yoani) dijo: “déjeme decirle que no eran 5, sino 14 miembros del ministerio del interior cubano, presos dentro de EUA mientras conformaban una Red de espionaje llamada ‘Red Avispa’; 9 de ellos de ellos hicieron acuerdos con la fiscalía de EUA y reconocieron sus culpas, envolviendo a los 5 compañeros que no quisieron hacer acuerdos, por lo que recibieron penas mayores. Ninguno es inocente”.
Sobre la cárcel en la Base de Guantánamo expresó: “yo soy una activista cubana, que lucho por defender la falta de libertades de todo tipo en Cuba; la cárcel de Guantánamo, aunque está en Cuba, no es un problema cubano, es norteamericano; sé que en EUA hay muchos activistas que luchan por cerrar esa cárcel de Guantánamo, de manera que son problemas diferentes; se dice que ha habido violación de los derechos humanos dentro de esa cárcel, bueno, yo no estoy de acuerdo con la violación de los derechos humanos, en ningún lugar donde sean violados”.
Sobre la fuente de su financiamiento, explicó: “mi viaje a Brasil fue financiado por una colecta entre cubanos residentes en Brasil y brasileños amigos de Dado Galvão (yo soy testigo de la colecta, para la cual hube de “poner” 300 Reales, unos 150 dólares) contabilidad que Galvão ha puesto transparentemente en su Blog de Internet. Mi viaje a Praga está financiado por Amnistía Internacional, porque fui convidada como jurado de un festival de Cine que ella organiza; iré a Italia a recoger un premio que antes no me permitieron recoger, que incluía —en la época— el boleto de avión; de Italia voy a España por el premio de “El País”, que también incluye boleto de avión; de España salgo a Nueva York, convidada por estudiantes de dos universidades, en las que daré cursos sobre informática; de NY voy a Miami para visitar mi hermana, con boleto de avión pagado con su dinero; de Miami voy a México, a una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, de la cual soy vice presidenta (cargo que detento sin salario, como equivocadamente dice la propaganda cubana) pero ellos sí me financian el pasaje.
Al inicio de la noche de ese martes 19/02 nos preparamos para otro embate contra la turbas, en función que se trataba de una universidad. Estábamos totalmente equivocados. La presentación de Yoani fue en una especie de campo deportivo, de las dimensiones algo mayores que un campo de tenis, con una platea de dos mil alumnos universitarios, sin que faltara el grupito de 15-20 asalariados de la embajada, con sus carteles, pero sin gritería, porque la masa de los dos mil estudiantes presentes simplemente los calló con silbidos y una gritería mayor de repudio. Yoani y yo subimos a un estrado relativamente alto, lo cual nos protegía.
La platea estaba conformada por sillas plásticas, cuya primera fila comenzaba a prudente distancia del estrado, también como seguridad. Aquello fue tremendo. Yoani habló sobre su Blog, su experiencia en la informática, de cómo “armó” un computador con piezas viejas y como incursionó en las actividades de software para poder hacer, ella misma, su Blog e instalarlo en Internet.
Para la sesión de preguntas, varios del grupito de la embajada se apresuraron a pedir la palabra para tratar de “poner en crisis” a Yoani. El líder de los asalariados de la embajada hizo la primera pregunta, para la cual prolongó su introducción más del tiempo necesario; realmente hacía una arenga, de espaldas a Yoani y de frente para la platea. Yo, sentado junto a Yoani, lo interrumpí y la dije: ¿cuál es la pregunta, por favor?; el me contestó algo así como que tenía que continuar hablando; yo le dije: “mira, las personas presentes aquí vinieron a escuchar a Yoani, no a ti”, yo quería continuar diciendo que su derecho era preguntar, con una introducción prudencial, pero no hacer discursos, pero no pude hablar más, la platea en pleno se paró a aplaudir mis palabras intimándolo a hacer su pregunta.
Cuando el aplauso y el repudio hacia el representante de la embajada se calmó, el joven quiso continuar su discurso y la platea lo calló con una rechifla memorable. La pregunta era sobre el mismo guión del día anterior.
Lo mejor fue después de las primeras tres preguntas, hechas por el grupito de militantes (que se mantuvo tranquilo todo el tiempo por la correlación de fuerzas adversa que había. El resto de las preguntas procedentes de estudiantes interesados en saber de Yoani y Cuba, casi siempre incluían una introducción criticando a los extremistas que hostilizaban a la bloguera, haciendo también referencias a escándalos de corrupción de los partidos de izquierda brasileños juzgados en el conocido como mensualón.
Allí comenzó a revertirse la situación de Yoani, que lució a gran altura, contestando las múltiples preguntas, seguido siempre de una atronadora ovación. La correlación de esa noche, se repitió en adelante, en toda presentación pública.
