El Kremlin lleva mucho tiempo utilizando el fact-checking como arma. Desde el comienzo de la guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania, los rusos han lanzado muchos canales en Telegram y otras redes sociales que supuestamente se dedican a «exponer la propaganda occidental» y «defender la verdad», pero en realidad promueven las mismas narrativas de desinformación rusas de siempre, pero desde un ángulo diferente. Esta técnica está diseñada para socavar los esfuerzos de los verdaderos verificadores de hechos que trabajan según las normas internacionales y utilizan hechos, no patrones propagandísticos, para refutar.
Esto no fue suficiente para el Kremlin, así que ahora Rusia quiere crear una asociación internacional separada de “verificación de hechos” -la Global Fact-checking Network (GFCN)- para unir a aquellos que comparten “las opiniones y valores rusos”. Uno sólo puede imaginar la lista de valores que los llamados “fact-checkers” rusos van a defender.
La creación de tal cuasi-organización fue el principal objetivo del llamado foro internacional Diálogo sobre Fakes 2.0, celebrado en Moscú el 20 de noviembre, que esencialmente reunió a todos los principales propagandistas del Kremlin y sus partidarios de todo el mundo. El primer panel principal de este encuentro, en el que participaron la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajárova, Steven Seagal, uno de los principales propagandistas de Telegram, Mijail Zvinchuk (propietario del canal Rybar), así como el director general de la agencia TASS, Andrei Kondrashov, y otros, puede decir mucho sobre el nivel del foro.
Además de la habitual lamentación de que Occidente siga “imponiendo” agresivamente a los demás su único punto de vista correcto, mientras Rusia sigue siendo una inquebrantable luchadora por la verdad, fue en esta conferencia donde decidieron anunciar la creación de una nueva asociación internacional de verificación de hechos. Los rusos consideran que las ya existentes –es decir, la red mundial IFCN, de la que son miembros StopFake y su homóloga europea EFCSN– “a veces sólo cumplen una misión política y otras no tienen nada que ver con una verdadera verificación objetiva de los hechos”. La asociación rusa, en cambio, está llamada a ofrecer “una alternativa sana que contribuya a hacer del mundo un lugar mejor”.
Esta “alternativa saludable” fue presentada por el director general de la organización sin ánimo de lucro Dialog, Volodymyr Tabak. Según las investigaciones de los periodistas, Dialog se dedica a difundir propaganda con el dinero del presupuesto ruso, y durante la guerra total, Dialog pasó a prestar apoyo informativo al Ministerio de Defensa ruso. Esto es exactamente lo que se necesita para unir a los activistas de la verdad de todo el mundo.
¿Qué prometió hacer Tabak en la nueva asociación? En primer lugar, unir a la gente como él, aquellos “que comparten nuestros puntos de vista y valores”, es decir, los puntos de vista y valores del Kremlin y del Ministerio de Defensa ruso. En segundo lugar, Vladimir Tabak prometió enseñar a todo el mundo a verificar los hechos, tanto fuera como dentro de Internet, de nuevo sobre la base de su organización Dialog. Además de los valores y la formación, a los fact-checkers que aceptasen unirse a la “alternativa sana” rusa también se les ofreció acceso GRATUITO a un panel de control (algo que, según ellos, no está disponible en otras asociaciones), donde pueden registrar y analizar las falsificaciones, marcarlas y encontrar otras noticias falsas similares. Es cierto que cualquier organización profesional de comprobación de hechos utiliza docenas de plataformas de este tipo y, gracias a su pertenencia a una asociación internacional, también tienen acceso gratuito a ellas y a otras herramientas para verificar la información, pero parece que Dialog no ha llevado a cabo la comprobación de hechos hasta el final. El propio tablero de mandos se parece a otras plataformas similares que ya existen, así que aquí tampoco hay innovación ni emoción.
Tabak también subrayó que la asociación rusa no sólo aceptará a personas jurídicas, sino también a particulares. De hecho, cualquiera que quiera “comprobar falsificaciones basadas en los valores de los propagandistas rusos” podrá convertirse en miembro de la asociación internacional de comprobación de hechos. La lista de participantes en este acto, es decir, de miembros potenciales, ya habla por sí sola: se trata de figuras habituales que son autores de falsificaciones que los verdaderos fact-checkers de la IFCN tienen que refutar.
También cabe destacar que el otro socio de esta asociación es la agencia de noticias TASS, el principal aparato de propaganda estatal del Kremlin. El director general de TASS, Andrei Kondrashov, que firmó a bombo y platillo la creación de esta “asociación” con Tabak, dijo que no podía ser de otra manera, porque “es la agencia TASS la que tiene la misión histórica de verificar los hechos”. Es por ello que StopFake refuta constantemente las falsificaciones de TASS, incluyendo recientemente la refutación de una falsificación lanzada por TASS en la que supuestamente soldados ucranianos realizaban saqueos en el pueblo de Glushkovo, en la región de Kursk, aunque no estaban físicamente allí y el saqueo fue llevado a cabo por militares rusos, lo que fue confirmado por residentes locales. Sin embargo, es evidente que la agencia TASS entiende por fact-checking algo completamente distinto.
Por último, los fundadores de la asociación internacional mostraron incluso el código de un fact-checker responsable, con las palabras adecuadas sobre objetividad y apertura metodológica, que debe firmarse antes de unirse a la asociación. Para subrayar que la asociación rusa de fact-checkers es más abierta que sus homólogas occidentales, Kondrashov llegó a decir que “la asociación americana comprueba cada año la lealtad política de sus miembros”, ya que estas organizaciones miembros de su asociación ”sólo trabajan por los intereses de otros países”. Sin embargo, esto se refiere a una auditoría independiente realizada por auditores de diferentes países, que comprueba, entre otras cosas, el cumplimiento de los principios del código y las normas, y una auditoría que TASS no habría pasado, pero incluso aquí falló algún fact-checking.
¿Cuál es el resultado? Lo cierto es que Rusia está intensificando el uso del fact-checking como arma, ofreciendo activamente su «verdad», su «metodología» y su visión del mundo. Al permitir que cualquier persona simpatizante de Rusia se convierta en “fact-checker”, el Kremlin está desacreditando lo que hacen los profesionales y luchando por aquellos que no sólo no están seguros de qué creer, sino que tampoco saben si pueden confiar en quienes se dedican a verificar la información. Esta es otra ronda de la guerra de la información en el mundo de la posverdad, en el que tendremos que seguir luchando por los hechos.
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