El embargo sigue incólume un año después de que Washington y La Habana empezaran el deshielo diplomático. Pero los agricultores estadounidenses cortejan al Congreso y viajan a Cuba para buscar abrir el comercio con la isla, un pequeño pero clave mercado para sus exportaciones.
"Ahora vemos un verdadero empuje del lobby de la agricultura para seguir liberalizando y normalizando nuestra relación con Cuba", dijo a la AFP Alana Tummino, especialista del Council of the Americas.
Hace un año los mandatarios Barack Obama y Raúl Castro sorprendieron al mundo anunciando que los antiguos enemigos de la Guerra Fría abandonaban la confrontación para iniciar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Desde entonces, los principales productores estadounidenses, junto al sector de las telecomunicaciones, han sido los más activos abogados del fin del embargo.
En los últimos meses, delegaciones de estados agrícolas exploraron posibles negocios en la isla y casi un centenar de empresarios estadounidenses de la "U.S. Agriculture Coalition for Cuba" -creada a inicios de año para presionar contra las restricciones- visitaron centros productivos cubanos.
Desde California a Minnesota, los gobernadores de nueve estados agrícolas de Estados Unidos llamaron a poner fin por completo al embargo sobre Cuba" en una carta a los congresistas, pidiéndoles que dieran "pasos decisivos". Y cuando el secretario de Agricultura, Thomas Vilsack, viajó por tres días en noviembre a Cuba, su misión era "explorar las oportunidades para que Estados Unidos exporte más productos a la isla".
La reapertura de embajadas en julio, el aumento de las remesas a Cuba y el potencial de nuevos negocios han creado un interés adicional" para el sector de alimentos, dijo Parr Rosson, profesor del Departamento de Economía Agrícola de la Texas A&M University.
Un "sector estratégico" en plena crisis
La agricultura en Cuba, un sector declarado "estratégico" por el gobernante Raúl Castro en 2008, sigue rezagada, y la isla, ubicada a menos de 200 km de Estados Unidos, importa anualmente más de 2.000 millones de dólares en alimentos, que representan el 80% de su consumo.
Antes de la revolución, Cuba enviaba toneladas de azúcar a Estados Unidos y le compraba todo su arroz. Hoy importa casi todo su arroz de Vietnam.
Debido a las restricciones del embargo, vigente desde 1962, Cuba no puede venderle a su vecino y solo desde 2000 puede adquirir en ese país alimentos y medicinas, que debe pagar por adelantado, mediante complicadas transacciones bancarias, y utilizar barcos extranjeros autorizados por Estados Unidos.
Esa canasta estadounidense, que llegó a incluir trigo y carnes, actualmente se concentra en pollo, soja y maíz, y se achica -cayó 40% en 2015.
Expertos atribuyen el declive a factores económicos: caída de las remesas estadounidenses a la isla por la recesión mundial, desplome de las exportaciones cubanas de níquel y el alza de la competencia de Brasil, Francia, Vietnam y Canadá.
Pero la estatal cubana Alimport es la encargada de decidir sobre los envíos estadounidenses, así que "quizás Cuba está tratando de poner más presión" para levantar el embargo, dijo Tummino.
Rosson calcula que incluso un levantamiento parcial del embargo -permitir los viajes por turismo y facilitar el acceso de crédito a Cuba-, llevaría en cinco años las exportaciones agrícolas estadounidenses a la isla a 1.200 millones de dólares anuales, cuatro veces su valor actual.
Con 11 millones de habitantes, Cuba es "un mercado pequeño" pero para los exportadores agrícolas estadounidenses es un "mercado importante", resumió Tummino, señalando potencial para los sectores avícola, porcino y de cereales.
Pero "no tienes un mercado si básicamente hay un solo comprador de alimentos importados", advirtió el editor de Food Safety News, Dan Flynn, criticando a los cubanos de "no ser solventes" con sus deudas.
Rosson y otros expertos esperan ver "cambios parciales en lugar de un levantamiento completo del embargo", un paso que La Habana considera fundamental para la normalización completa de relaciones.
Pero hasta ahora las dos cámaras del Congreso controladas por el opositor Partido Republicano no han mostrado interés en ninguna de las opciones.
Obama pudo abrir agujeros a las restricciones usando sus prerrogativas ejecutivas, como la flexibilización de los viajes y las remesas, y el levantamiento del límite para que los ciudadanos estadounidenses envíen dinero a la isla.
Según Rosson, el incremento de las remesas se traducirá en dinero para comprar más alimentos, por lo que los efectos podrían a la larga redundar en mayores exportaciones agrícolas.
"El potencial está ahí, es solo cuestión de que la economía y las políticas se junten en el momento adecuado", indicó.