El principal experto del oficialismo cubano en materia de turismo, José Luis Perelló, calculó en un 5,73 % la caída en el número de visitantes a la isla en el primer semestre de 2018 respecto a igual período de 2017, un porcentaje que habría sido del 6,6 % (hasta mayo) de no ser por “una discreta recuperación en el mes de junio”, cuando la llegada de viajeros fue similar a la del año anterior.
El cálculo del profesor titular de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana aparece en un artículo suyo publicado en la revista especializada Excelencias, y es ligeramente mayor al ofrecido por el economista cubanoamericano Emilio Morales (5,67 %) en una ponencia presentada la semana pasada en la reunión anual de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (ASCE).
Perelló presenta el déficit final de visitantes en los primeros seis meses del año con respecto a 2017: 152.354 viajeros menos. El estudio del presidente de la consultoría The Havana Consulting Group (THCG) lo situaba en 150,768.
En su explicación de la baja el catedrático de la UH la atribuye a “un decrecimiento en los arribos de visitantes, sobre todo por vía aérea, motivado por las mismas causas negativas dejadas por los huracanes que afectaron el Caribe, así como la entrada en vigor de las medidas restrictivas sobre los viajes adoptadas por el actual gobierno de los Estados Unidos contra Cuba”. Esto es, la prohibición “de viajes individuales people-to-people” (…) “alertas de viaje y supuestos ataques sónicos, que hacían ver un clima de inseguridad en el país”.
La ponencia de The Havana Consulting Group admite el influjo ralentizador de estos factores (“la extinción del tsunami generado por el deshielo ocurrido en las relaciones entre los gobiernos de EE.UU y Cuba”) incluida la confección por el Dpto. de Estado de una lista negra de hoteles bajo la estructura de las fuerzas armadas. Pero solo con respecto al “colapso de los visitantes norteamericanos”. Este, indica Morales, fue marcado por la llegada en el primer semestre de 2018 de 266.445 estadounidenses (sin incluir a los de ascendencia cubana), 82.268 menos que en la primera mitad de 2017.
Entre los cubano-estadounidenses las visitas se incrementaron de 206.986 en el mismo período del año pasado a 250.713 hasta junio de 2018, un crecimiento del 21,1%.
En la caída global THCG añade las deficiencias de la infraestructura turística cubana en cuanto a servicios, relación calidad-precio, mantenimiento, e higiene y limpieza, entre otras.
No es lo mismo por avión que por crucero
El profesor Perelló refleja asimismo en una tabla el decrecimiento en el semestre de los viajes de todas las procedencias por vía aérea: de 2 millones 337.832 (enero-junio 2018) a 2 millones 118.378, que atribuye a las mismas razones de raíz estadounidense más el impacto de huracanes que afectaron al Caribe.
Saluda sin embargo que “el crecimiento de los viajes en cruceros va compensando el arribo de visitantes, aunque afecta negativamente el indicador de ingresos turísticos al no realizar estancias en los hoteles”.
La ponencia de Emilio Morales muestra con cifras la diferencia, que no es pequeña ni solo tiene que ver con el alojamiento:
Morales señala que “un turista que viaja por avión se hospeda en hoteles, hace gastos de comida en restaurantes, renta auto, taxis, visita muchos lugares de interés, realiza más compras pues la estancia es más larga que la de los turistas que viajan en cruceros. En cambio, los turistas que visitan la isla en cruceros tienen garantizado el hospedaje, la comida y la bebida, el tiempo que bajan del barco es limitado y por lo general hacen excursiones que ya están incluidas en el paquete que pagaron con anterioridad, con transporte incluido”.
“Teniendo en cuenta los últimos datos publicados sobre el sector del turismo en el anuario estadístico sobre los ingresos del turismo (2016) —que es el último que se ha publicado—, la media de gasto por turista fue de $765 USD y que el gasto promedio en Cuba por turista que viaja por crucero es $50 USD según algunos expertos, se puede constatar que la relación de gasto entre un tipo de turista y otro, es de $15.3 USD a 1.00 USD. Es decir, por cada $15.3 dólares que gasta un turista que llega a la isla por avión, el turista que viaja por crucero gasta $1.00”.
“En otras palabras, el auge de los viajes de cruceros a Cuba ha generado un crecimiento en las estadísticas de arribo de turistas al país en el primer semestre del año, sin embargo, no ha generado un crecimiento sustancial de los ingresos en dinero”.
“Si los 388,480 turistas que viajaron a la isla en el primer semestre del año por crucero lo hubieran hecho por avión, esto habría significado ingresos por 297.2 millones de dólares, en vez de los 19.4 millones de dólares que realmente generaron. Para generar 297.2 millones de dólares por el negocio de los cruceros tendrían que haber viajado a la isla 5.94 millones de turistas por esa vía”.
La Habana Vieja, zona congelada
El titular de la Facultad de Turismo de la UH señala por otra parte que “durante muchos años, por razones conocidas, la industria turística cubana ha estado atendiendo a los segmentos de bajos ingresos del mercado. Los turistas que visitaban Cuba no pertenecían al mismo segmento turístico de ingresos medios y altos, provenientes de Europa y América, que visita otros destinos de la región. Estos grupos de turistas que visitan la isla, gastan menos por estancia”, lamenta Perelló.
Sin embargo, señala que el gobierno se propone diversificar esa oferta concentrada en “complejos de vacaciones con todo incluido” e insertarse en el mercado turístico global de medios y altos ingresos. Para ello “está priorizando la construcción de nuevos hoteles y complejos vacacionales en varios territorios costeros y urbanos”.
Este miércoles entró en vigencia la resolución 01/2018 de los Ministerios del Turismo y la Construcción y el Instituto de Planificación Física, que sigue a otra que consideró Zonas de Desarrollo Económico las áreas de alto valor para el turismo. La disposición convierte en virtuales zonas congeladas para la compraventa, permuta o donación, o para ampliaciones, remodelaciones, unificaciones o división, a los humildes barrios de La Habana Vieja y Centro Habana. Y esto incluye cuartos, habitaciones y locales.
Si usted vive en un solar en Jesús María, la familia ya no le cabe en el “gabinete” y estaba planeando aliviar el problema construyendo, como tantos habaneros, una barbacoa, su problema se acaba de complicar con los planes del Estado. No solo necesitará un permiso de la dirección de viviendas, sino que dependerá de que el Ministerio de Turismo lo apruebe. Supuestamente, después de presentar todos los papeles, le responderán en 15 días. Yo que usted, esperaría sentado.