Observaciones de la sonda europea Rosetta sugieren que el hielo de la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko aparece y desaparece cíclicamente en función de la exposición a la luz solar, según un estudio publicado en la revista Nature.
Los instrumentos que incorpora la nave, que orbita a 10 kilómetros de distancia del cuerpo celeste, han comprobado que la cantidad de agua congelada en una región particular del cometa aumenta cuando está en sombra y decrece cuando queda expuesta a la luz.
Un grupo de investigadores italianos liderado por Maria Cristina De Sanctis ha medido la concentración de hielo en el cuello del cometa, la zona estrecha en el centro de 67P.
Sus indagaciones han revelado el patrón cíclico por el que varía el volumen de agua helada en la superficie del cometa, que coincide con los cambios en las condiciones de iluminación.
Esas mediciones han sido posibles gracias a VIRTIS, un espectrómetro de luz visible e infrarroja fabricado por un consorcio italiano, francés y alemán.
El estudio muestra asimismo que cuando esa zona del cometa queda expuesta a la luz solar el incremento de temperatura en la superficie provoca la liberación de vapor de agua, un fenómeno que ya había sido observado en otros cuerpos similares.
Los autores proponen que un ciclo diario ligado a la iluminación del sol puede explicar ese fenómeno en los cometas 9P/Tempel 1 y 103P/Hartley 2, y sugieren que ese proceso puede ser una característica general en la mayoría de cometas.
La sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA) orbita desde agosto del año pasado en torno al cometa 67P, al que llegó tras viajar durante diez años.