Este 11 de abril se cumplen 17 años del fusilamiento de tres jóvenes cubanos que intentaron secuestrar una embarcación en la convulsa Habana del 2003 para huir a Estados Unidos.
Corrían los días de la Primavera Negra, cuando 75 miembros de la oposición en la isla, entre los días 18 y 21 marzo, fueron detenidos para apagar el creciente movimiento disidente en la isla.
Con la ola represiva, el régimen había decidido enviar un mensaje a quienes desde el interior clamaban por cambios, y a aquellos que desde el exterior los apoyaban.
Es en ese contexto, poco menos de un mes después, que Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodán Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac trataron infructuosamente de llevarse una embarcación de pasajeros que hacía el recorrido entre el pueblo de Regla, enclavado en el litoral frente a la capital cubana, y La Habana Vieja.
La embarcación, bautizada Baraguá, quedó sin combustible tras un corto recorrido.
Tras el hecho, las autoridades cubanas detuvieron a 10 personas y decidieron imponerles sanciones que fueron desde la pena de muerte y cadenas perpetuas hasta 30, cinco, tres y dos años de prisión.
La suerte de Copello Castillo, Sevilla García y Martínez Isaac fue decidida en un juicio sumarísimo, sin verdaderas garantías procesales, en el que se decidió que serían fusilados.
Apenas nueve días después del proceso judicial, los tres jóvenes fueron ejecutados.
La opinión de muchos analistas fue que la dictadura de Fidel Castro quería evitar, con un castigo ejemplarizante, que ocurrieran otros intentos de secuestro como ese.
La prensa oficialista de la isla se limitó a reportar, dos días antes de que se cumpliera la sentencia, que el tribunal había considerado “probados los hechos, que constituían graves delitos (…) previstos en la Ley 93 contra Actos de Terrorismo, del 24 de diciembre del 2001".
La carta de los artistas
Como parte de su respuesta a la ola de denuncias de prominentes personalidades de la política y las artes en el mundo tras el hecho, el régimen cubano orquestó una maniobra de respuesta, que incluyó la publicación de una carta titulada Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos, que fue firmada por conocidas figuras de la cultura nacional.
En la misiva, rubricada por el cantautor Silvio Rodríguez, el escritor Miguel Barnet, la intérprete Omara Portuondo, el pianista Chucho Valdés, el historiador Eusebio Leal y el cantante Amaury Pérez, entre otros personajes ligados a la oficialidad, se aseguraba que “en los últimos días, hemos visto con sorpresa y dolor que al pie de manifiestos calumniosos contra Cuba se han mezclado consabidas firmas de la maquinaria de propaganda anticubana con los nombres entrañables de algunos amigos”.
El texto, fechado el 19 de abril, señalaba además, como es frecuente en el discurso político de La Habana, que se “orquestaba una campaña internacional” contra la isla para “preparar el terreno para una agresión militar de los Estados Unidos contra Cuba”.
Y subrayaba que el país estaba “más amenazado que nunca antes por la superpotencia”, en alusión al gobierno estadounidense.
Del fusilamiento, había una velada referencia a que el régimen se había visto “obligado” a “tomar medidas enérgicas que naturalmente no deseaba. No se le debe juzgar por esas medidas arrancándolas de su contexto”.
Los familiares
En declaraciones a la prensa por esa fecha, Ramona Copello, madre del joven Copello Castillo afirmó: “Un coronel me dijo el jueves que había que esperar que los papeles bajaran del Consejo de Estado, pero al día siguiente, el viernes, amanecieron muertos”.
En declaraciones a Radio Televisión Martí en ese momento, añadió que los familiares nunca fueron oficialmente notificados de la sentencia.
El pasado miércoles, Julia Estrella Aramburu Taboas, madre y tía, respectivamente, de Maykel Delgado Aramburu y Harold Alcalá Aramburu, quienes fueron condenados a cadena perpetua, declaró a Radio Televisión Martí que pidió al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, a inicios de octubre del 2019, que indultara a ambos por razones de salud.
“No mataron a nadie, eso fue un escarmiento. Fue un capricho de Fidel (Castro). Ellos son sus presos. Les aplicaron los artículos 10 y 11 (del Código Penal), que no tienen nada que ver con ellos porque hacen referencia al uso de elementos químicos y explosivos. Se los impusieron para poder justificar las penas de muerte y las cadenas perpetuas”, subrayó.
“Yo quiero la libertad para ellos. Si me voy a morir, que sea a su lado”.
Aramburo Taboas, quien es activista de derechos humanos en la isla, ha hecho el reclamo en tres ocasiones y ha considerado que la condena ha sido excesiva porque fueron injustamente sentenciados por “terrorismo”.
De acuerdo con Aramburo Taboas, la petición fue enviada al Ministerio de Justicia con la ayuda del abogado Edilio Hernández.
Alertó que en marzo, a pesar de que ya había transcurrido el tiempo para que respondieran al pedido, seguía sin recibir respuesta.
La primera petición de Aramburo Taboas, quien también fue citada en enero por el portal Diario de Cuba, tuvo lugar en el 2013 y fue enviada al gobernante Raúl Castro.
Las condenas
Por el intento de secuestro, el régimen cubano, además, sentenció a cadena perpetua a Yoanny Thomas González y Ramón Henry Grillo; impuso treinta años de cárcel a Wilmer Ledea Pérez; condenó a cinco años a Ana Rosa Ledea Ríos; envió tres años a la cárcel a Yolanda Pando Rizo y privó de libertad por dos años a Dania Rojas Góngora.
Desde la isla
Para el opositor Guillermo Fariñas, el fusilamiento de los tres jóvenes fue "un acto de racismo extremo".
Fariñas consideró que Fidel Castro tuvo la necesidad de dar un "escarmiento".
Añadió que con esa respuesta, el dictador cubano dejó en evidencia que la decisión de fusilarlos fue “un acto premeditado de venganza de los máximos dirigentes del castrismo para tratar de controlar a las masas inquietas".
Según Fariñas, otra de las razones para ordenar el fusilamiento fue el deseo del "gobierno cubano de mantener avasallada a la juventud", siempre dada a “cuestionar y rebelarse ante todo lo que el gobierno dicta”.
La respuesta final al crimen, subrayó, "solo llegará cuando Cuba se democratice".