Una exhibición de cincuenta abanicos de pintores cubanos, se muestra en el Museo de Arte y Diseño del Miami Dade College hasta el 2 de noviembre.
La muestra recrea la exhibición y venta de abanicos el 13 de julio de 1943, en el Liceo de Vedado Tennis Club de La Habana, en beneficio de la Iglesia Santa María del Rosario, localizada en la capital cubana.
“Abanicos Por Siempre” une a artistas de la exposición de 1943, como Wifredo Lam, René Portocarrero, Mariano Rodríguez y Cundo Bermúdez, con pintores contemporáneos cubanos como Tomás Sánchez, José Bedia, Luis Cruz Azaceta, Nelson Domínguez, Vicente Dopico Lerner y Mysora García, entre otros.
“A la entrada reunimos los abanicos de artistas fallecidos con los de los artistas del 28, 29 y 30, que todavía viven; tratamos de darle más intimidad para recrear el ambiente, y después la curaduría que fue lineal, completa hasta el fondo con todos los otros,” describe el organizador de la muestra, Gustavo Orta, en entrevista con martinoticias.com.
La muestra de 50 abanicos recibe al visitante con uno decorado por Wifredo Lam (1902-1982), certificado por el hijo del pintor, quien añadió que “de los 4 abanicos que él había visto de su padre este era el más hermoso.”
La idea de la exhibición surgió “ojeando el anuario cultural de Cuba del año 1943, - cuenta Orta- y veo que se había hecho en La Habana una exposición y venta de abanicos a beneficio de la Iglesia Barroca de Santa María del Rosario, una iglesia muy bella, que necesitaba restauración.”
“Decidimos hacer esta exhibición en un inicio utópica porque no pensamos inclusive encontrar abanicos de los que fueron pintados en aquella época,” indica Orta, pero aclara que “no se sabe si estos que yo mostré fueron exhibidos allí; sí sabemos que fueron hechos en esa década.”
Parte de las obras llegaron de México, Cuba, y Estados Unidos, prestadas por coleccionistas privados y familiares de los artistas fallecidos, y han servido para unir bajo un mismo techo a pintores cubanos de dentro y fuera de la isla.
Con una discreta cantidad de abanicos existentes, Orta se dio a la tarea de convencer a artistas plásticos cubanos para sumar nuevas piezas a la exhibición. Facilitó entonces a quienes accedieron, abanicos vietnamitas sin decoración, para ser pintados según la inspiración y el estilo de cada cual.
“Tuve que ir haciéndoselos llegar a Cuba; a otros que estaban en París; Julio Matías que reside en Francia, Tomás Sánchez, en Costa Rica; Héctor Molne, en Costa Rica, y aquí a artistas que residen en diferentes ciudades de Estados Unidos, como Luis Cruz Azaceta y Elsa Mora.”
Orta, inicialmente coleccionista, ha devenido curador de varias exposiciones en Miami y activo promotor de las artes, desde el 2006. Trajo gran parte de su colección de Cuba y continuó enriqueciéndola durante sus años en Estados Unidos, hasta que finalmente decidió que “un coleccionista debe mostrar lo que tiene, porque estas son cosas que a la larga no es justo reservar en las casas.”
Con esta muestra, a cuya inauguración asistieron cerca de 500 personas, se le rinde “homenaje a esos artistas de esa generación que hicieron ese acto tan bello para recaudar fondos para salvar una iglesia que era del siglo XVIII, y a su vez pienso que en generaciones futuras se reconozca a estos artistas que han participado en esta exhibición,” concluye Orta.
La muestra recrea la exhibición y venta de abanicos el 13 de julio de 1943, en el Liceo de Vedado Tennis Club de La Habana, en beneficio de la Iglesia Santa María del Rosario, localizada en la capital cubana.
“Abanicos Por Siempre” une a artistas de la exposición de 1943, como Wifredo Lam, René Portocarrero, Mariano Rodríguez y Cundo Bermúdez, con pintores contemporáneos cubanos como Tomás Sánchez, José Bedia, Luis Cruz Azaceta, Nelson Domínguez, Vicente Dopico Lerner y Mysora García, entre otros.
“A la entrada reunimos los abanicos de artistas fallecidos con los de los artistas del 28, 29 y 30, que todavía viven; tratamos de darle más intimidad para recrear el ambiente, y después la curaduría que fue lineal, completa hasta el fondo con todos los otros,” describe el organizador de la muestra, Gustavo Orta, en entrevista con martinoticias.com.
La muestra de 50 abanicos recibe al visitante con uno decorado por Wifredo Lam (1902-1982), certificado por el hijo del pintor, quien añadió que “de los 4 abanicos que él había visto de su padre este era el más hermoso.”
La idea de la exhibición surgió “ojeando el anuario cultural de Cuba del año 1943, - cuenta Orta- y veo que se había hecho en La Habana una exposición y venta de abanicos a beneficio de la Iglesia Barroca de Santa María del Rosario, una iglesia muy bella, que necesitaba restauración.”
“Decidimos hacer esta exhibición en un inicio utópica porque no pensamos inclusive encontrar abanicos de los que fueron pintados en aquella época,” indica Orta, pero aclara que “no se sabe si estos que yo mostré fueron exhibidos allí; sí sabemos que fueron hechos en esa década.”
Parte de las obras llegaron de México, Cuba, y Estados Unidos, prestadas por coleccionistas privados y familiares de los artistas fallecidos, y han servido para unir bajo un mismo techo a pintores cubanos de dentro y fuera de la isla.
Con una discreta cantidad de abanicos existentes, Orta se dio a la tarea de convencer a artistas plásticos cubanos para sumar nuevas piezas a la exhibición. Facilitó entonces a quienes accedieron, abanicos vietnamitas sin decoración, para ser pintados según la inspiración y el estilo de cada cual.
“Tuve que ir haciéndoselos llegar a Cuba; a otros que estaban en París; Julio Matías que reside en Francia, Tomás Sánchez, en Costa Rica; Héctor Molne, en Costa Rica, y aquí a artistas que residen en diferentes ciudades de Estados Unidos, como Luis Cruz Azaceta y Elsa Mora.”
Orta, inicialmente coleccionista, ha devenido curador de varias exposiciones en Miami y activo promotor de las artes, desde el 2006. Trajo gran parte de su colección de Cuba y continuó enriqueciéndola durante sus años en Estados Unidos, hasta que finalmente decidió que “un coleccionista debe mostrar lo que tiene, porque estas son cosas que a la larga no es justo reservar en las casas.”
Con esta muestra, a cuya inauguración asistieron cerca de 500 personas, se le rinde “homenaje a esos artistas de esa generación que hicieron ese acto tan bello para recaudar fondos para salvar una iglesia que era del siglo XVIII, y a su vez pienso que en generaciones futuras se reconozca a estos artistas que han participado en esta exhibición,” concluye Orta.