La canallada de “Feria de Santana” fue ejecutada además contra uno de los senadores más queridos y respetados entre los políticos brasileños, Eduardo Suplicy, con reconocida militancia en la izquierda, objeto de improperios y faltas de respeto de la turba sedienta de sangre. Lo sucedido quedó como un acto de intolerancia inadmisible, no sólo contra una supuesta bloguera “agente de la CIA” como se quería hacer ver, sino como un intento de un país extranjero (el gobierno cubano) de definir el curso de la política interna del Gigante Sudamericano.
Después de la referida presentación pública en “Feria de Santana”, Bahía, Brasil, que tenía por objetivo la exhibición del documental del cineasta brasileño Dado Galvão —objetivo frustrado por obra y gracia de la baderna que organizaron los manifestantes pagados por la embajada cubana en Brasilia— las posteriores presentaciones de Yoani Sánchez en Brasil tenían el simple y único objetivo de escuchar lo que ella tenía que decir sobre los tópicos más variados, todos centrados en una isla muy querida para los brasileños de todas las tendencias: Cuba.
Después de esa primera noche de intolerancia, vencida con el coraje de la bloguera y el apoyo del senador Suplicy, a Yoani le fue ofrecido una cena en la residencia de uno de los organizadores de las actividades en la ciudad, donde la bloguera cubana compartió toda la noche con el senador Eduardo Suplicy, participante importante de los actos de ese día, fundador y miembro destacado del PT brasileño, como es conocido. Yoani y Suplicy hablaron largamente.
El día siguiente, martes 19 de Febrero, aguardaba a Yoani una comparecencia —en la parte de mañana— ante la prensa nacional e internacional, con la asistencia de periodistas credenciados solamente. Al final de la tarde tendría una segunda presentación suya ante estudiantes de la Universidad local, que se efectuaría ya con todas las reglas de seguridad que garantizaran a la bloguera cubana su participación en el acto, sin riesgos de posibles agresiones físicas.
Yoani Sánchez es una mujer frágil y frugal. Durante la cena ofrecida la noche del lunes 18/02 y el desayuno del día siguiente, pude comprobar que “no come nada”. “Yoani come carne, está deliciosa” le dije durante la cena. “No me gusta la carne, es que no estoy acostumbrada”. Para el desayuno ni siquiera probó el café con leche. “Es que en Cuba sólo desayuno un poco de café”. Una mesa repleta de frutas, banana entre ellas, ni siquiera llamó su atención. Y confirmando las mentiras del dossier preparado por la policía política cubana contra ella; tampoco tomó cerveza durante la cena, “no me gusta”.
En realidad, la fragilidad física de Yoani es en parte producto de su estructura física propia, pero también producto de una alimentación deficiente, no necesariamente relacionada con escasez de productos, cosa comprensible dentro de Cuba, pero que en el exterior no tiene explicación. Es simple falta de costumbre de comer.
La comparecencia de Yoani ante la prensa la mañana del martes 19/02 fue normal. No había manifestantes frente al auditorio donde unos 30-40 periodistas aguardaban a Yoani para escucharla. El moderador de la actividad pidió, por el hecho de haber muchos periodistas municipales y regionales, que hubiera traducción al portugués de las respuestas de la bloguera.
Como traductor improvisado, me coloqué junto a Yoani en la mesa del estrado, en un pequeño teatro local, donde la platea estaba conformada exclusivamente por periodistas, camarógrafos y fotógrafos. Hubo cuatro temas que se repitieron en casi todas las presentaciones públicas de Yoani y que también se tocaron en casi todas las entrevistas que concedió en Brasil: el embargo norteamericano, “los 5” espías presos en EUA; la base naval de Guantánamo y las fuentes de financiamiento de su largo viaje internacional.
Estas preguntas, impuestas por la agenda de la embajada cubana y no por la propia Yoani, fueron el “plato fuerte” del día anterior, al que se añadió entonces su supuesta “pertenencia a la CIA” norteamericana, que Yoani despachó entonces con otra pregunta a los revoltosos: “Uds. creen que si el gobierno de Cuba supiera realmente que yo soy agente de la CIA, podría circular libremente por la Habana”.
Sobre el embargo Yoani ha respondido en más de 20 ocasiones el siguiente punto de vista: “estoy en contra del embargo por tres razones; primero, lo considero injerencista y detesto toda injerencia de un país grande en los asuntos de un país pequeño; segundo, lo creo un ‘fósil de la guerra fría’ que debe ser eliminado para seguir adelante, y tercero por que el embargo es la tabla de salvación del gobierno cubano para justificar su ineficiencia económica, ya que toda carestía de productos o servicios lo justifica culpando al embargo”.
En la conferencia de prensa agrego: “el embargo no es un tema para los cubanos que vivimos dentro la Isla; lo que nos importa dentro de Cuba es el embargo que el gobierno tiene sobre nosotros, que nos ha embargado nuestra libertad de expresión, de asociación, de acceso a la Internet, entre otros”.
