La televisión cubana, bajo control del gobierno, ha intentado salir al paso al malestar originado entre la población y sus familiares visitantes por las nuevas medidas que a partir del lunes 1ro de septiembre restringirán más las cantidades de artículos ─y elevarán los aranceles de algunos ─ que los viajeros pueden pasar por las aduanas de Cuba.
Las regulaciones contenidas en la resolución 206-2014 de la Aduana General de la República, promulgada a fines de junio, reducirían desde un 30% (teléfonos celulares, de 3 a 2) hasta un 75% (licras, pantalones, bermudas, de 40 a 10) las cuotas permitidas en gran parte de las 381 categorías de artículos que aborda la normativa, la cual afecta también a los envíos de paquetes desde el exterior.
El reportaje de la televisión oficial toma nota del descontento que ha provocado la medida, aunque lo atribuye a desconocimiento del contenido de la resolución. La pieza incluye entrevistas a varios pasajeros en el Aeropuerto José Martí, los que mencionaron algunas de las razones de su desagrado.
Admite asimismo que el rechazo entre la población de la isla se debe a las insuficiencias del mercado estatal y la calidad de lo que se oferta. Sin embargo, el material no presenta ninguna entrevista en la calle. Cuando se anunció la resolución una avalancha de comentarios negativos apareció al pie de la información publicada en los medios oficiales.
Los cubanos, especialmente los de bajos recursos, se han beneficiado de la importación por personas naturales de muchos de estos artículos. Una parte de estas importaciones se ha estado ofertando en el mercado informal con mejores precios, condiciones de pago, calidad, actualidad y variedad que los que oferta el Estado en sus tiendas recaudadoras de divisas, bajo el control del estamento militar.
Entre las restricciones que más malestar están causando figuran los impuestos aduaneros a los televisores de pantalla plana, que equivaldrían prácticamente a volver a pagar su precio minorista o más para poderlos ingresar al país: 250 dólares por uno de 32 pulgadas, 400 dólares de ahí hasta 42 pulgadas, y 500 dólares por los de más de 42 pulgadas.
La venta de artículos importados por los particulares fue tolerada inicialmente bajo algunas licencias del cuentapropismo, y pasó al mercado negro después que entrara en vigencia en enero pasado una resolución que la prohibía.
Periodistas independientes han reportado desde la isla que esta gestión privada, incluidas sus versiones semilegal y clandestina, repercute en una caída de los ingresos de las tiendas estatales, y que las restricciones aduaneras buscan estimular las compras en esos establecimientos.