Al cabo de 35 años, el documental Conducta Impropia mantiene su vigencia, asegura Orlando Jiménez Leal, que lo dirigió con Néstor Almendros y lo estrenó en París en marzo de 1984.
“Es una película contra la intolerancia”, asegura Jiménez Leal. “La intolerancia existirá siempre, y por lo tanto, Conducta Impropia tendrá vigencia todo el tiempo“.
Esa vigencia, y la recia denuncia de las purgas contra los homosexuales y contra todo el que no se ajustara al patrón del revolucionario obediente en la Cuba gobernada por Castro, son dos de los motivos que llevarán el documental a la pantalla del Coral Gables Art Cinema este domingo 24 de marzo a la 1 de la tarde.
El otro: se trata de una copia restaurada y reeditada por el director con el también cineasta cubano Eliecer Jiménez Almeida. Las dos horas de la versión original quedan en poco más de hora y media, dice Jiménez Leal, que hará la presentación y al final responderá preguntas del público.
“La idea de hacer Conducta Impropia surgió como una idea de ficción“, explica el director en conversación con Radio Martí. “Las primeras entrevistas que hicimos fueron entrevistas hechas a manera de research [investigación] para enriquecer el guión que se estaba escribiendo. Pero las entrevistas fueron tan desgarradoras, tan impactantes, que decidimos hacer un estudio y convertirlas en un documental mientras la película se armaba“.
Entre los entrevistados figuran Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante, René Ariza, José Mario, Armando Valladares, Carlos Franqui, Juan Goytisolo y Susan Sontag.
Jiménez Leal es, junto con Sabá Cabrera Infante, el director de PM, el documental que desencadenó en junio de 1961 las tristemente célebres Palabras a los Intelectuales de Fidel Castro: “Con la revolución todo, contra la revolución nada”.
Conducta Impropia es un examen descarnado de los campos de trabajos forzados de las UMAP, las Unidades Militares de Apoyo a la Producción, que funcionaron entre noviembre de 1965 y julio de 1968 en Camagüey para “reeducar” a los que no podían cumplir el Servicio Militar Obligatorio.
Le pregunto cómo fue trabajar con Néstor Almendros, que en 1979 ya había ganado un Oscar de la Academia estadounidense de cine por la dirección de fotografía de Days of Heaven.
“Cuando empezamos a hacer Conducta Impropia llevábamos más de 30 años de amistad, y estábamos muy compenetrados”, responde Jiménez Leal. “Además, Néstor era un hombre muy organizado, y yo soy un tipo más disperso; es decir, que de alguna manera nos complementábamos. El admiraba mi dispersión y yo admiraba su rigor”.
Almendros viene de la docencia, indica Jiménez Leal, y recuerda que su padre fue el pedagogo Herminio Almendros.
“Néstor tenía un rigor sobre lo que debía ir primero y lo que venía después, cómo organizar la filmación”, explica. “Además, todo se discutía, y cualquier diferencia que hubiera se resolvía mucho antes de llegar a la filmación”.
El director evoca el dramatismo de las entrevistas. José Mario, por ejemplo, “lo cuenta todo desenfadadamente, pero lo que está contando es terrible”. La de Reinaldo Arenas, es tremenda, dice, y subraya la del dramaturgo Ariza.
“Lo más enjundioso de la cosa no está en qué sucede, sino por qué sucede”, comenta Ariza en el testimonio que cierra el documental. “Ser distinto, ser extraño, tener una conducta impropia, es algo no sólo prohibido sino completamente reprimido y además puede costarte la prisión”.
Para Jiménez Leal, se ve que Ariza quedó tocado por la experiencia y, curiosamente, es quien proyecta el documental a otro nivel.
“Le da la vigencia en el tiempo, porque traspasa el momento”, observa el cineasta. “Ayer persiguieron a los homosexuales y a los Testigos de Jehová y a todo aquel que tuviera una actitud disidente, pero la intolerancia es la misma y se puede proyectar y mutarse en otras intolerancias. Por eso uno se puede identificar, el origen del horror está ahí”.
En una copia de un video enviado a La Habana, disponible en el sitio Diario de Cuba, se ve a Jiménez Leal diciendo que está muy contento de regresar a la isla al cabo de 57 años de exilio… pero de manera virtual. El Instituto Hannah Arendt, que encabeza la artista Tania Bruguera, organizó el Premio PM, y le tocó a él concedérselo al mejor trabajo en la categoría de no ficción, que se llevó Liam Durán con Mi hora azul.
Ahora Jiménez Leal está enfrascado en un proyecto muy ambicioso.
“Hace años que estoy trabajando en eso, y lo voy a presentar en Francia dentro de poco”, cuenta el cineasta. “Estoy a nivel de guión y de elaboración conceptual; un fresco sobre todo lo que ha pasado en Cuba desde el triunfo de la revolución hasta ahora, pero no desde el punto de vista anecdótico-cronológico necesariamente, sino desde el punto de visa del absurdo, del esperpento”.
Porque ese es un ángulo tan desconocido, se han cometido tantas locuras y tantos disparates, comenta Jiménez Leal.
“Son los bloopers, esos experimentos que afectan la vida de miles de personas”, dice. “Y sobre todo el absurdo: es el teatro del absurdo, es Ionesco”.