El desabastecimiento de productos alimenticios marcó el pasado mes de enero a Puerto Padre, aunando a los que poseen dinero y a los que carecen de él en igual estado de necesidad.
Todavía hoy, ya adentrados en el segundo mes del año, ni aún en posesión de pesos convertibles es posible encontrar en este municipio tunero pollo u otro tipo de carne en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD). El desabastecimiento es manifiesto. Faltan comestibles en estantes y neveras de las TRD, y los que permanecen en ellos son caros y de poca utilidad.
A la carencia de comestibles frescos se añade la falta de enlatados. No es posible conseguir sardinas ni carnes en conservas a precios razonables.
Una lata de morcillas españolas ya a punto de caducar, con todo y estar rebajada de precio, cuesta unos $5, esto es, algo así como un cuarto del salario promedio mensual.
Pero si las TRD están desabastecidas, algo peor ocurre en los mercados estatales que operan con los devaluados pesos cubanos.
Cárnicos no hay, sólo arroz, chícharos y azúcar. Esporádicamente, alguna que otra carnicería recibe algunas libras de carne de cerdo, que, cuando es de calidad, a 16 pesos la libra, desaparece al momento. Pero no siempre la carne de estos establecimientos estatales es aceptable porque, en demasiadas ocasiones, proviene de reproductoras sacrificadas al término de su vida útil.
La carne de cerdo entre particulares cuesta aquí 25 pesos la libra, pero en ocasiones es difícil encontrarla después del mediodía: Con todo y su alto precio, suele agotarse en la mañana.
El pan racionado, alimento cotidiano y mañanero, en no pocas ocasiones solamente está a la venta ya cercano el mediodía, como resultado de una maquinaria defectuosa o de que los camiones con harina arribaron a medianoche. Largas colas en las panaderías anuncian que están funcionando mal o que la harina llegó fuera de hora.
Según fuentes oficiales, el pasado año el municipio de Puerto Padre no cumplió su plan mercantil por el incumplimiento del plan de producción de azúcar del central Antonio Guiteras. Achacar a una fábrica la improductividad de todo un municipio semeja una cortina de humo para encubrir las puertas cerradas de las carnicerías o los anaqueles vacíos de los comercios.
Hoy en Puerto Padre no hay pollos, ni sardinas, ni leche ni queso, ni siquiera para los que tienen dinero con qué comprar.
Baste recordar que antes de 1959 y la llegada de esto que llaman revolución (¡vaya modo de llamar al inmovilismo!) en la República de Cuba el municipio de Puerto Padre ocupaba el decimotercer lugar en presupuesto municipal y, su Aduana, en lo concerniente a recaudación, era la sexta del país.
De que todo no marchaba bien por acá, sabido es. Pero sería bueno que de una vez por todas trataran de admitir que, en lugar de revolución, esto es una marcha de cangrejos.
Total… los anaqueles vacíos de los comercios dicen más que los discursos.
(Publicado originalmente en Cubanet el 03/02/2015).