La visita del nuevo secretario de Defensa estadounidense, John Kerry, a Arabia Saudita, Qatar y Abu Dabi forma parte del protocolo de cortesías diplomáticas de todo nuevo mandatario, pero en este caso el protocolo no preveía la nota amarga – amarga y dominante – de sus conversaciones: Siria.
Porque allá, a orillas del Mediterráneo, el Gobierno de Assad está desmoronándose vertiginosamente (la pasada madrugada los rebeldes conquistaron la primera gran urbe : Rakka, en el este del país), pero los aliados de siempre – es decir los EE.UU., Arabia Saudita y los Estados del Golfo Pérsico – discrepan radicalmente acerca de quién ha de asumir el poder en Damasco después de Assad.
Y es que mientras Washington se niega en redondo a que el poder lo asuma alguno de los grupos terroristas islámicos implicados en la guerra civil siria, Qatar y en menor medida Arabia Saudita, favorecen a los súper radicales de Al Nusra, una agrupación guerrillera que figura en la lista estadounidense de organizaciones terroristas.
Para mayor preocupación de los EE.UU. los gurrilleros de Al Nusra – unos 5.000 – constituyen la fuerza antigubernamental más poderosa y exitosa de la guerra civil siria. El hecho es muy alarmante para el Pentágono y el Departamento de Estado porque las victorias de esa agrupación se han conseguido al margen de los EE-UU : Solamente con el dinero, las armas y el asesoramiento de los “amigos” de Qatar y Arabia Saudita.
Eso de que los enemigos de uno se puedan hacer con el poder en un territorio que ha sido ininterrumpidamente clave en la historia del Oriente Medio desde have 6.000 años inquietaría a cualquier.
Pero en el caso de Washington la preocupación es aun mayor por los muchos parecidos que hay entre la actual guerra civil siria y las muchas guerras y guerras de guerrillas que tuvieron por escenario el Afganistán desde finales del siglo XX tanto contra la URSS como contra los occidentales después. En todas ellas, al margen de los episodio armados, los protagonistas fueron –y aún lo son – las guerrillas islámicas radicales de Alqaeda y sus patrocinadores del islamismo más radical : los wahabitas
Porque allá, a orillas del Mediterráneo, el Gobierno de Assad está desmoronándose vertiginosamente (la pasada madrugada los rebeldes conquistaron la primera gran urbe : Rakka, en el este del país), pero los aliados de siempre – es decir los EE.UU., Arabia Saudita y los Estados del Golfo Pérsico – discrepan radicalmente acerca de quién ha de asumir el poder en Damasco después de Assad.
Y es que mientras Washington se niega en redondo a que el poder lo asuma alguno de los grupos terroristas islámicos implicados en la guerra civil siria, Qatar y en menor medida Arabia Saudita, favorecen a los súper radicales de Al Nusra, una agrupación guerrillera que figura en la lista estadounidense de organizaciones terroristas.
Para mayor preocupación de los EE.UU. los gurrilleros de Al Nusra – unos 5.000 – constituyen la fuerza antigubernamental más poderosa y exitosa de la guerra civil siria. El hecho es muy alarmante para el Pentágono y el Departamento de Estado porque las victorias de esa agrupación se han conseguido al margen de los EE-UU : Solamente con el dinero, las armas y el asesoramiento de los “amigos” de Qatar y Arabia Saudita.
Eso de que los enemigos de uno se puedan hacer con el poder en un territorio que ha sido ininterrumpidamente clave en la historia del Oriente Medio desde have 6.000 años inquietaría a cualquier.
Pero en el caso de Washington la preocupación es aun mayor por los muchos parecidos que hay entre la actual guerra civil siria y las muchas guerras y guerras de guerrillas que tuvieron por escenario el Afganistán desde finales del siglo XX tanto contra la URSS como contra los occidentales después. En todas ellas, al margen de los episodio armados, los protagonistas fueron –y aún lo son – las guerrillas islámicas radicales de Alqaeda y sus patrocinadores del islamismo más radical : los wahabitas