La madre de un joven cubano denunció este martes que su hijo, Dennis Eliades Céspedes Mejías, de 19 años, enfrenta una situación “crítica” después de haber sido forzado a regresar al Servicio Militar Obligatorio.
“Yo solo quiero que mi hijo esté vivo y que no sigan abusando de él”, declaró Yiriam Mejías Ramos a Martí Noticias, al describir un proceso que, según asegura, ha estado marcado por maltratos, intimidación y el incumplimiento de acuerdos previamente pactados con las autoridades locales en Banes, provincia de Holguín.
Mejías explicó que había intentado coordinar con el Comité Militar para que su hijo realizara el servicio en la modalidad alternativa, lo que le permitiría trabajar en su comunidad. La familia —dijo— depende de Dennis para sostener el hogar, cargar agua hasta el cuarto piso donde residen y cuidar a su madre encamada, además de mantener a su pareja, quien está embarazada.
Las autoridades, según la madre, aceptaron inicialmente esa vía. Pero poco después el joven fue trasladado a una unidad para una previa de 15 días, donde comenzaron los abusos. “Los superiores le comían lo poco que uno le llevaba y lo maltrataban”, denunció.
Mejías asegura que su hijo la llamó llorando, advirtiendo que si lo enviaban nuevamente a la unidad militar “se iba a matar o iba a matar a uno”. Alarmada, logró sacarlo temporalmente con un permiso el 12 de agosto, coincidiendo con su cumpleaños. El joven permaneció en casa 36 días.
La situación se agravó cuando varios agentes —que inicialmente dijeron ser miembros de Prevención— irrumpieron en la vivienda sin dar explicaciones, esposaron al joven “sin camisa, descalzo”, y se lo llevaron.
“Lo esposaron (…) y se lo llevaron como si fuera un perro”, relató la madre, quien añadió que durante el operativo uno de los agentes la golpeó, partiéndole la boca. Actualmente, Dennis está detenido en un centro conocido como “La Disciplinaria”, en Holguín.
Mejías pide que su caso sea revisado y que las autoridades tomen en serio las amenazas de suicidio que su hijo expresó por miedo al maltrato. Señala que su preocupación se basa también en casos previos en Cuba de reclutas que se han quitado la vida bajo presión.
“Mi hijo no se estaba oponiendo”, insistió. “Solo quiere vivir, y yo también quiero que viva”, dijo.
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