Ocurrió hace una eternidad. En febrero de 1956 la revista Esquire publicó un artículo que describía a La Habana como la ciudad más sexual del mundo. Era una historia de mujeres esculturales y del amor al sexo. Una historia que reforzaba la idea que la capital de Cuba reinaba el sexo y el vicio.
Helen Lawrenson, la escritora, decía que en su esencia en La Habana el aire que se respiraba tenía un perfume de sexo. Los cubanos, ella agregó: "lo aceptan . . . como un factor determinante en sus vidas".
Ese era el tipo de artículos provocativos que hizo a Esquire famosa por décadas. A la vez, fue factor en ayudar a crear el mito que Cuba era un país con una moral corrupta que necesitaba desesperadamente una revolución. Castro usó este estereotipo para promover su revolución y decir que él acabaría con la prostitución y la corrupción en Cuba.
Ahora otro país latinoamericano, Colombia, se enfrenta a una batalla publicitaria similar. El incidente que daña su imagen salió a relucir cuando más de 20 agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos y miembros de las fuerzas armadas del mismo país llevaron prostitutas a sus habitaciones de hotel en Cartagena, días antes de la Cumbre de las Américas. Colombia tiene que combatir esta imagen porque el daño que le hace al país es grande.
Durante muchos años Colombia era conocido por la violencia, los carteles de la droga y un gobierno infiltrado por el narco-tráfico. Eso hizo a muchos evitar viajar al país y ni siquiera pensar en invertir en el mismo.
Las cosas comenzaron a mejorar cuando Alvaro Uribe fue presidente y durante sus dos mandatos persiguió a los narco-terroristas, a los carteles de la droga y a los políticos corruptos. La guerrilla que cuidaba los laboratorios de cocaína fue perseguida y derrotada una y otra vez. El actual presidente Juan Manuel Santos ha acrecentado esos esfuerzos.
A la vez que esto ocurría, el gobierno de Colombia gastó millones en decirle al mundo que Colombia había cambiado; que la violencia estaba bajo control; y que la paz y una economía pujante eran la nueva realidad. Esto no es mito; es la verdad.
Desgraciadamente vino el escándalo de la cumbre y otra revista, esta vez The Economist, le ha suministrado a Colombia un duro revés en su lucha por cambiar la imagen del país.
La nota en la página digital de The Economist dice "que este no es el "tipo de publicidad que (los colombianos) querían ver." Pero no se puede evitar. Hay cientos de historia que describen a la histórica Cartagena como una ciudad donde prima la prostitución.
No importa que el Alcalde Campo Elías Terán lo negase. La revista dice que en Cartagena "todos los taxistas le dicen a los hombres que pueden presentarte prostitutas. Y algunos de los mejores hoteles de la ciudad no son muy cuidadosos a la hora de permitir a sus huéspedes llevar compañía a sus habitaciones ya que después de todo la prostitución es legal (en Cartagena)".
Los colombianos tienen un gobierno que puede luchar contra esta imagen en una pelea que no buscaron ni necesitaba. Pero tienen que pelearla, pues si no lo hace ésta puede convertirse en la primera de muchas historia exageradas de periodistas que busquen crear un nuevo mito sobre Colombia.
Hay que destruir los mitos con hechos y verdades. Los cubanos llevan 50 años en el exilio tratando de combatir los mitos revolucionarios en su isla natal. Esta es una de las razones por las cuales FACE publicó el libro Cubans: An Epic Journey, del cual Sam Verdeja y yo somos co-editores.
El libro destruye los mitos de la revolución con datos, no con adjetivos. Así y todo el precio que los cubanos han pagado por esta leyenda negra es alto. La misma sirvió de punto de apoyo a la revolución.
Ojala que Colombia tenga éxito en destruir este mito ahora y no lo deje enraizarse.
Artículo de Guillermo I. Martínez, publicado en el diario South-Forida Sun-Sentinel el 4/25/2012. Para Guillermo I. Martínez en Twitter at @g_martinez123, y en email - Guimar123@gmail.com
Helen Lawrenson, la escritora, decía que en su esencia en La Habana el aire que se respiraba tenía un perfume de sexo. Los cubanos, ella agregó: "lo aceptan . . . como un factor determinante en sus vidas".
Ese era el tipo de artículos provocativos que hizo a Esquire famosa por décadas. A la vez, fue factor en ayudar a crear el mito que Cuba era un país con una moral corrupta que necesitaba desesperadamente una revolución. Castro usó este estereotipo para promover su revolución y decir que él acabaría con la prostitución y la corrupción en Cuba.
Ahora otro país latinoamericano, Colombia, se enfrenta a una batalla publicitaria similar. El incidente que daña su imagen salió a relucir cuando más de 20 agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos y miembros de las fuerzas armadas del mismo país llevaron prostitutas a sus habitaciones de hotel en Cartagena, días antes de la Cumbre de las Américas. Colombia tiene que combatir esta imagen porque el daño que le hace al país es grande.
Durante muchos años Colombia era conocido por la violencia, los carteles de la droga y un gobierno infiltrado por el narco-tráfico. Eso hizo a muchos evitar viajar al país y ni siquiera pensar en invertir en el mismo.
Las cosas comenzaron a mejorar cuando Alvaro Uribe fue presidente y durante sus dos mandatos persiguió a los narco-terroristas, a los carteles de la droga y a los políticos corruptos. La guerrilla que cuidaba los laboratorios de cocaína fue perseguida y derrotada una y otra vez. El actual presidente Juan Manuel Santos ha acrecentado esos esfuerzos.
A la vez que esto ocurría, el gobierno de Colombia gastó millones en decirle al mundo que Colombia había cambiado; que la violencia estaba bajo control; y que la paz y una economía pujante eran la nueva realidad. Esto no es mito; es la verdad.
Desgraciadamente vino el escándalo de la cumbre y otra revista, esta vez The Economist, le ha suministrado a Colombia un duro revés en su lucha por cambiar la imagen del país.
La nota en la página digital de The Economist dice "que este no es el "tipo de publicidad que (los colombianos) querían ver." Pero no se puede evitar. Hay cientos de historia que describen a la histórica Cartagena como una ciudad donde prima la prostitución.
No importa que el Alcalde Campo Elías Terán lo negase. La revista dice que en Cartagena "todos los taxistas le dicen a los hombres que pueden presentarte prostitutas. Y algunos de los mejores hoteles de la ciudad no son muy cuidadosos a la hora de permitir a sus huéspedes llevar compañía a sus habitaciones ya que después de todo la prostitución es legal (en Cartagena)".
Los colombianos tienen un gobierno que puede luchar contra esta imagen en una pelea que no buscaron ni necesitaba. Pero tienen que pelearla, pues si no lo hace ésta puede convertirse en la primera de muchas historia exageradas de periodistas que busquen crear un nuevo mito sobre Colombia.
Hay que destruir los mitos con hechos y verdades. Los cubanos llevan 50 años en el exilio tratando de combatir los mitos revolucionarios en su isla natal. Esta es una de las razones por las cuales FACE publicó el libro Cubans: An Epic Journey, del cual Sam Verdeja y yo somos co-editores.
El libro destruye los mitos de la revolución con datos, no con adjetivos. Así y todo el precio que los cubanos han pagado por esta leyenda negra es alto. La misma sirvió de punto de apoyo a la revolución.
Ojala que Colombia tenga éxito en destruir este mito ahora y no lo deje enraizarse.
Artículo de Guillermo I. Martínez, publicado en el diario South-Forida Sun-Sentinel el 4/25/2012. Para Guillermo I. Martínez en Twitter at @g_martinez123, y en email - Guimar123@gmail.com