El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, viaja este lunes a Kiev, mientras la tensión volvió a subir en el este de Ucrania tras un tiroteo en el este de Ucrania que dejó varios muertos el domingo de Pascua.
Esta brusca agravación de la situación en el este del país puede dar al traste con el acuerdo logrado contra todo pronóstico en Ginebra entre rusos, ucranianos y occidentales.
El alcalde autoproclamado de la ciudad ucraniana de Slaviansk (este), controlada por los separatistas prorrusos, pidió el domingo al presidente ruso, Vladimir Putin, el envío de tropas rusas para proteger a la población local.
Los temores de una intervención de Rusia, que reconoció haber concentrado tropas en la frontera, volvieron a aumentar con este anuncio, que recuerda el llamamiento de los dirigentes de Crimea al presidente ruso antes del referéndum que condujo a la incorporación de la península a Rusia.
"Le pedimos que estudie lo antes posible la posibilidad de enviar fuerzas de mantenimiento de la paz para defender la población contra los fascistas", declaró este responsable, Viacheslav Ponomariov, en rueda de prensa. Si esta opción no es posible, "denos armas", añadió Ponomariov tras decretar un toque de queda en la ciudad, controlada por los prorrusos desde hace más de una semana.
Por su parte, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, pidió la ayuda económica de los occidentales para modernizar el ejército ucraniano.
En una entrevista a la cadena de televisión estadounidense NBC, difundida el domingo en Estados Unidos, Yatseniuk acusó a Rusia "socavar la estabilidad internacional". "El mundo tiene motivos para preocuparse por las intenciones de Putin", lanzó.
"Es evidente hoy que Rusia es una amenaza para el planeta, para la Unión Europea y para Ucrania", dijo el dirigente ucraniano.
En la localidad de Bilbasivka, unos 18 km al oeste de Slaviansk, se produjo durante la noche un tiroteo en un puesto de control montado por los prorrusos. Según Ponomariov, el tiroteo se saldó con cinco muertos, tres militantes prorrusos y dos asaltantes.
El Kremlin, que según la OTAN ha desplegado cerca de 40.000 soldados en la frontera de Ucrania, desmiente todo proyecto de invasión en el este. Pero Putin, que tiene autorización del Parlamento ruso para mandar tropas a Ucrania, prometió garantizar "a cualquier precio" la protección de los ruso-parlantes en la ex Unión Soviética.
El ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov, visitó el este del país para inspeccionar las tropas de la Guardia Nacional desplegadas en la región de Dnipropetrovsk, pero no en la Donbass rebelde.
En Slaviansk, los militantes prorrusos tienen bajo control el ayuntamiento, la policía y la sede local de los servicios de inteligencia desde hace más de una semana.
Esos activistas locales cuentan con el respaldo de hombres armados presentados como grupos de autodefensa, si bien Kiev y los occidentales los acusan de ser tropas de élite de los servicios especiales del ejército ruso. El Kremlin, por su parte, desmiente que tenga militares en el este de Ucrania.
Estados Unidos, que acusa a Moscú de promover el descontento en Ucrania, instó a Rusia a que presione a los insurgentes para que respeten el acuerdo de Ginebra.
Esta brusca agravación de la situación en el este del país puede dar al traste con el acuerdo logrado contra todo pronóstico en Ginebra entre rusos, ucranianos y occidentales.
El alcalde autoproclamado de la ciudad ucraniana de Slaviansk (este), controlada por los separatistas prorrusos, pidió el domingo al presidente ruso, Vladimir Putin, el envío de tropas rusas para proteger a la población local.
Los temores de una intervención de Rusia, que reconoció haber concentrado tropas en la frontera, volvieron a aumentar con este anuncio, que recuerda el llamamiento de los dirigentes de Crimea al presidente ruso antes del referéndum que condujo a la incorporación de la península a Rusia.
"Le pedimos que estudie lo antes posible la posibilidad de enviar fuerzas de mantenimiento de la paz para defender la población contra los fascistas", declaró este responsable, Viacheslav Ponomariov, en rueda de prensa. Si esta opción no es posible, "denos armas", añadió Ponomariov tras decretar un toque de queda en la ciudad, controlada por los prorrusos desde hace más de una semana.
Por su parte, el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, pidió la ayuda económica de los occidentales para modernizar el ejército ucraniano.
En una entrevista a la cadena de televisión estadounidense NBC, difundida el domingo en Estados Unidos, Yatseniuk acusó a Rusia "socavar la estabilidad internacional". "El mundo tiene motivos para preocuparse por las intenciones de Putin", lanzó.
"Es evidente hoy que Rusia es una amenaza para el planeta, para la Unión Europea y para Ucrania", dijo el dirigente ucraniano.
En la localidad de Bilbasivka, unos 18 km al oeste de Slaviansk, se produjo durante la noche un tiroteo en un puesto de control montado por los prorrusos. Según Ponomariov, el tiroteo se saldó con cinco muertos, tres militantes prorrusos y dos asaltantes.
El Kremlin, que según la OTAN ha desplegado cerca de 40.000 soldados en la frontera de Ucrania, desmiente todo proyecto de invasión en el este. Pero Putin, que tiene autorización del Parlamento ruso para mandar tropas a Ucrania, prometió garantizar "a cualquier precio" la protección de los ruso-parlantes en la ex Unión Soviética.
El ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov, visitó el este del país para inspeccionar las tropas de la Guardia Nacional desplegadas en la región de Dnipropetrovsk, pero no en la Donbass rebelde.
En Slaviansk, los militantes prorrusos tienen bajo control el ayuntamiento, la policía y la sede local de los servicios de inteligencia desde hace más de una semana.
Esos activistas locales cuentan con el respaldo de hombres armados presentados como grupos de autodefensa, si bien Kiev y los occidentales los acusan de ser tropas de élite de los servicios especiales del ejército ruso. El Kremlin, por su parte, desmiente que tenga militares en el este de Ucrania.
Estados Unidos, que acusa a Moscú de promover el descontento en Ucrania, instó a Rusia a que presione a los insurgentes para que respeten el acuerdo de Ginebra.