Después de un breve y hermético juicio de dos días en un tribunal cubano, el empresario canadiense Sarkis Yacoubian regresó al lugar donde ha permanecido por casi dos años: la prisión para extranjeros de La Condesa, en las afueras de La Habana.
El hombre de negocios de origen armenio, que operaba una exitosa empresa de importación de medios de transporte y piezas en Cuba, Tri-Star Carribean, enfrentó tres cargos relacionados con la corrupción que podrían resultar en una condena de 12 años de cárcel: soborno, evasión de impuestos y actividades perjudiciales para la economía nacional.
El anuncio de la sentencia podría tardar hasta dos semanas.
La audiencia ante un panel de cinco jueces fue cerrada a la prensa, que sólo alcanzó a presenciar la entrada de Yacoubian al tribunal entre dos custodios. Tampoco ha habido información oficial sobre los procedimientos o sus resultados. El gobierno cubano aún no ha reconocido que el juicio tuvo lugar, y los medios de comunicación estatales guardan silencio.
El diario Toronto Star toma nota de la presencia en la corte del embajador de Canadá en Cuba, Matthew Levin, lo que considera una señal de la seriedad con que Ottawa toma el asunto.
"La presencia del embajador saca el asunto de la rutina y lo hace excepcional", dijo al diario Gar Pardy, ex director general de los servicios consulares de Canadá. "Es una presión en toda la cancha", agregó.
El Star recuerda que Canadá es uno de los principales socios comerciales de Cuba y su principal fuente de ingresos por concepto de turismo.
En Toronto, Krikor Yacoubian, hermano del empresario juzgado expresó al periódico su esperanza de que la cooperación de su hermano con las autoridades cubanas le ayude a salir pronto en libertad, y de que no lo tomen como chivo expiatorio del problema de la corrupción en Cuba.
Las confesiones de Yacoubian cubrieron buena parte de un documental sobre ese tema titulado “Metástasis” que se exhibió en privado a altos dirigentes del gobierno y el Partido Comunista de Cuba.
El hombre de negocios de origen armenio, que operaba una exitosa empresa de importación de medios de transporte y piezas en Cuba, Tri-Star Carribean, enfrentó tres cargos relacionados con la corrupción que podrían resultar en una condena de 12 años de cárcel: soborno, evasión de impuestos y actividades perjudiciales para la economía nacional.
El anuncio de la sentencia podría tardar hasta dos semanas.
La audiencia ante un panel de cinco jueces fue cerrada a la prensa, que sólo alcanzó a presenciar la entrada de Yacoubian al tribunal entre dos custodios. Tampoco ha habido información oficial sobre los procedimientos o sus resultados. El gobierno cubano aún no ha reconocido que el juicio tuvo lugar, y los medios de comunicación estatales guardan silencio.
El diario Toronto Star toma nota de la presencia en la corte del embajador de Canadá en Cuba, Matthew Levin, lo que considera una señal de la seriedad con que Ottawa toma el asunto.
"La presencia del embajador saca el asunto de la rutina y lo hace excepcional", dijo al diario Gar Pardy, ex director general de los servicios consulares de Canadá. "Es una presión en toda la cancha", agregó.
El Star recuerda que Canadá es uno de los principales socios comerciales de Cuba y su principal fuente de ingresos por concepto de turismo.
En Toronto, Krikor Yacoubian, hermano del empresario juzgado expresó al periódico su esperanza de que la cooperación de su hermano con las autoridades cubanas le ayude a salir pronto en libertad, y de que no lo tomen como chivo expiatorio del problema de la corrupción en Cuba.
Las confesiones de Yacoubian cubrieron buena parte de un documental sobre ese tema titulado “Metástasis” que se exhibió en privado a altos dirigentes del gobierno y el Partido Comunista de Cuba.