La XVI Feria Internacional Agroalimentaria que se desarrolló en el recinto ferial de Rancho Boyeros, en La Habana, entre el 23 y el 31 de marzo, sirvió para festejar los 80 años de la feria, que abrió por primera vez sus puertas el 23 de febrero de 1933.
Los miles de visitantes que concurrieron a la feria, pudieron apreciar el alto desarrollo que mostraron en sus producciones las empresas agrícolas y pecuarias, los corrales de las diferentes razas de ganado vacuno, porcino, equinos, ovinos, caprino y aves de corral, unido a las maquinarias que se emplean en las labores del campo.
Los cubanos, como los extranjeros, tanto empresarios como turistas que concurrieron a la feria, carentes de la información real, después de recorrerla se llevaron una falsa imagen de cuanto ha avanzado la producción agrícola en Cuba y de que en lo referente a la seguridad alimentaria, no existen mayores problemas.
Pero de lo que mostraron las 29 empresas del Ministerio de la Agricultura, a sus reales resultados productivos va un gran trecho. Muestra de esa realidad la tenemos en el hecho de que de 1 200 700 hectáreas de tierra cultivadas el pasado año, las empresas estatales solo sembraron 125 600 hectáreas. Las restantes 1 075 100 hectáreas fueron cultivadas por los cooperativistas, campesinos y usufructuarios de tierras.
Esa falsa vitrina propagandística estuvo dirigida a ocultar que de la producción agrícola reportada en Cuba el pasado año, 6 376 600 toneladas, de ellas las empresas agrícolas estatales solo produjeron 1 084 600 toneladas, las restantes 5 292 000 toneladas las cosecharon los campesinos, cooperativistas y usufructuarios de tierras.
Los organizadores de la feria ocultaron esta realidad, al extremo que no tuvieron la delicadez, tal como la realidad lo exigía, de rendirle el merecido reconocimiento a tan encomiable trabajo de los productores privados. Fueron ellos y no las empresas agrícolas los que garantizaron y garantizan en lo fundamental la alimentación del pueblo cubano.
Los visitantes de la feria, al contemplar la abundante y variada producción agropecuaria en viandas, vegetales, hortalizas, frutas, carnes y embutidos de todo tipos, se preguntó dónde fueron a parar esas producciones, porque brilllaron por su ausencia en todo el año 2012 y en lo que va del presente en la mayoría de los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE).
Otras muestra del mal desempeño del Ministerio de la Agricultura, lo tenemos en que de los 516 246 500 litros de leche producidos el pasado año, las empresas pecuarias solo acopiaron 60 660 200 de litros, los restantes 453 586 200 litros los aportaron los productores privados.
Trabas e incumplimientos afectaron la entrega a tiempo de la leche producida. Se produjeron pérdidas por carecer los productores privados de condiciones para la conservación de la leche y por falta de insumos.
Todo esto, unido a las ventas ilícitas, derivó en que no se cumpliera lo prometido por el presidente Raúl Castro: la entrega diaria en las bodegas de la leche fresca para los niños menores de 7 años.
Si los resultados económicos de las empresas agrícolas han dejado mucho que desear, no se entiende la cantidad de galardones y trofeos entregados a ellas por los organizadores de la feria, mientras que no hubo ningún reconocimiento a los productores privados del campo y mucho menos ninguna información de las producciones realizada por estos. Es como si no existieran. Algo realmente bochornoso y escandaloso. Máxime que los productores del campo ya sobrepasan los 400 000 y que el pasado año fueron lo que más aportaron a la alimentación de los cubanos.
Tampoco hubo información de las 1,5 millones de hectáreas de tierras entregadas en usufructo y cuantas de ellas están en producción.
A pesar de los graves problemas que hoy atraviesa la agricultura estatal, las autoridades cubanas persisten en la descabellada apuesta a la planificación y no al mercado. A pesar de su comprobada ineficacia, se persiste en ese camino.