Sobre “los 5” ‘miembros del ministerio del interior’ (como los califica Yoani) dijo: “déjeme decirle que no eran 5, sino 14 miembros del ministerio del interior cubano, presos dentro de EUA mientras conformaban una Red de espionaje llamada ‘Red Avispa’; 9 de ellos de ellos hicieron acuerdos con la fiscalía de EUA y reconocieron sus culpas, envolviendo a los 5 compañeros que no quisieron hacer acuerdos, por lo que recibieron penas mayores. Ninguno es inocente”.
Sobre la cárcel en la Base de Guantánamo expresó: “yo soy una activista cubana, que lucho por defender la falta de libertades de todo tipo en Cuba; la cárcel de Guantánamo, aunque está en Cuba, no es un problema cubano, es norteamericano; sé que en EUA hay muchos activistas que luchan por cerrar esa cárcel de Guantánamo, de manera que son problemas diferentes; se dice que ha habido violación de los derechos humanos dentro de esa cárcel, bueno, yo no estoy de acuerdo con la violación de los derechos humanos, en ningún lugar donde sean violados”.
Sobre la fuente de su financiamiento, explicó: “mi viaje a Brasil fue financiado por una colecta entre cubanos residentes en Brasil y brasileños amigos de Dado Galvão (yo soy testigo de la colecta, para la cual hube de “poner” 300 Reales, unos 150 dólares) contabilidad que Galvão ha puesto transparentemente en su Blog de Internet. Mi viaje a Praga está financiado por Amnistía Internacional, porque fui convidada como jurado de un festival de Cine que ella organiza; iré a Italia a recoger un premio que antes no me permitieron recoger, que incluía —en la época— el boleto de avión; de Italia voy a España por el premio de “El País”, que también incluye boleto de avión; de España salgo a Nueva York, convidada por estudiantes de dos universidades, en las que daré cursos sobre informática; de NY voy a Miami para visitar mi hermana, con boleto de avión pagado con su dinero; de Miami voy a México, a una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, de la cual soy vice presidenta (cargo que detento sin salario, como equivocadamente dice la propaganda cubana) pero ellos sí me financian el pasaje.
Al inicio de la noche de ese martes 19/02 nos preparamos para otro embate contra la turbas, en función que se trataba de una universidad. Estábamos totalmente equivocados. La presentación de Yoani fue en una especie de campo deportivo, de las dimensiones algo mayores que un campo de tenis, con una platea de dos mil alumnos universitarios, sin que faltara el grupito de 15-20 asalariados de la embajada, con sus carteles, pero sin gritería, porque la masa de los dos mil estudiantes presentes simplemente los calló con silbidos y una gritería mayor de repudio. Yoani y yo subimos a un estrado relativamente alto, lo cual nos protegía.
La platea estaba conformada por sillas plásticas, cuya primera fila comenzaba a prudente distancia del estrado, también como seguridad. Aquello fue tremendo. Yoani habló sobre su Blog, su experiencia en la informática, de cómo “armó” un computador con piezas viejas y como incursionó en las actividades de software para poder hacer, ella misma, su Blog e instalarlo en Internet.
Para la sesión de preguntas, varios del grupito de la embajada se apresuraron a pedir la palabra para tratar de “poner en crisis” a Yoani. El líder de los asalariados de la embajada hizo la primera pregunta, para la cual prolongó su introducción más del tiempo necesario; realmente hacía una arenga, de espaldas a Yoani y de frente para la platea. Yo, sentado junto a Yoani, lo interrumpí y la dije: ¿cuál es la pregunta, por favor?; el me contestó algo así como que tenía que continuar hablando; yo le dije: “mira, las personas presentes aquí vinieron a escuchar a Yoani, no a ti”, yo quería continuar diciendo que su derecho era preguntar, con una introducción prudencial, pero no hacer discursos, pero no pude hablar más, la platea en pleno se paró a aplaudir mis palabras intimándolo a hacer su pregunta.
Cuando el aplauso y el repudio hacia el representante de la embajada se calmó, el joven quiso continuar su discurso y la platea lo calló con una rechifla memorable. La pregunta era sobre el mismo guión del día anterior.
Lo mejor fue después de las primeras tres preguntas, hechas por el grupito de militantes (que se mantuvo tranquilo todo el tiempo por la correlación de fuerzas adversa que había. El resto de las preguntas procedentes de estudiantes interesados en saber de Yoani y Cuba, casi siempre incluían una introducción criticando a los extremistas que hostilizaban a la bloguera, haciendo también referencias a escándalos de corrupción de los partidos de izquierda brasileños juzgados en el conocido como mensualón.
Allí comenzó a revertirse la situación de Yoani, que lució a gran altura, contestando las múltiples preguntas, seguido siempre de una atronadora ovación. La correlación de esa noche, se repitió en adelante, en toda presentación pública.