El presidente Donald Trump declaró el lunes el estado de emergencia en Carolina del Sur ante la devastación y las fuertes inundaciones causadas por la tormenta Florence, que se ha cobrado 32 vidas desde que tocó tierra en la
costa sureste del país el pasado viernes.
La declaración de emergencia, que fue anunciada a primera hora del lunes por la Casa Blanca, autoriza al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) coordinar todos los esfuerzos de socorro en casos de desastre y destinar fondos federales para afrontar la tragedia.
La asistencia económica de la Administración, que se pondrá a disposición de diversas instituciones gubernamentales y civiles, servirá para implantar "medidas de protección de emergencia" en Carolina del Sur, que, junto con Carolina del Norte, están siendo los estados más afectados por el azote de la tormenta.
Trump tiene previsto viajar esta misma semana, una vez que pase el peligro, a la región afectada para comprobar de primera mano los efectos de la tormenta.
Por su parte, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kirstjen Nielsen, visitará hoy mismo Carolina del Norte para abordar con las autoridades locales las operaciones de rescate en marcha y los trabajos de reconstrucción que serán necesarios en las zonas afectadas.
A pesar de que Florence se ha ido debilitando desde que la semana pasada comenzara a enfilar hacia suelo estadounidense como un huracán de categoría 4 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson hasta su actual estatus de tormenta de categoría 1, las autoridades advierten de que aún representa "una situación increíblemente seria".
Las imágenes de las localidades afectadas que muestran las principales cadenas de noticias son dantescas, con calles convertidas en auténticos canales. Y las autoridades aseguran que lo peor está aún por llegar.
"Numerosas alertas de inundación se mantienen actualmente en Carolina del
Norte y el sudeste de Virginia. No podemos recalcar esto suficientemente: las inundaciones repentinas pueden ocurrir en cualquier lado, no solo en las proximidades de ríos y arroyos", señaló el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) en su cuenta de Twitter.
El NWS quiso, además, "enfatizar" que el peligro continúa
presente incluso en aquellas zonas donde la tormenta ya ha quedado
atrás, puesto que "aunque las lluvias hayan cesado (...), el cauce
de los ríos continúa creciendo".
Múltiples rescates en ciudad de Carolina del Norte
Arrojándole un salvavidas a una ciudad inundada, las cuadrillas de emergencia distribuyeron el lunes alimentos y agua en Wilmington, mientras los rescatistas recogían a más personas varadas por el huracán Florence, cuyos remanentes se encaminaban hacia el noreste de Estados Unidos.
Los equipos de salvamento utilizaron helicópteros y botes para rescatar a gente atrapada por ríos que siguen creciendo.
“Gracias”, expresó un agotado Willie Schubert a los tripulantes de un helicóptero de la Guardia Costera que lo recogieron a él y a su perro Lucky del techo de una casa rodeada de agua en Pollocksville. Se desconoce cuánto tiempo llevaba allí.
La víspera, los 120.000 habitantes de Wilmington quedaron aislados por las inundaciones. Para el lunes a mediodía, las autoridades abrieron un camino no identificado que conduce hacia la ciudad, la cual se encuentra en una península. Pero se desconoce si esa ruta permanecería abierta porque el río Cape Fear seguía creciendo. Y las autoridades no explicaron cuándo podrían estar despejados otros caminos.
En algunos sitios finalmente dejó de llover y el sol se asomó, pero el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, advirtió que el agua permanecerá peligrosamente elevada durante días. Exhortó a los habitantes que fueron evacuados de las áreas más golpeadas a que no regresen debido a que aún hay caminos cerrados e inundaciones que sumergieron comunidades enteras.
Aproximadamente dos docenas de camiones con alimentos preparados por las fuerzas armadas y agua embotellada fueron entregados durante la noche en Wilmington, la octava ciudad más grande del estado, señalaron las autoridades.
Woody White, presidente de los comisionados del condado New Hanover, dijo que tres centros estarían abiertos para el martes por la mañana para comenzar a distribuir artículos de primera necesidad entre los habitantes.
“Las cosas están mejorando poco a poco, y se lo agradecemos a Dios”, afirmó White.
El alcalde Bill Saffo dijo estar trabajando con la oficina del gobernador para enviar más combustible a Wilmington.
“En este momento las cosas se están moviendo lo mejor posible en la ciudad”, afirmó.
Los equipos de emergencia han efectuado unos 700 rescates en el condado New Hanover, donde más del 60% de las viviendas y los negocios carecen de servicio eléctrico, señalaron las autoridades.
Para empeorar las cosas, líneas eléctricas derribadas y árboles partidos atravesaban muchos caminos en Wilmington tres días después de que Florence tocó tierra. En los golpeados vecindarios flotaba el olor a pinos rotos.
En la Casa Blanca, el presidente Donald Trump dijo que casi 20.000 efectivos militares y trabajadores federales fueron emplazados para que ayuden en la recuperación.
“Haremos todo lo que sea necesario para mantener a salvo al pueblo estadounidense”, afirmó.
Desesperado para obtener gasolina y poder utilizar un generador en su casa, Nick Monroe hizo una fila de 800 metros (media milla) en una gasolinera Speedway a pesar de que las bombas estaban envueltas en plástico. Se quedó sin electricidad el jueves antes de que Florence golpeara la costa, pero no podía recordar exactamente cuándo.
“Todo está como confuso”, afirmó.
Florence, que en un momento dado fue un huracán de categoría 4, seguía siendo de gran tamaño. Imágenes de radar mostraban partes de la tormenta sobre seis estados.
El meteoro, ahora como depresión tropical, aún genera lluvia abundante y vientos de unos 50 kilómetros por hora (30 millas por hora), y los meteorólogos prevén que gire hacia el noreste, donde podría arrojar hasta 101 milímetros (cuatro pulgadas) de precipitaciones antes de que vuelva a salir al mar.
La cifra de fallecimientos ascendió a 32, con 25 muertes en Carolina del Norte.
Las autoridades hallaron el cuerpo de un bebé de 1 año que fue arrastrado por el agua. En otra parte del estado, un hombre de 88 años falleció después de que su auto fue arrastrado. Las autoridades en Virginia dijeron que una persona murió tras lo que aparentemente fue un tornado.
(Con información de EFE y AP)