Las autoridades panameñas enviarán a la capital para su deportación a Cuba a dos migrantes cubanos que fueron capturados tras escapar el domingo con otros dos del albergue de Los Planes en Gualaca, provincia de Chiriquí.
Según el Servicio Nacional de Migración, los dos detenidos, una pareja, fueron ubicados a pocos metros del albergue. El comisionado Alfredo Córdoba, director provincial de Migración en Chiriquí, dijo que serán enviados a la ciudad de Panamá donde se iniciará el proceso de deportación a Cuba.
Se informó que la fuga puso en alerta a las autoridades de Migración, las cuales mantienen operativos para dar con la ubicación de los otros dos escapados.
El diario El Siglo, que publica la información, atribuye la fuga a la desesperación que empieza a apoderarse de los migrantes cubanos, después que el gobierno les hiciera saber que tendrán que regresar a la isla, ya que no pueden ser legalizados en el país debido a que ingresaron ilegalmente al territorio nacional.
Como incentivos para su regreso voluntario a Cuba se les ha ofrecido una ayuda económica para emprender un negocio por cuenta propia y visado múltiple para que puedan viajar a Panamá a abastecerse, pero muchos temen que una vez en la isla el gobierno cubano les reprima y les niegue los permisos para iniciar negocios y viajar.
Cuando Estados Unidos puso fin en enero a la política de pies secos/pies mojados que permitía el ingreso casi automático de los cubanos a su territorio, una vocera del Departamento de Estado declaró a El Nuevo Herald que “los cubanos en terceros países pueden presentar sus preocupaciones al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”.
Cubanos que quedaron varados en México se han entrevistado con representantes de la ACNUR para solicitar asilo político o refugio, pero aunque el organismo de la ONU está también presente en Panamá, los isleños que quedaron estancados en ese país apenas han recibido seguimiento de la ACNUR o la Organización Internacional para las Migraciones. Ambas entidades siguieron de cerca la situación de unos 8.000 cubanos que quedaron varados en Costa Rica desde noviembre de 2015, después que Nicaragua cerró su frontera.
El único apoyo significativo recibido por el grupo remanente de cubanos en Panamá provino de la Iglesia Católica, la cual llegó a un acuerdo en abril con el Gobierno del Presidente Juan Carlos Varela para su traslado al albergue de Gualaca. Representantes de la Iglesia presentaron entonces el acuerdo como una solución que evitaría las deportaciones.
(Con información de El Siglo)