El reporte elaborado por Hugh Griffiths y Roope Siiritola observa que si bien al principio las informaciones de la prensa sugerían que lo capturado se limitaba a unos cuantos contenedores con componentes de misiles antiaéreos, dos aviones cazas y motores para estos, se han encontrado hasta ahora 25 contenedores y seis vehículos militares.
Los autores recuerdan que según la declaración de la cancillería cubana después del decomiso del buque, "en la citada nave se transportaban 240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto -dos complejos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión, todo ello fabricado a mediados del siglo pasado-, para ser reparado y devuelto a nuestro país".
La nota del MINREX, afirman Griffiths y Siiritola, es cuando menos diversionista, pues el carguero transportaba además una variedad de armas pequeñas y ligeras con sus municiones, y también munición de artillería convencional para cañones antitanques y obuses, así como generadores, baterías y equipo de visión nocturna, entre otros artículos. Los dos expertos se inclinan a pensar que el equipo militar iba dirigido a reforzar el armamento convencional de Corea del Norte.
Destacan que las granadas autopropulsadas (RPG) y las municiones para artillería convencional, muchas en excelentes condiciones, estaban sin usar y en gran parte en su embalaje original, quedando claro que no eran “para ser reparadas y devueltas” a Cuba.
El estudio singulariza como la más obvia discrepancia entre la declaración del gobierno cubano y las prácticas de gestión de armas de Corea del Norte el asunto de los motores para cazabombarderos MiG-21, recordando que Pyongyang tiene un historial de intentos ilícitos o importación clandestina tanto de los motores como de los aviones.
Se han documentado en ese sentido diligencias norcoreanas para comprar 20 de estas aeronaves a Mongolia; una venta de 32 aparatos detenida por un estado miembro de la ONU, por sospechas de que su destino era Corea del Norte; y la adquisición en 1999 de 40 de estos aviones a reacción en la ex república soviética de Kazajstán.
“En pocas palabras, este documentado historial sugiere que los MiGs y los 15 motores de propulsión a chorro son otro de los renglones de la carga del Chong Chon Gang que no serían 'reparados y devueltos a Cuba', como pretende La Habana”, afirman los investigadores.
En apoyo de esta conclusión Griffiths y Siiritola citan la importancia que concede Corea del Norte a su flota de MiG-21, un avión muy maniobrable y que "incluso para los estándares del siglo XXI resulta veloz con un máximo de MACH 2 [dos veces la velocidad del sonido]. Esto le hace comparable al KF-16, versión surcoreana del F-16 estadounidense, que compone la mayor parte de la fuerza aérea de Seúl".
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Apuntan los autores que el Jefe de la Fuerza Aérea de Pyongyang, Yi Pyong Chol, quien suele visitar países como Rusia, --el creador y principal fabricante de los Mikoyan-Gurievich (MiGs) y proveedor de sus repuestos-- casualmente formó parte de la delegación militar encabezada por el jefe del Estado Mayor del régimen norcoreano, general Kim Kyok Sik, quien se reunió con Raúl Castro a principios de julio en La Habana. Kim alardeó entonces de que Cuba y su país estaban "en la misma trinchera".
El panel de expertos de Naciones Unidas, que deberá rendir un informe al Consejo de Seguridad, tendrá la última palabra sobre la carga ilícita a bordo del Chong Chon Gang, agrega el informe del Instituto de Investigaciones para la Paz de Estocolmo.
Pero “la atención a los detalles es clave”. aseveran Griffith y Siiritola, y a modo de ilustración citan una placa atornillada a uno de los sistemas de misiles antiaéreos encontrados en el barco bajo toneladas de azúcar cubano. La tarja presenta un mapa de Angola sobre el cual se dibujan MiGs y tanques de la era soviética, una gran V de victoria y las iniciales “RPA Cuba”. RPA son las iniciales de la entonces República Popular de Angola.
“Aunque los recuerdos de las fraternales victorias socialistas se han desvanecido tras el derrumbe de la Unión Soviética, todavía hoy pueden hallarse ecos del pasado, ocultos bajo las cargas ilegales norcoreanas”, concluye diciendo el informe del SIPRI.
El estudio está prolijamente ilustrado con fotografías; entre otras, de las granadas autopropulsadas, los proyectiles antitanque, el equipo de visión nocturna y el manifiesto del barco, que identifica como punto de partida del viaje a Puerto Padre, en la provincia cubana de Las Tunas.