Vuelve a la novela histórica y vuelve a camuflarse con los personajes. Ese es Abilio Estévez, un importantísimo dramaturgo cubano que escribe obras para actrices y actores determinados y que en España, donde vive, se conoce más como novelista.
Tusquets es su casa editorial. De esta misma ha salido la más reciente novela, Archipiélagos, que será presentada este sábado 21, a las 4.30 de la tarde, en el panel titulado “Novela histórica para los tiempos que corren”, junto a los también narradores Jorge Eduardo Benavides (Perú-España) y Álvaro Enrique (México).
Estévez tiene que “competir” en la Feria con su coterráneo Leonardo Padura, recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias para las Letras, aunque confiesa a la estatal Televisión Española (TVE) que Padura y él son amigos desde hace 40 años. Estévez lleva 15 viviendo en Barcelona –a saltos con Palma de Mallorca- y desde allí ha escrito buena parte de su obra que es la que lo sitúa entre los grandes narradores cubanos actuales.
Su prosa es sumamente detallada, riquísima en el lenguaje; se regodea en los ambientes y siempre trata de mezclarse con la idiosincrasia nacional. Él mismo lo confirma en la entrevista con TVE: dijo que fuimos salvados por el hedonismo y el paganismo de los africanos, que matizó las rígidas costumbres del catolicismo llevado por los españoles.
En “Archipiélagos” retoma un período histórico cubano ciertamente poco conocido en España, el de la dictadura de Gerardo Machado, o “el machadato”, como también se le conoce. Se basa en los recuerdos de sus padres, que eran niños entonces y la pasaron mal. No tenían zapatos, comenta Abilio a la periodista. El protagonista, José Isabel Masó, ya de viejo narra los tres días previos a la revuelta general contra Machado, pero hay un personaje que es el más elaborado, el más difícil de componer y el que más tiene que ver con la vida del autor. Se llama Libertad Peña.
Como mismo sucede en novelas anteriores, esta está cargada de erotismo, algo que Abilio define como esencial en el Caribe y particularmente en Cuba, donde hace mucho calor. A sus 61 años, el autor está de vuelta de muchas cosas, como por ejemplo del sueño recurrente que tenemos los cubanos con volver.
El desarraigo cuesta, pero también beneficia, dice Abilio. Después de superar eso, puedes ir a cualquier lugar. Hay nostalgia de Cuba –en su actualidad, comenta-, pero no es una nostalgia de un lugar, sino de un tiempo.
El origen de “Archipiélagos” se basa en entender qué ha pasado antes de 1959. Estévez confiesa que, en su obra completa, ha querido novelar diferentes períodos de la historia de Cuba para ver si llega a entenderlos mejor.