"Llámeme desde un teléfono fijo", exige en su anuncio clasificado Mauro Izquierdo, vendedor de equipos electrodomésticos. Tiene una amplia gama de ofertas que van desde aires acondicionados hasta tostadoras de pan, pero su especialidad son los televisores de pantalla plana.
Esta mañana, a todos los clientes que lo contactaban respondía con cautela: "Ahora mismo estoy redefiniendo los precios, hasta que las aguas tomen su lugar con las medidas de la Aduana".
Mauro es apenas una hebra en el complejo entramado de vendedores no autorizados que estos días viven momentos de angustias con las nuevas restricciones de la Aduana General de la República. La subida de precios es inminente en el mercado negro, pues buena parte de la mercancía que se ofrece en sus redes entra en el equipaje de las llamadas mulas.
"He parado todo por el momento, porque no sé si me darán las cuentas con los nuevos precios que han puesto en los aeropuertos", confirma el hábil comerciante.
Los clientes también se han preparado para el alza. "Estoy terminando mi casa y tuve que mandarme a correr para comprar lámparas, bombillos y las mezcladoras de agua para el baño, porque todo eso puede perderse a partir de ahora", vaticina Georgina M., quien en breve concluirá la construcción de una vivienda en el occidental poblado de Candelaria.
14ymedio realizó una veintena de llamadas a vendedores que ofrecen su mercancía en sitios de clasificados como Revolico y Cubísima. Aunque los productos ya anunciados seguían con el precio aparecido en el clasificado, cualquier encargo para el futuro "viene con nuevas tarifas", aclararon varios distribuidores.
Leticia ofrecía la semana pasada secadoras de pelo, máquinas de masajes y depiladoras, pero ahora planifica subir el precio entre un 20 y un 25% a cada producto para "poder costear los pagos que deben hacer en aduana quienes los entren al país".
“Dos días antes de que pusieran las nuevas restricciones fue increíble lo que la gente trajo, maletas y maletas”, afirma un taxista
La antelación con que fueron anunciados los cambios ha permitido que muchos estén preparados. Rogelio, chofer de un Panataxi que hace viajes desde la terminal 2 del Aeropuerto Internacional José Martí, refiere que "dos días antes de que pusieran las nuevas restricciones fue increíble lo que la gente trajo, maletas y maletas".
Sin embargo, explica que ha podido notar que desde ayer "los viajeros parecen más cautelosos y, entre los que yo he transportado, noto una disminución del equipaje". Otro taxista se une a la conversación y apunta: "La gente ha tenido que entrar por el aro".
Sin embargo, para otros vendedores alternativos las nuevas medidas apenas afectan su suministro. "Yo compro espacio en los containers de gente que está en misión oficial, trabajando en embajadas y consulados por el mundo, así entro mi mercancía, por lo que la nueva legalidad ni me toca", se jacta un comerciante de cortadoras de césped y refrigeradores comerciales que acompaña sus anuncios con vistosas fotos de cada equipo y la aseveración de "todo con papeles".
Todavía es muy pronto para notar el verdadero impacto en el mercado informal de las nuevas normas aduaneras, pero tanto vendedores como comerciantes ya se preparan para lo peor.
Publicado originalmente en 14ymedio el 09/01/2014)