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Los panes y los peces del castrismo


Una mujer se aprovisiona de pan, en La Habana (Cuba).
Una mujer se aprovisiona de pan, en La Habana (Cuba).

Cuba no produce trigo y cada vez importa menos por falta de recursos y, además, la mayor parte del pescado que captura su flota pesquera se exporta, no se vende en su comercio interno.

En el reino productivo del castrismo no se multiplican los panes ni los peces. El problema no es la ausencia del milagro sino la ineficiencia del régimen.

Cuba no produce trigo y cada vez importa menos por falta de recursos y, además, la mayor parte del pescado que captura su flota pesquera se exporta, no se vende en su comercio interno.

Un hombre muestra la pesca del día frente al Malecón habanero.
Un hombre muestra la pesca del día frente al Malecón habanero.
Es por eso que cocinar un pescado "bien habido" -ese que según las normas de racionamiento deben vender las carnicerías una vez al mes- es cada día más difícil.

Algo semejante ocurre con el pan de cada día que, para los cubanos, cuando lo consiguen, tiene un sabor diferente.

No sabe ni vale igual la humilde "bolita", pequeña y sólida como una piedra, que cuesta cinco centavos por la libreta de racionamiento, que la apetitosa barra de pan fresco y crujiente, que se vende en las tiendas de divisas al equivalente de 19 pesos en moneda nacional.

"El pan de la libreta tiene una calidad pésima, vale cinco centavos pero hay revendedores ambulantes que lo venden a peso", dijo Walter Clavel, periodista independiente que reside en Santiago de Cuba. "El que venden en la shopping es otra cosa pero una barra cuesta $0.80 de dólar, el equivalente a unos 19 pesos en moneda nacional", agregó.

​Entre un pan y otro hay toda una distancia social que 54 años de igualitarismo revolucionario no han logrado reducir. En términos económicos la diferencia se expresa en cifras.

Según los datos de la firma de análisis comercial Trade, las importaciones cubanas de trigo cayeron de $426 millones de dólares en 2011 a $233 millones en 2012.

Estados Unidos fue el principal vendedor de trigo a Cuba el pasado año con $79 millones de dólares, pero en el 2011, Francia ocupó el primer lugar en exportaciones del cereal a la isla, que compró al país europeo la cifra récord de $191 millones de dólares en trigo.

"Fueron ventas financiadas a 360 días por los propios productores", explicó a Martinoticias.com un funcionario comercial francés.

A pesar de que las importaciones de trigo se redujeron casi en un 50 por ciento y su producción nacional es insignificante, la elaboración industrial de pan mantuvo los mismos niveles de años anteriores. Un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) de Cuba, asegura que en 2012 la industria alimenticia elaboró 502 toneladas métricas de pan, en comparación con las 506 toneladas métricas elaboradas en 2011.

La explicación de este "milagro" puede ser simple. Se han usado reservas de trigo, o harina para elaborar el pan. Lleva algún otro componente añadido.

Las exportaciones cubanas de pescados, crustáceos y moluscos cayeron de $89 millones de dólares en el 2011 a sólo 18 millones en 2012. Esa drástica disminución en los niveles de exportación no significó un aumento en su venta interna.

Como el pescado es más difícil de multiplicar con elementos añadidos, los planificadores del gobierno cubano han optado por un método menos complejo: la sustitución.

El método ha dado lugar a un novedoso concepto de mercado que maneja el vocabulario popular: el pollo por pescado. Se trata de vender pollo racionado en lugar de pescado una vez al mes. Sin embargo en la mayoría de las ciudades del país el pollo no logra sustituir al pescado, porque sencillamente no hay suficientes existencias.

"Al cubano de a pie, que gana 300 pesos al mes, sólo le queda intercambiar sus miserias", afirmó Clavel.
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