Cuando el sistema inmune ataca a las células del páncreas (encargadas de producir insulina) se desarrolla diabetes de tipo 1. A pesar de que con la insulina inyectada se puede controlar la enfermedad, no existe cura.
En su laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, el grupo de investigación dirigido por Mario Mellado ha identificado una manera que evita que el sistema inmune ataque a las células del páncreas, informa el portal digital ABC.es.
Los resultados que han obtenido parecen bastante prometedores: la hormona del crecimiento, usada desde los años 50 para tratar deficiencias a niños y adolescentes, retrasa el desarrollo de la diabetes de tipo 1.
En colaboración con científicos de la Universidad Complutense, los científicos han demostrado que la hormona favorece la proliferación de los islotes pancreáticos, protege su integridad y tiene efectos sobre el sistema inmunológico.
Además, favorece la presencia de macrófagos antiinflamatorios y, entre otras cosas, mantiene la actividad de la población de linfocitos T, encargada de reducir la respuesta inmune (o células T reguladoras).
El estudio subraya la importancia del control endocrino de las funciones asociadas al sistema inmunológico y sugiere que terapias basadas en análogos de la hormona de crecimiento podrían ser útiles en le tratamiento de la diabetes autoinmune.
En su laboratorio del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, el grupo de investigación dirigido por Mario Mellado ha identificado una manera que evita que el sistema inmune ataque a las células del páncreas, informa el portal digital ABC.es.
Los resultados que han obtenido parecen bastante prometedores: la hormona del crecimiento, usada desde los años 50 para tratar deficiencias a niños y adolescentes, retrasa el desarrollo de la diabetes de tipo 1.
En colaboración con científicos de la Universidad Complutense, los científicos han demostrado que la hormona favorece la proliferación de los islotes pancreáticos, protege su integridad y tiene efectos sobre el sistema inmunológico.
Además, favorece la presencia de macrófagos antiinflamatorios y, entre otras cosas, mantiene la actividad de la población de linfocitos T, encargada de reducir la respuesta inmune (o células T reguladoras).
El estudio subraya la importancia del control endocrino de las funciones asociadas al sistema inmunológico y sugiere que terapias basadas en análogos de la hormona de crecimiento podrían ser útiles en le tratamiento de la diabetes autoinmune.