En 1961, Cuba dejó de importar autos capitalistas, fundamentalmente norteamericanos. La Matrícula es un blog que te invita a viajar sobre los coches del museo rodante más espacioso del mundo, historias que abordo nos llevan a conocer la inventiva del cubano de a pie, no sólo en materia automovilística. El Chevrolet 57 con motor diésel de auto moderno, la antena parabólica que burla la censura oficial o la maquinaria criolla que nos alivia la miseria, son la viva estampa de una nación paralizada en el tiempo.
Recientemente me encontré con un viejo amigo, Alberto, que todavía conservaba un televisor Caribe (blanco y negro). Increíblemente, funcionando. Entre una reparación y otra -a lo largo de tres décadas-, Alberto me comentaba que si se volvía a romper lo arrojaría a un rincón. Renuente a invertir más dinero en reparaciones, o mejor dicho en innovaciones, ya que no existen piezas de repuesto para estos artefactos, Alberto dijo: “Yo no sé, si todo esto se producía aquí (en Cuba), por qué uno no encuentra lo que lleva”.
¿Alguna vez existió, a escala industrial, autos o electrodomésticos cien por ciento cubanos? ¿Alguien se acuerda de los radios Nocturno, Juvenil 80, Siboney o Ritmo; de los televisores Caribe, TVC 440, 388 y 380; de los autos Montuno, los ómnibus Girón y los camiones Taíno?
Desde 1959 a la fecha, la Revolución Cubana ha graduado a cientos de miles de técnicos e ingenieros mecánicos y en telecomunicaciones. Muchos de estos cursaron estudios en el desaparecido campo socialista europeo y la antigua Unión Soviética (URSS). Y sí, a pesar de tanto talento desperdiciado en función del Estado, de recursos importados que una vez se derrocharon para producir radio-caseteras y televisores en blanco y negro que pocos podían comprar, tuvimos en la década de los 80 un intento de despegue industrial.
¿Fue la industria automotriz y electrónica cubana en ese período, capaz de producir con total autonomía?
Desde un simple radio multi-banda hasta el único auto ligero (Montuno) fabricado en Cuba -con carrocería de fibra de vidrio-, todo se ensambló con partes y piezas importadas de la URSS, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y la Alemania socialista. Si alguna vez existió la “revolución industrial” en la isla, les aseguro que fue a partir del ensamblaje y bautizado como “Hecho en Cuba”.
Por ejemplo, los autos Montuno se ensamblaban con motor BW, y los TVC 440 con la mayoría de los componentes PHILIPS e HITACHI. Incluso, los muebles de radios y televisores llegaban conformados desde la URSS con la marca y el logo impreso. Una parte del ensamblaje electrónico también se hizo en Cuba: se montaban manualmente los semiconductores y luego se estañaban en una vieja máquina que dejó de existir a principio de los 90.
En fin, como mi viejo amigo, nos creímos el cuento de Made in Cuba. Nada, la historia no ha cambiado y seguimos ensamblando parte de lo que hoy se vende en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).
Publicado en el blog La Matrícula, 22 noviembre de 2012.
Recientemente me encontré con un viejo amigo, Alberto, que todavía conservaba un televisor Caribe (blanco y negro). Increíblemente, funcionando. Entre una reparación y otra -a lo largo de tres décadas-, Alberto me comentaba que si se volvía a romper lo arrojaría a un rincón. Renuente a invertir más dinero en reparaciones, o mejor dicho en innovaciones, ya que no existen piezas de repuesto para estos artefactos, Alberto dijo: “Yo no sé, si todo esto se producía aquí (en Cuba), por qué uno no encuentra lo que lleva”.
¿Alguna vez existió, a escala industrial, autos o electrodomésticos cien por ciento cubanos? ¿Alguien se acuerda de los radios Nocturno, Juvenil 80, Siboney o Ritmo; de los televisores Caribe, TVC 440, 388 y 380; de los autos Montuno, los ómnibus Girón y los camiones Taíno?
Desde 1959 a la fecha, la Revolución Cubana ha graduado a cientos de miles de técnicos e ingenieros mecánicos y en telecomunicaciones. Muchos de estos cursaron estudios en el desaparecido campo socialista europeo y la antigua Unión Soviética (URSS). Y sí, a pesar de tanto talento desperdiciado en función del Estado, de recursos importados que una vez se derrocharon para producir radio-caseteras y televisores en blanco y negro que pocos podían comprar, tuvimos en la década de los 80 un intento de despegue industrial.
¿Fue la industria automotriz y electrónica cubana en ese período, capaz de producir con total autonomía?
Desde un simple radio multi-banda hasta el único auto ligero (Montuno) fabricado en Cuba -con carrocería de fibra de vidrio-, todo se ensambló con partes y piezas importadas de la URSS, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y la Alemania socialista. Si alguna vez existió la “revolución industrial” en la isla, les aseguro que fue a partir del ensamblaje y bautizado como “Hecho en Cuba”.
Por ejemplo, los autos Montuno se ensamblaban con motor BW, y los TVC 440 con la mayoría de los componentes PHILIPS e HITACHI. Incluso, los muebles de radios y televisores llegaban conformados desde la URSS con la marca y el logo impreso. Una parte del ensamblaje electrónico también se hizo en Cuba: se montaban manualmente los semiconductores y luego se estañaban en una vieja máquina que dejó de existir a principio de los 90.
En fin, como mi viejo amigo, nos creímos el cuento de Made in Cuba. Nada, la historia no ha cambiado y seguimos ensamblando parte de lo que hoy se vende en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).
Publicado en el blog La Matrícula, 22 noviembre de 2012.