Mientras representantes del gobierno de Islas Caimán se disponen a viajar a Cuba a fin de renegociar un memorándum de 1999 sobre los cubanos que llegan ilegalmente a ese archipiélago,el diario local cayCompass dice en un editorial que aunque los restos de la Guerra Fría se descongelan rápidamente, circunstancias políticas y económicas siguen obligando a los cubanos a intentar huir de su patria, aun cuando eso significa confiar sus vidas a las corrientes oceánicas y a embarcaciones que serían más acertadamente descritas como objetos flotantes.
Agrega que ello plantea un dilema humanitario real a ese país insular, demasiado pequeño para albergar a todos los cubanos en busca de refugio y sin influencia para organizar una alternativa aceptable.
Bajo el acuerdo de 10 puntos de 1999 las autoridades caimanesas permiten que las embarcaciones procedentes de Cuba que consideren seguras sigan su camino a Centroamérica, pero no pueden ayudarles con alimentos,agua o reparaciones, algo que sí hace la población local a pesar de que puede ser penado con elevadas multas y hasta penas de prisión.
Los que viajan a bordo de lanchas inseguras y los que no quieren seguir viaje son detenidos y procesados para deportarlos a Cuba. Y aunque según las normas de Naciones Unidas pueden pedir asilo político, sólo se le ha concedido ese beneficio a una ínfima parte de los cubanos que lo han pedido.
Esto se debe entre otras cosas a que el memorando de entendimiento con La Habana establece un proceso expedito de deportación limitado a unos 20 días.
El asunto, incorporado a la agenda de las charlas que tendrán lugar La Habana en enero, ha sido ya analizado y discutido con funcionarios del gobierno de Cape Town por la Comisión de Derechos Humanos de las Islas Caimán, la que desea que se brinde a los cubanos un trato y un plazo justos en relación con las solicitudes de asilo.
El editorial de cayCompass termina subrayando que los enviados a Cuba deberían tener en cuenta que las relaciones entre ambos países se han caracterizado históricamente como relaciones entre los dos pueblos, y no entre sus gobiernos.
Agrega que ello plantea un dilema humanitario real a ese país insular, demasiado pequeño para albergar a todos los cubanos en busca de refugio y sin influencia para organizar una alternativa aceptable.
Bajo el acuerdo de 10 puntos de 1999 las autoridades caimanesas permiten que las embarcaciones procedentes de Cuba que consideren seguras sigan su camino a Centroamérica, pero no pueden ayudarles con alimentos,agua o reparaciones, algo que sí hace la población local a pesar de que puede ser penado con elevadas multas y hasta penas de prisión.
Los que viajan a bordo de lanchas inseguras y los que no quieren seguir viaje son detenidos y procesados para deportarlos a Cuba. Y aunque según las normas de Naciones Unidas pueden pedir asilo político, sólo se le ha concedido ese beneficio a una ínfima parte de los cubanos que lo han pedido.
Esto se debe entre otras cosas a que el memorando de entendimiento con La Habana establece un proceso expedito de deportación limitado a unos 20 días.
El asunto, incorporado a la agenda de las charlas que tendrán lugar La Habana en enero, ha sido ya analizado y discutido con funcionarios del gobierno de Cape Town por la Comisión de Derechos Humanos de las Islas Caimán, la que desea que se brinde a los cubanos un trato y un plazo justos en relación con las solicitudes de asilo.
El editorial de cayCompass termina subrayando que los enviados a Cuba deberían tener en cuenta que las relaciones entre ambos países se han caracterizado históricamente como relaciones entre los dos pueblos, y no entre sus gobiernos.