Los Navy SEAL, comando elite de la Armada de Estados Unidos lo componen héroes que lo reafirman a diario. De nuevo cumplieron su misión. No hay duda que son las mejores fuerzas especiales del mundo. Nade les detiene, nadie se les resiste. Son el ejemplo perfecto y perenne para todos los comandos del mundo. Los héroes del celuloide tienen rimbombantes nombres y apellidos; pero la realidad es que cualquier vecino, padre de los amigos de la escuela de los hijos o compañeros de estos de servicio puede ser un héroe de los Navy SEAL. Su acrónimo en ingles identifica el terreno de operaciones – Sea (Mar), Air (Aire) y Land (Tierra). Están aptos para combatir en el mar, desde el cielo y en la tierra.
No vimos en esta ocasión un retorno de los héroes con papelillos lanzados desde los rascacielos de Nueva York o un desfile militar cuando aterrizaron los helicópteros que los trajeron a la base militar. Quizás nunca sepamos sus nombres, ellos se pasearan con las medallas, pero no sabremos en que acciones las merecieron.
La historia de este comando elite se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando se iniciaron las operaciones anfibias en costas enemigas. En Fort Pierce, Florida se entrenaron a los primeros hombres-ranas de la armada. Unidades de demolición submarina repetían las hazañas en la guerra de Corea y ya para marzo de 1961 el Almirante Arleigh Burke, entonces jefe de operaciones navales, planificaba la creación de un comando especial para la lucha irregular. El entrenamiento fue perfeccionándose e institucionalizándose los Navy SEAL como unidad especial de la armada para 1962. Vietnam fue una verdadera academia para los comandos. En América Latina los SEAL han tenido sus páginas de historia. Dos unidades SEAL rescataron al Gobernador de Granada Sir Paul Scoon, del asedio de las marxistas granadinos, al entrar las tropas estadounidenses en esa isla en octubre de 1983. Resistieron el ataque de tropas cubanas y granadinas y salvando la vida del gobernador.
En diciembre de 1989 se encargaron de nuevo los SEAL de las más difíciles misiones durante el derrocamiento del régimen del general Noriega y su detención en Panamá entre las que estaban la destrucción del complejo naval en Balboa, la destrucción en el aeropuerto de Paitilla el avión privado del dictador y bloquear la isla Flamingo con su personal naval. No participaron en la Operación Garra de Águila que fracaso en el intento por rescatar a los rehenes estadounidenses en Irán en abril de 1980.
En Afganistán fueron de los primeros en recorrer las cuevas en las montañas de esa nación en el otoño del 2001 y realizaron todo el trabajo de reconocimiento en los principales puertos de Irak antes de la invasión del 2003. En los últimos años la prensa le ha dado amplia cobertura a varias de sus operaciones. Una de esas acciones fue el rescate en alta mar de la tripulación del buque MV Maersk Alabama secuestrada por piratas somalíes. La zozobra termino el 12 de abril del 2009 cuando los Navy SEAL eliminaron con certeros disparos a tres de los cuatro piratas.
En esta ocasión fue una selecta unidad, la Sexta, la que realizó la misión y duró 40 minutos. Fueron entrenados en las montañas, en el Ártico, en la jungla, en las urbes y mucho bajo el agua. Hablan diferentes idiomas, acorde a la situación de trabajo. En Pakistán, dicen testigos en la localidad de Abbottabad, cercana a la capital, que los militares que participaron en el operativo les ordenaban en pastún que se detuvieran y no se acercaran al complejo donde se escondía Bin Laden. Son francotiradores, enfermeros, paracaidistas, buzos, radistas, especialistas en artes marciales y no dejan a sus compañeros de armas abandonados.
Las tareas que le han puesto siempre las han cumplido, han cooperado con otros comandos similares, destacándose el británico (SAS) y el polaco (GROM) en Irak.
En la Florida, en Fort Pierce, está el museo de los Navy Seal, que recoge parte de la historia de la institución. Sigue siendo todavía el comando de los SEAL un exclusivo club masculino en las fuerzas armadas estadounidenses.