Organizaciones feministas alertaron este jueves sobre la ocurrencia en Cuba de los feminicidios vicarios, la expresión más extrema de la violencia vicaria, también llamada violencia por sustitución, que es aquella que tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos, en especial de sus hijos.
Desde su creación a finales de 2019, el Observatorio de Alas Tensas ha documentado seis feminicidios vicarios en la Isla. El más reciente ocurrió el 24 de marzo en Jobabo, Las Tunas: Eriday Soto Martínez y su hijo de cinco meses fueron asesinados por la expareja de la joven.
“Alas Tensas desde 2020 comenzó a incluir dentro de sus estadísticas los feminicidios vicarios, aunque antes, en 2019, registramos estas muertes violentas, pero las incluimos dentro de la categoría de infanticidios”, explicó a Radio Televisión Martí, Yanelis Núñez, especialista en temas de violencia de género.
“Esta nueva terminología, que la tomamos del Observatorio Oficial de España, creemos que es más justa con las víctimas, por supuesto, y apunta a la dirección que queremos, que es visibilizar cómo la violencia machista atraviesa todas las zonas de la sociedad cubana y mundial”.
La metodología incluye nuevas tipologías como el feminicidio social, el feminicidio sexual, el feminicidio familiar y el feminicidio vicario.
“Entonces, el feminicidio vicario es el asesinato de una mujer o de los hijos e hijas menores de edad por parte de un hombre como instrumento para causar perjuicio o daño a otra mujer”, agregó Núñez.
El objetivo, dijo, es el control y el dominio sobre la mujer, en una ostentación extrema de posesión en una relación de poder que se sustenta en la desigualdad.
“Hay dos subtipos uno de ellos, el que se produce en el ámbito de la pareja o la expareja, y ahí se incluyen los hijos y las hijas menores, pero también otros menores y mujeres mayores de edad que sean allegadas como sobrinos amigas hermana y el otro subtipo que sucede fuera de ese ámbito que son los asesinatos de menores o de mujeres con intención de hacer daño igual a otra mujer”, añadió.
“Siempre es importante decir que estas cifras representan un subregistro porque en el caso del gobierno cubano al tener todas estas leyes que reprimen la libertad de expresión y la denuncia ciudadana, pues muchas familias o comunidades que pueden observar estos episodios de violencia, no lo denuncian públicamente. Tampoco conocen los canales”, subrayó la experta.
En Cuba todavía no se ha abierto a la palestra pública el tema de los feminicidios vicarios.
“Si el gobierno cubano ha hecho oídos sordos a la petición de una ley integral contra la violencia de género, a la solicitud de tipificar el feminicidio dentro del Código Penal, a la necesidad y urgencia de casas acogidas para mujeres víctimas de violencia de género; tratar de abordar el tema del feminicidio vicario tanto en la prensa oficial como en los centros que ellos tienen pensados para este tipo de problemática social no es algo que nosotros esperemos muy pronto”, puntualizó Núñez.
Alas Tensas recalcó que hay que seguir insistiendo y sistematizando las investigaciones para lograr el objetivo principal que es destacar el problema, para que se puedan tomar las decisiones a nivel público, a nivel nacional que necesita el país.
“Por supuesto, a nosotros nos interesaría hacer más seguimiento de qué pasa también con los sobrevivientes, las víctimas de feminicidios, que sucede luego de esta fractura familiar y cómo los miembros pueden recomponer un poco sus vidas después de una tragedia como esa. Eso sería una línea de trabajo que a nosotros nos interesaría seguir para acompañar, pero, más que nada, para visibilizar los caminos que tienen las familias que sufren la pérdida de uno de sus integrantes, como es una mujer víctima de feminicidio”, insistió la especialista.