La última representación de El Lago de los Cisnes a cargo del Ballet Nacional de Cuba ha sido el detonante para un batallón de críticas a las funciones y a la indisciplina de los espectadores. El hecho más destacado se produjo al comienzo del segundo acto, cuando una mujer joven y irrumpió en el escenario de la sala Avellaneda del Teatro Nacional comenzando a modelar, sonriente, mientras los bailarines y el público se mostraban desconcertados.
En ese momento, y tal como relata la web Café Fuerte, “los bailarines, especialmente Arián Molina, ballesta en mano en su papel del príncipe Sigfrido, trataron de convencer a la desconocida para que abandonara el lugar, pero hubo tuvo que detener la orquesta, parar la función y apagar las luces del escenario”. Una vez pudieron convencerla, "se tornó violenta en el vestíbulo, gritando y lanzando golpes. Entre los asistentes circuló la versión de que se trataba de una persona con trastornos mentales”.
Este es sólo uno de los problemas que se vienen dando en el teatro y en las representaciones del Ballet Nacional de Cuba (BNC) en La Habana, tal y como denunció el diario oficial Granma, que pidió acciones concretas contra las "indisciplinas" del público en esos espectáculos.
En relación a la función de la compañía el pasado fin de semana en el Teatro Nacional, el rotativo destacó que el problema de la indisciplina social "está haciendo mella también en los teatros". "Niños de brazos llorando, celulares que no se apagan, voces inoportunas, vestimentas incorrectas y actitudes impropias como la que protagonizó una mujer que en el momento cumbre del segundo acto irrumpió en la escena tratando de boicotear la labor del BNC" son habituales.
Granma calificó de "acción injustificable, inaudita, vulgar" lo ocurrido, y dijo que "se debe poner coto ya, sin contemplaciones" a esas "conductas impropias que proliferan como las malas hierbas". "Sobre esas actitudes es momento ya que caiga el peso de la justicia", consideró.
A juicio del medio nacional “nadie tiene derecho a echar por tierra el sacrificio que ha costado construirla". Café Fuerte, por su parte, recoge otra opinión, la de una asistente: “No hay justificación para que esto pase en una institución que se supone esté entre las más reconocidas y seguras del país, a unas cuadras de la Plaza de la Revolución y el Consejo de Estado”. “Si esto sucede aquí, ¿qué esperar en otros teatros en lo adelante?”.