Un estudio realizado por la firma consultora Boston Consulting Group, revela datos muy curiosos, que no comparto, sobre los consumidores cubanos. Asegura que la marca Adidas es la más conocida en la isla y que eso –según la cita - "en gran parte gracias a la preferencia de Fidel Castro por chándales de la compañía".
Es cierto que el ex gobernante en jefe fue el exportador, a ultranza, de la imagen comercial de la revolución cubana. Por lo tanto, es lógico pensar que en uno de los países, y hablo de demografía, más envejecidos de América, sus ciudadanos aún tengan como patrón aquel joven irreverente y barbudo que desde su podio en “La Plaza” desafió con saña los intereses de Estados Unidos. Pero no, es algo más sencillo, el líder envejeció y hoy ejerce una simple influencia nostálgica entre personas que pasan los 55 años.
Es real, cada vez que el nonagenario ex mandatario cubano aparece en la televisión o en la prensa nacional, el hecho repercute en varios medios internacionales. Entonces, nombre e imagen vuelven a ocupar los titulares mundiales; pero dentro de la isla crea un efecto contrario: de saturación y fastidio.
Resulta irreal admitir que Adidas es popular en la isla porque Fidel Castro la reitera. Eso es como ignorar que hasta el año 2012, la marca alemana fue el patrocinador oficial del Comité Olímpico Nacional y equipó a los miembros, de todas las disciplinas deportivas, con ropa para entrenar y competir.
Por esta misma razón, no solamente Fidel, todos los dirigentes (de primer nivel) cubanos, usan la marca alemana. Los almacenes del Ministerio del Interior, en especial la nave de Seguridad Personal, permanecen repletos de artículos y calzado Adidas. Y en la industria deportiva, un apéndice del INDER, tenían hasta hace muy poco, antes del sonado escándalo de corrupción, talleres donde se manufacturaba, obviamente sin licencia, ropa Adidas.
Es difícil olvidar que cuando la judoka cubana, Daima Beltral, nos hizo llorar de alegría al ganar las perseas de plata en las Olimpiadas de Sidney (2000) y Atenas (2004), llevaba un mono Adidas. Que cuando Javier Sotomayor, el 4 de marzo de 1989, en el mundial de Budapest, impuso los 2,43 como nuevo récord mundial, usaba short y camiseta Adidas. Y que cuando el atleta Dayron Robles y el luchador Mijaín López, se coronaron como los únicos cubanos que ese año fueron campeones olímpicos en Pekín-2008, compartían ropa Adidas.
Eso, y no la imagen aburrida de un viejo dictador vencido, fueron varios de los emotivos momentos que, de forma subliminal, hicieron que los cubanos marcaramos la diferencia entre Adidas y el resto de todas las marcas para el deporte.