En las afueras de La Habana, en la barriada de Alamar, ha ocurrido un número hasta hoy impreciso de violaciones o intentos de violaciones a mujeres y menores de edad, así como intentos de robo en otras personas.
Como la prensa oficial no ha puesto ninguna alerta, ni aparece notificación gráfica en la unidad policial cercana, los vecinos denuncian ante comunicadores no oficiales y activistas de la sociedad civil independiente el peligro en el que viven.
Alamar está situada en el Este de la capital cubana, su construcción data de los años 70 del pasado siglo cuando la dirección del régimen cubano intentó venderla ante los ojos del mundo como una comunidad modelo del desarrollo socialista. Hoy viven allí los albergados que perdieron sus casas ya en estado deplorable, provenientes de la Habana Vieja, militares de diversas provincias que fueron a prestar servicio en la capital y artistas a los que se benefició con un rústico apartamento, entre otros.
Un artículo de la periodista Verónica Vega, del sitio digital HavanaTimes indicó el pasado lunes: "Un amigo me aseguró que un adolescente que intentaba llegar al policlínico Neninger mediante un atajo, fue también agredido y abusado sexualmente. Y una vecina, esposa de un joyero".
La articulista achaca los hechos recientes a las dificultades con el alumbrado público: "La mayoría opta por soluciones individuales: un bombillo potente en lo alto de un edificio, tubos de luz fría enjaulados para evitar que se los roben, faroles en los jardines cercados".
Las fuentes consultadas por Martí Noticias asocian el crecimiento de la violencia a la proliferación de pandillas juveniles.
Lobos solitarios o pandilleros
La activista de la campaña cívica "Por otra Cuba" Tamara Rodríguez reside en la Zona 11, conocida también como Alturas de Alamar, y afirma que los vecinos "hablan de un encapuchado". Rodríguez dijo que una vecina de su madre fue atacada el pasado 8 de marzo, "ella bajaba para tomar el P-14 (bus) y fue atacada por un encapuchado que le cortó la cara, le dio dos puñaladas en el abdomen que le lastimó hasta un órgano, estuvo hospitalizada en el (Hospital) Calixto García, y le dejó otra marca por la pierna", relata la activista.
Otro de los hechos que refiere Rodríguez le ocurrió a un conocido suyo días después de lo sucedido a la señora: "Bajaba para hacia el policlínico Enrique Escalona, cerca de las cinco de la mañana, fue interceptado por dos personas, uno le pide candela para encender un cigarro y entonces el otro lo atacó por la espalda, como buscándole la billetera y le propinaron dos puñaladas también", indicó.
Otro ejemplo que expuso la también Dama de Blanco Tamara Rodríguez es el de las peleas callejeras que ocurren en la parte conocida como los edificios L-H, donde residen las personas que estuvieron en "los albergues de Eusebio Leal", dice, al referirse a los que por varios años estuvieron a espera de un apartamento luego que se derrumbaran sus casas.
"Ahí también han ocurrido riñas tumultuarias con puñaladas, e incluso hay uno de ellos que está ingresado aun en terapia intensiva por tres puñaladas que le dieron en el pulmón", dijo Rodríguez y agregó el caso de un joven detenido bajo instrucción por presuntamente estar vinculado a una pandilla del lugar.
El expreso político Ángel Moya Acosta, que también reside en Alamar, dijo a Martí Noticias que es difícil identificar a las víctimas y el número de casos ocurridos recientemente, pero que "es un fuerte rumor" lo del violador, y achaca la falta de información a las dobleces de la prensa oficial y los mecanismos estatales.
"Lo más triste de esto es que la policía y los encargados de velar por el orden no desmienten esta información y no hacen nada para aclarar esta situación. No ha salido eso por ningún medio de difusión ninguna nota aclaratoria referente a los hechos que desde hace un mes ha cobrado fuerza en la zona de Alamar", concluyó Moya Acosta.
La dependencia del Poder Popular en Habana del Este ofrece entrevistas un día cada semana a los vecinos y electores que llevan sus quejas. Martí Noticias se comunicó con la oficina de Atención a la población en la sede del gobierno municipal, indagando por las quejas de los vecinos de Alamar y la recepcionista identificada como María Rodríguez se negó a ofrecer declaraciones o pasar la llamada a un funcionario de allí.
"Bueno, pero yo no soy la persona idónea para decirle eso, usted tiene que venir aquí a Atención a la población y ellas le van a explicar quién puede atenderlo. Yo soy aquí la recepción (recepcionista), más recepción que información", argumentó.
Las llamadas telefónicas hechas a la estación policial jamás fueron atendidas.
Si desea contar sus historias sobre Alamar y sobre las condiciones en las que está hoy esta urbe, puede contactarme o enviar sus fotos al e-mail lrojas@bbg.gov.