La recién finalizada Feria Internacional Agroalimentaria ocultó la actividad de los productores privados, para que la población no ponga en entredicho la ineficiente producción estatal.
Los miles de visitantes que concurrieron a la feria, pudieron apreciar el alto desarrollo que mostraron en sus producciones las empresas agrícolas y pecuarias, los corrales de las diferentes razas de ganado vacuno, porcino, equinos, ovinos, caprino y aves de corral, unido a las maquinarias que se emplean en las labores del campo.
Los cubanos, como los extranjeros, tanto empresarios como turistas que concurrieron a la feria, carentes de la información real, después de recorrerla se llevaron una falsa imagen de cuanto ha avanzado la producción agrícola en Cuba y de que en lo referente a la seguridad alimentaria, no existen mayores problemas.
Pero de lo que mostraron las 29 empresas del Ministerio de la Agricultura, a sus reales resultados productivos va un gran trecho. Muestra de esa realidad la tenemos en el hecho de que de 1 200 700 hectáreas de tierra cultivadas el pasado año, las empresas estatales solo sembraron 125 600 hectáreas. Las restantes 1 075 100 hectáreas fueron cultivadas por los cooperativistas, campesinos y usufructuarios de tierras.
Esa falsa vitrina propagandística estuvo dirigida a ocultar que de la producción agrícola reportada en Cuba el pasado año, 6 376 600 toneladas, de ellas las empresas agrícolas estatales solo produjeron 1 084 600 toneladas, las restantes 5 292 000 toneladas las cosecharon los campesinos, cooperativistas y usufructuarios de tierras.
Los organizadores de la feria ocultaron esta realidad, al extremo que no tuvieron la delicadez, tal como la realidad lo exigía, de rendirle el merecido reconocimiento a tan encomiable trabajo de los productores privados. Fueron ellos y no las empresas agrícolas los que garantizaron y garantizan en lo fundamental la alimentación del pueblo cubano.
Los visitantes de la feria, al contemplar la abundante y variada producción agropecuaria en viandas, vegetales, hortalizas, frutas, carnes y embutidos de todo tipos, se preguntó dónde fueron a parar esas producciones, porque brilllaron por su ausencia en todo el año 2012 y en lo que va del presente en la mayoría de los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE).
Otras muestra del mal desempeño del Ministerio de la Agricultura, lo tenemos en que de los 516 246 500 litros de leche producidos el pasado año, las empresas pecuarias solo acopiaron 60 660 200 de litros, los restantes 453 586 200 litros los aportaron los productores privados.
Trabas e incumplimientos afectaron la entrega a tiempo de la leche producida. Se produjeron pérdidas por carecer los productores privados de condiciones para la conservación de la leche y por falta de insumos.
Todo esto, unido a las ventas ilícitas, derivó en que no se cumpliera lo prometido por el presidente Raúl Castro: la entrega diaria en las bodegas de la leche fresca para los niños menores de 7 años.
Si los resultados económicos de las empresas agrícolas han dejado mucho que desear, no se entiende la cantidad de galardones y trofeos entregados a ellas por los organizadores de la feria, mientras que no hubo ningún reconocimiento a los productores privados del campo y mucho menos ninguna información de las producciones realizada por estos. Es como si no existieran. Algo realmente bochornoso y escandaloso. Máxime que los productores del campo ya sobrepasan los 400 000 y que el pasado año fueron lo que más aportaron a la alimentación de los cubanos.
Tampoco hubo información de las 1,5 millones de hectáreas de tierras entregadas en usufructo y cuantas de ellas están en producción.
A pesar de los graves problemas que hoy atraviesa la agricultura estatal, las autoridades cubanas persisten en la descabellada apuesta a la planificación y no al mercado. A pesar de su comprobada ineficacia, se persiste en ese camino.
La recién finalizada Feria Internacional Agroalimentaria ocultó la actividad de los productores privados, para que la población no ponga en entredicho la ineficiente producción estatal.