Este año, la celebración del Día Internacional de la Juventud se centra en la cuestión de la migración juvenil. Si bien los jóvenes constituyen más del 10% del total anual de alrededor de 214 millones de migrantes internacionales, muy poco se sabe de su lucha y sus experiencias.
Muchas son las causas que impulsan a los jóvenes a migrar. Algunos huyen de la persecución, otros, de las dificultades económicas. Unos están solos, otros, con sus familias (padres, hermanos e incluso hijos propios). Algunos cuentan con comunidades en las que integrarse, mientras que otros tienen que entablar relaciones nuevas. Tanto en tránsito como en su destino final, muchos jóvenes migrantes se enfrentan a amenazas similares o incluso peores, como el racismo, la xenofobia, la discriminación y las violaciones de los derechos humanos. Las jóvenes, en particular, se exponen al riesgo de la explotación y el abuso sexuales.
La pobreza, las condiciones de vida insalubres y marcadas por el hacinamiento, y la dificultad que supone encontrar un empleo digno son denominadores comunes de la experiencia de los migrantes. Estos problemas se ven exacerbados por la actual crisis económica y financiera mundial. Además, las comunidades y los políticos a menudo acusan a los migrantes de quitarles el empleo a los trabajadores locales, con lo que los exponen a un mayor riesgo de discriminación. En otros casos, los jóvenes cuyos padres migran padecen problemas psicológicos y sociales y son más vulnerables.
Es importante destacar la positiva contribución que realizan los jóvenes migrantes a las sociedades de origen, tránsito y destino, tanto económicamente como enriqueciendo su tejido social y cultural. En su mayoría trabajan con denuedo para ganarse la vida y mejorar su situación. Las remesas de fondos que envían para ayudar a sus familias en sus países de origen constituyen una importante contribución a las economías de todo el mundo. Cuando regresan a su lugar de origen, los jóvenes migrantes a menudo promueven el desarrollo aplicando conocimientos especializados e ideas adquiridos en el extranjero. En muchos casos, la migración conlleva el empoderamiento de la mujer, que gracias a ella consigue independencia financiera y social.
La Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará en octubre el segundo Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo. Insto a los Estados Miembros a que examinen la cuestión de la migración juvenil. Una de mis grandes prioridades es trabajar con los jóvenes y para los jóvenes. En este Día Internacional de la Juventud aliento a los Estados Miembros, a las organizaciones dirigidas por jóvenes y a otros interesados a que actúen para promover los derechos de todos los jóvenes migrantes y aprovechar al máximo el potencial de desarrollo que ofrece la migración juvenil.
Ban Ki-moo
Muchas son las causas que impulsan a los jóvenes a migrar. Algunos huyen de la persecución, otros, de las dificultades económicas. Unos están solos, otros, con sus familias (padres, hermanos e incluso hijos propios). Algunos cuentan con comunidades en las que integrarse, mientras que otros tienen que entablar relaciones nuevas. Tanto en tránsito como en su destino final, muchos jóvenes migrantes se enfrentan a amenazas similares o incluso peores, como el racismo, la xenofobia, la discriminación y las violaciones de los derechos humanos. Las jóvenes, en particular, se exponen al riesgo de la explotación y el abuso sexuales.
La pobreza, las condiciones de vida insalubres y marcadas por el hacinamiento, y la dificultad que supone encontrar un empleo digno son denominadores comunes de la experiencia de los migrantes. Estos problemas se ven exacerbados por la actual crisis económica y financiera mundial. Además, las comunidades y los políticos a menudo acusan a los migrantes de quitarles el empleo a los trabajadores locales, con lo que los exponen a un mayor riesgo de discriminación. En otros casos, los jóvenes cuyos padres migran padecen problemas psicológicos y sociales y son más vulnerables.
Es importante destacar la positiva contribución que realizan los jóvenes migrantes a las sociedades de origen, tránsito y destino, tanto económicamente como enriqueciendo su tejido social y cultural. En su mayoría trabajan con denuedo para ganarse la vida y mejorar su situación. Las remesas de fondos que envían para ayudar a sus familias en sus países de origen constituyen una importante contribución a las economías de todo el mundo. Cuando regresan a su lugar de origen, los jóvenes migrantes a menudo promueven el desarrollo aplicando conocimientos especializados e ideas adquiridos en el extranjero. En muchos casos, la migración conlleva el empoderamiento de la mujer, que gracias a ella consigue independencia financiera y social.
La Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará en octubre el segundo Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo. Insto a los Estados Miembros a que examinen la cuestión de la migración juvenil. Una de mis grandes prioridades es trabajar con los jóvenes y para los jóvenes. En este Día Internacional de la Juventud aliento a los Estados Miembros, a las organizaciones dirigidas por jóvenes y a otros interesados a que actúen para promover los derechos de todos los jóvenes migrantes y aprovechar al máximo el potencial de desarrollo que ofrece la migración juvenil.
Ban Ki-moo