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Su Santidad, como le decía al inicio de esta carta, esta madrugada recibí la triste noticia de que Ángel fue ingresado en un hospital de La Habana con un cuadro de “sospecha” de dengue. Yo soy quien se ocupa de su blog y de muchas de sus gestiones fuera de la isla cárcel, junto a su agente literario, el escritor y periodista cubano exiliado en Berlín, Amir Valle.
Nuestra preocupación por Ángel es inmensa porque bien sabemos cuáles los métodos que utilizan para sacarse de en medio a los opositores que les incomodan. Lo han hecho con Laura Pollán, inoculándole un virus mortal, lo han hecho con Oswaldo Payá, embistiendo su coche simulando un accidente, solo por mencionar dos de los casos más sonados y descarados.
Ángel comenzó a sentirse mal y a tener fiebre justamente el viernes 13, día en que en Berlín, en el Instituto Cervantes, se presentaba su novela “El verano en que Dios dormía” que acababa de ganar el Premio Internacional Franz Kafka de Novelas de Gaveta convocado en la República Checa. Cinco días se tomaron sus carceleros para llevarlo al médico, y quedó ingresado con un errático diagnóstico: “sospecha de dengue”.
Su Santidad, ruego a usted por Ángel, el valiente opositor, el incansable luchador por los derechos humanos, el gran hombre, el amante padre, el gran patriota, mi adorado amigo.
Toda su lucha por Cuba es un acto de amor, de entrega sin límites, la única forma que él conoce de hacer las cosas. No merece el plan que la dictadura le tiene diseñado. Necesitamos que Su Santidad eleve su voz clamando Justicia por Ángel y por todos los presos políticos que agonizan en los campos de concentración castristas.
Me pongo a su entera disposición para colaborar con usted en esta tarea, la de ayudar a elevar el clamor por todos ellos, que al día de hoy son más de 120, varios de ellos en huelga de hambre, corriendo serio peligro sus vidas.
Me despido de usted con la esperanza de que le llegue mi ruego por Ángel y rece por él y por su pronta recuperación.
Creo firmemente que quien salva una vida, salva a la humanidad. Obro en consecuencia.
Con todo mi afecto,
Su Santidad, como le decía al inicio de esta carta, esta madrugada recibí la triste noticia de que Ángel fue ingresado en un hospital de La Habana con un cuadro de “sospecha” de dengue. Yo soy quien se ocupa de su blog y de muchas de sus gestiones fuera de la isla cárcel, junto a su agente literario, el escritor y periodista cubano exiliado en Berlín, Amir Valle.
Nuestra preocupación por Ángel es inmensa porque bien sabemos cuáles los métodos que utilizan para sacarse de en medio a los opositores que les incomodan. Lo han hecho con Laura Pollán, inoculándole un virus mortal, lo han hecho con Oswaldo Payá, embistiendo su coche simulando un accidente, solo por mencionar dos de los casos más sonados y descarados.
Ángel comenzó a sentirse mal y a tener fiebre justamente el viernes 13, día en que en Berlín, en el Instituto Cervantes, se presentaba su novela “El verano en que Dios dormía” que acababa de ganar el Premio Internacional Franz Kafka de Novelas de Gaveta convocado en la República Checa. Cinco días se tomaron sus carceleros para llevarlo al médico, y quedó ingresado con un errático diagnóstico: “sospecha de dengue”.
Su Santidad, ruego a usted por Ángel, el valiente opositor, el incansable luchador por los derechos humanos, el gran hombre, el amante padre, el gran patriota, mi adorado amigo.
Toda su lucha por Cuba es un acto de amor, de entrega sin límites, la única forma que él conoce de hacer las cosas. No merece el plan que la dictadura le tiene diseñado. Necesitamos que Su Santidad eleve su voz clamando Justicia por Ángel y por todos los presos políticos que agonizan en los campos de concentración castristas.
Me pongo a su entera disposición para colaborar con usted en esta tarea, la de ayudar a elevar el clamor por todos ellos, que al día de hoy son más de 120, varios de ellos en huelga de hambre, corriendo serio peligro sus vidas.
Me despido de usted con la esperanza de que le llegue mi ruego por Ángel y rece por él y por su pronta recuperación.
Creo firmemente que quien salva una vida, salva a la humanidad. Obro en consecuencia.
Con todo mi afecto,
(La Editora)
Esta carta fue publicada originalmente en el blog Los hijos que nadie quiso el
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