Una decena de cocodrilos cubanos están listos para volver al agreste hogar de sus padres luego de haber nacido en Suecia, cuyo zoológico los devolvió a esta isla caribeña.
Tras una cuarentena que los mantuvo alejados y bajo vigilancia en el Zoológico Nacional, los 10 pequeños cocodrilos –que pertenecen a una especie protegida– están todavía en un área reservada pero ya se encuentran en condiciones de ser liberados en una fecha próxima, informó a la AP el médico veterinario Hiram Fernández.
Con poco más de un metro de largo, varios recibieron el calor tropical la tarde de este miércoles mientras sus manejadores los colocaban con cuidado en el piso esquivando los mordiscos que a diestra y siniestra lanzaban.
Por un instante se quedaron quietos, colocaron sus barrigas en el piso y abrieron la boca de afilados y pequeños dientes. "Es una especie propia de nuestro país", explicó Fernández. "Tiene una coloración entre amarillo y negro, no alcanzan gran tamaño pero son muy agresivos".
Estos cocodrilos poseen, además, dos protuberancias sobre su cabeza que los distinguen de otras especies, así como su particular caminar pues no reptan sino que se levantan en sus cuatro patas para desplazarse.
Los animales, que según sus cuidadores son todas hembras, fueron traídas a Cuba en abril procedentes del zoológico Skansen de Estocolmo, que los donó a la isla para contribuir a la reproducción de esta especie protegida –científicamente llamada Crocodylus Rhombifer– pues solo se encuentran pocos ejemplares en la Ciénega de Zapata y la Isla de la Juventud.
La singular historia de Castro y Hillary, los padres de estos 10 cocodrilos se remonta a la década de los 80, cuando Fidel se los regaló al cosmonauta soviético Vladimir Shatalov, quien se los llevó a Moscú.
Cuando la pareja comenzó a crecer, Shatalov los entregó al zoológico de Moscú, pero como allí no había condiciones para cuidarlos fueron entregados al de Estocolmo, Suecia.
"Es un logro que pudieran reproducirse en Europa", comentó Fernández quien indicó que los climas fríos del viejo continente no son apropiados para este tipo de reptiles.
Dado que los animales se encuentran sanos y sin lesiones serán llevados a un criadero en la Ciénega de Zapara, a unos 200 kilómetros de la capital, donde serán liberados para que puedan contribuir a la reproducción de la especie.
Los cocodrilos cubanos sufrieron la presión de la caza, la pérdida de su pantanoso medio ambiente y la competencia de otra especie ampliamente extendida por todo el Caribe, el cocodrilo americano o caimán. Fernández espera que una vez en su medio natural los 10 cocodrilos incrementen sustancialmente en Cuba la población de esta especie.
"Espero que esta belleza que yo tengo en mis manos pueda llegar a ser una excelente madre y tenga una vida longeva", comentó Fernández mostrando un ejemplar que abría y cerraba los párpados, estiraba sus patas desde su fría panza y lanzaba mordiscos.