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En desgracia las dinastías del proletariado


Alejandro Castro o su hermana Mariela pueden ver afectados cualquier intento de sucesión familiar ante la intensidad de las manifestaciones en contra de entregar el poder a los hijos de los mandatarios libios y egipcio.

También los regímenes autoritarios sacan sus conclusiones por el tsunami de protestas populares que arrasa el norte de África. Alejandro Castro o su hermana Mariela pueden ver afectados cualquier intento de sucesión familiar ante la intensidad de las manifestaciones en contra de entregar el poder a los hijos de los mandatarios libio y egipcio.

Se han visto traspasos de poder con éxito. Así fue en Corea del Norte, donde Kim Jong-un, hijo del gobernante Kim Jong-Il, fue nombrado heredero, para mantener la dinastía que impuso su abuelo, Kim Il-Sung.

En la entonces República de Zaire, el presidente Mobutu Sese Seko quiso educar a su hijo Francois-Joseph Nzaga para que gobernara. Pero el eterno rival, Laurent Kabila, tronchó sus planes cuando tomó el poder en 1997. Cambió el nombre al país por República Democrática del Congo pero fue asesinado en el 2001 y Joseph Kabila, su hijo mayor, asumió el mando y todavía dirige ese país.

En la República de Togo, el presidente Gnassingbe Eyadema, falleció en febrero del 2005 y su hijo Faure Gnassingbe asumió el mando. En Gabón, el mandatario Omar Bongo, nombraba a su hijo Ali Bongo Ondimba, canciller y ministro de defensa. Al expirar Omar el hijo va a elecciones presidenciales con el apoyo de la estructura político militar que creó su padre y ganó.

Al morir el gobernante sirio Hafez Al-Asad, su hijo Bashar Al-Assad, de inmediato ocupó el cargo y mantiene la continuidad del régimen. Algo similar ocurrió en Azerbaiyán, la ex república soviética del Caúcaso. El ex general del KGB y jefe del partido local, Geidar Aliev, logró llegar a la presidencia tras la desaparición de la URSS. Falleció en diciembre
del 2003 y ya para entonces su hijo Ilam Aliev, había desempeñando funciones gubernamentales. Mientras su padre enfermaba ocupó la jefatura del gobierno para de ahí saltar a la presidencia.

También sobran los ejemplos fallidos o simplemente planes. En Guinea Ecuatorial, el dictador Teodoro Obiang Nguema, quien llegó al poder mediante un golpe de Estado a su tío, ya nombró ministro de Agricultura y Bosques a su hijo “Teodorín”. Pero el Teodorín ha sido investigado en Estados Unidos por lavado de dinero, por lo que su hermano Gabriel dice tener esperanzas para el cargo.

El mandatario de Senegal, Abdoulaye Wade, quien llegó a la presidencia en el 2000,
colocó a su hijo Karim como asesor y más tarde le nombra ministro de cooperación internacional, desarrollo y transporte aéreo. Los planes del presidente de Chad, Idriss Deby Itno, para pasarle el bastón de mando al hijo Brahim fracasaron al ser asesinado el joven en París en el 2007.

El que fuera presidente de Guinea, Lansana Conté, tenía organizado el plan para la sucesión a su hijo Ousmane Conté, jefe la seguridad presidencial. La muerte de Lansana y un golpe de Estado en diciembre del 2008 (muy frecuentes en África) no hicieron posible el traspaso. Terminó preso en su país y acusado de dirigir una red de narcotraficantes, vinculado a los carteles colombianos.

Tanto las protestas en Egipto como en Libia tuvieron como blanco a todo el clan gobernante. Las autoridades de El Cairo han prohibido salir del país a Hosni Mubarak, su esposa, los dos hijos, Gamal y Alaa, y a las esposas respectivas de estos. Todas sus cuentas bancarias fueron congeladas, dentro y fuera del país.

La Corte Penal Internacional acaba de colocar a varios de los hijos de Gadafi en una selecta lista de personajes de ese régimen que son investigados por posibles crímenes de lesa humanidad. Ellos son Muatasim, asesor de seguridad nacional, y su hermano Jamis, quien dirige un batallón del ejército. Otro hijo, Said al-Islam, siempre fue considerado el delfín del Gadafi y aunque no aparece en la lista su futuro es tan incierto como el de su padre. Hasta la London School of Economic investiga si plagió su tesis doctoral titulada “El papel de la sociedad civil en la democratización de las instituciones de gobernanza global” (2008).

El hijo mayor, Muammar, dirige la compañía de celulares y sistema satelital del país. La hija Aisha, quien fuera embajadora de buena voluntad de la UNESCO ya perdió esa condición y no puede, como sus hermanos, viajar al extranjero, por decreto del Consejo de Seguridad de la ONU.

Alemania y Austria congelaron las cuentas bancarias de la familia Gadafi y España, Suiza e Italia se aprestan a similar acción.

Unos meses atrás las apuestas por Alejandro Castro Espín, como heredero en Cuba, eran muy altas en Las Vegas. Ahora se pierde dinero; la casa no gana con estas protestas por doquier. Aunque lo nombren miembro pleno del Buró Político u honorario en la Academia de Ciencias, otro gallo cantará. No podrá fácilmente suceder al padre, ni mantener el legado del tío. La experiencia coreana es lejana y hasta los árabes entienden que las dinastías del proletariado corrompen a padres e hijos.

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    Alvaro Alba

    Álvaro Alba. Subdirector de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB). Historiador y periodista especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico y Premio David Burke a la excelencia periodística de USAGM (2020). Desde 1998 trabaja en OCB. Es frecuente panelista en programas de radio y televisión sobre esos temas. 
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