Los cuerpos de tres cubanos que murieron en un accidente de tránsito el pasado 1 de enero en Santa Victoria del Palmar, estado de Río Grande del Sur, Brasil, se encuentran trabados ahora en una madeja burocrática.
La exigencia de documentos oficiales que indiquen los nombres completos de los padres de las víctimas ha demorado el trámite para sacar los cadáveres de la morgue, aseguró éste jueves el diario Globo.com.
Las víctimas, parte del grupo de siete que fallecieron ese día, se encuentran en el Instituto de Medicina Legal (IML) “por falta de documentación”, señala la publicación.
Una octava víctima mortal, Jonathan Ferreira, de 21 años, fue declarado con “muerte cerebral” días después.
Los cubanos fallecidos fueron identificados como Osmani Hidalgo Leyva, de 21 años, Niurka García Roque, de 46 años, y Reynaldo Delgado Díaz, de 45.
La institución recibió una demanda de la familia, apunta el medio informativo, pero la falta de documentación impide que los cuerpos sean al fin liberados.
"Nosotros necesitamos documentos que tengan algún tipo de reconocimiento en Brasil, así que incluso los poderes que se hacen fuera de Brasil, tienen que ser reconocidos y tener fe pública para que podamos liberar los cuerpos [...] En uno de los documentos que tienen, los nombres de padre y madre son incompletos, tiene sólo el nombre, entonces es una dificultad porque normalmente necesitamos todos los datos para hacer el llenado de las declaraciones de muerte y posterior registro. Esto crea un problema más para nosotros ", afirmó el coordinador del Departamento Médico Legal de Río Grande, Paulo Barragan.
En los pasaportes constan visados de salida de Cuba, de entrada en Guayana y luego de la llegada a Brasil.
Los cubanos salieron del aeropuerto de Porto Alegre hacia el Chuí. El choque se produjo en Santa Victoria del Palmar, a unos 50 kilómetros del destino final.
El delegado de la Policía Civil que conduce la investigación del accidente, Adam Lauxen, cree que los cubanos tenían a Uruguay como destino, por la facilidad de conceder refugio a los inmigrantes.
El único sobreviviente del trágico suceso es Armando Sosa González, de 24 años de edad, y la asistente social Lisiane Furtado, asegura que conversa con él a diario. La trabajadora de salud se ha puesto en contacto con los familiares de los fallecidos.
"Ellos venían a residir aquí, en Uruguay [que limita con el Chuí], y habrían vendido todos sus bienes allí en Cuba [...]”, declaró.
[A partir de información de Globo.com]