El general Rafael del Pino, exiliado en EE.UU. y que fuera en Cuba el segundo al mando de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionarias (DAAFAR), escribe en Cubaencuentro que las baterías de misiles antiaéreos “Buk” que derribaron la semana pasada el vuelo comercial MH17 de Malaysia Airlines tuvieron que ser operadas por especialistas rusos, y no por los rebeldes separatistas prorrusos que controlan la zona.
Según el desertor cubano de más alto grado militar, “a la altitud en que volaba el avión de pasajeros era imposible que pudiera ser alcanzado por los misiles portátiles conocido como Manpads o por fuego de artillería antiaérea, por lo tanto no cabe la menor duda de que fue un complejo de misiles SA-11, que por su complejidad tenían que ser operados por especialistas rusos que se hayan ofrecido ‘voluntarios’ en su ‘noble y desinteresada ayuda fraternal internacionalista’”.
Del Pino aclara que en la OTAN se conocen como SA-11 Gadfly (“Tábano”) los complejos Buk, uno de los cuales fue avistado poco antes por periodistas de la AP cerca del poblado de Snizhne, próximo al lugar del derribo.
Hasta los expertos yerran
El general, graduado en la Unión Soviética en 1965 del Colegio de Aviación de Guerra “Yuri Gagarin”, subraya que “no solo a rebeldes improvisados se les hace extremadamente difícil operar estos sistemas”, sino incluso “a oficiales profesionales, como los que enviamos a estudiar a la URSS después de la crisis de los misiles nucleares de octubre de 1962, para que asimilaran los S-75 que nos habían dejado los soviéticos”
Según él, estos tardaron tres años para poder operarlos, “y después que ya estaban operándolos no dejaron de cometer errores garrafales”.
Las pifias de los graduados cubanos habrían costado la destrucción de al menos tres aviones amigos, dos de ellos durante la Guerra de Angola: a fines de 1965, un Ilushin-14, matricula #1224, uno de los aviones ejecutivos de Fidel Castro, con toda su tripulación; un Yak-40 con 29 soviéticos a bordo destruido por un sistema S-125 Pechora el 8 de agosto de 1980, cerca del aeródromo angolano de Matala; y un transporte militar AN-26 “donde viajaban más de 25 altos oficiales cubanos, incluyendo al general de división Francisco Cruz”, en abril de 1988, en el aeródromo de Cahama.
Se veía venir
El experto militar señala que el desastre ocurrido en el este ucraniano, en el que perecieron 298 personas, se veía venir, con el incremento de la intervención rusa en los intentos de anexarse buena parte de Ucrania:
“Los ‘rebeldes’ derribaron primero un avión caza-bombardero SU-25. Posteriormente derriban un avión de transporte AN-26; averían otro cazabombardero SU-25, que logra aterrizar gravemente dañado; y por último se produce la tragedia que estamos presenciando”, recuenta.
Del Pino compara el derribo del Boeing 777 ER de Malaysia Airlines con el de las indefensas avionetas de Hermanos al Rescate en febrero de 1996, el que ─dice─ siguió el ejemplo del derribo por la aviación interceptora soviética, el 1ro de Septiembre de 1983, del vuelo KAL007 de Korean Airlines, con 269 personas a bordo.
“Es simplemente el modus operandi, sin un ápice de ética, de los militares en regímenes totalitarios como el de Cuba, y autoritarios como el de Rusia”, concluye diciendo en Cubaencuentro el general Rafael del Pino.
