La acción de sostener una huelga de hambre mantiene en delicado estado de salud a los exiliados cubanos Jesús Alexis Gómez y Ramón Saúl Sánchez. Acampados en plena calle de Miami, estos activistas pro democracia reclaman que las autoridades del Centro de Detención Carmichael Road, cárcel para inmigrantes en las Bahamas, pongan fin a las torturas, y tratos crueles, inhumanos y degradantes contra los cubanos y demás indocumentados de otras nacionalidades que se encuentran recluídos en ese lugar.
La huelga de hambre es un recurso extremo, que se utiliza generalmente como medio de protesta en busca de reivindicaciones ante lo que se considera injusticia o vulneración de derechos o libertades. Consiste en privarse voluntariamente del consumo de alimentos, y también puede incluir el rechazo a la ingestión de agua. Esta acción, cuando se adopta de manera determinada, provoca en el huelguista intenso deterioro psicológico, desgaste físico y la posibilidad de dejar secuelas muchas veces irreversibles y hasta la muerte por inanición.
Dependiendo de las condiciones físicas de cada persona la huelga transita por tres fases. En un primer momento el organismo se provee de las reservas de carbohidratos almacenadas principalmente en el higado y en los músculos. Estas se agotan rápido, en cuestión de uno o dos días. En esa etapa la prioridad es mantener la glucosa que necesita el cerebro y conservar las proteinas.
Luego ocurre una segunda fase donde la energía se produce del consumo de las grasas, acidos grasos y los cuerpos cetónicos liberados por la degradación de las grasas. Para este momento los órganos que más se sobrecargan son los riñones y el higado, y va disminuyendo la sensación de apetito.
Y, por ultimo, alrededor de la tercera semana comienza la tercera fase donde el organismo se alimenta de las proteinas de sus músculos. Generalmente aumenta de forma significativa la sensación de hambre, hay una progresiva e importante pérdida de peso corporal, así como un incremento de la sensación de fatiga y debilidad muscular.
En el caso particular de Jesús Alexis, ya cumple 21 días de huelga. Ha perdido 26 libras de peso corporal. Se encuentra muy decaído, con marcado deterioro físico, debilidad muscular y soñolencia. Además de quejarse de intensa acidez gástrica, naúseas y mareos frecuentes. Otras manifestaciones preocupantes de su estado de salud es que está orinando poco y presenta signos de deshidratación con resequedad de la piel. Su función cardiovascular también está comprometida, con la constatación al examen físico de bradicardia, o sea, cifras bajas de tension arterial, acompañada de frecuencia cardiaca débil y lenta, casi en los límites inferiores (60 pulsaciones por minuto).
Saúl Sánchez se sumó a la huelga en fecha posterior y hoy cumple 13 días sin ingerir alimentos. Tiene la desventaja de que padece de Diabetes Mellitus, una enfermedad crónica, endocrinometabólica, en la que la dieta sana y adecuada es fundamental para mantener compensada su salud. También presenta visible deterioro físico, decaimiento, calambres musculares y ha perdido 23 libras de peso corporal. Los análisis de su glicemia muestran cifras bajas, con riesgo de caer en cualquier momento en hipoglicemia.
Por el tiempo transcurrido en huelga de hambre, ambos huelguistas tienen la amenza de sufrir deshidratación severa. También corren el riesgo de padecer insuficiencia renal aguda. Y la debilidad de sus organismos los expone a las infecciones y fallos de otros órganos como el corazón, páncreas o el cerebro. Lo peor es que se llega a un punto en medio de todo ese proceso donde no hay retorno, y viene el desenlace de la muerte. Ojalá esa no sea la suerte de estos dos valiosos compatriotas.
La huelga de hambre es un recurso extremo, que se utiliza generalmente como medio de protesta en busca de reivindicaciones ante lo que se considera injusticia o vulneración de derechos o libertades. Consiste en privarse voluntariamente del consumo de alimentos, y también puede incluir el rechazo a la ingestión de agua. Esta acción, cuando se adopta de manera determinada, provoca en el huelguista intenso deterioro psicológico, desgaste físico y la posibilidad de dejar secuelas muchas veces irreversibles y hasta la muerte por inanición.
Dependiendo de las condiciones físicas de cada persona la huelga transita por tres fases. En un primer momento el organismo se provee de las reservas de carbohidratos almacenadas principalmente en el higado y en los músculos. Estas se agotan rápido, en cuestión de uno o dos días. En esa etapa la prioridad es mantener la glucosa que necesita el cerebro y conservar las proteinas.
Luego ocurre una segunda fase donde la energía se produce del consumo de las grasas, acidos grasos y los cuerpos cetónicos liberados por la degradación de las grasas. Para este momento los órganos que más se sobrecargan son los riñones y el higado, y va disminuyendo la sensación de apetito.
Y, por ultimo, alrededor de la tercera semana comienza la tercera fase donde el organismo se alimenta de las proteinas de sus músculos. Generalmente aumenta de forma significativa la sensación de hambre, hay una progresiva e importante pérdida de peso corporal, así como un incremento de la sensación de fatiga y debilidad muscular.
En el caso particular de Jesús Alexis, ya cumple 21 días de huelga. Ha perdido 26 libras de peso corporal. Se encuentra muy decaído, con marcado deterioro físico, debilidad muscular y soñolencia. Además de quejarse de intensa acidez gástrica, naúseas y mareos frecuentes. Otras manifestaciones preocupantes de su estado de salud es que está orinando poco y presenta signos de deshidratación con resequedad de la piel. Su función cardiovascular también está comprometida, con la constatación al examen físico de bradicardia, o sea, cifras bajas de tension arterial, acompañada de frecuencia cardiaca débil y lenta, casi en los límites inferiores (60 pulsaciones por minuto).
Saúl Sánchez se sumó a la huelga en fecha posterior y hoy cumple 13 días sin ingerir alimentos. Tiene la desventaja de que padece de Diabetes Mellitus, una enfermedad crónica, endocrinometabólica, en la que la dieta sana y adecuada es fundamental para mantener compensada su salud. También presenta visible deterioro físico, decaimiento, calambres musculares y ha perdido 23 libras de peso corporal. Los análisis de su glicemia muestran cifras bajas, con riesgo de caer en cualquier momento en hipoglicemia.
Por el tiempo transcurrido en huelga de hambre, ambos huelguistas tienen la amenza de sufrir deshidratación severa. También corren el riesgo de padecer insuficiencia renal aguda. Y la debilidad de sus organismos los expone a las infecciones y fallos de otros órganos como el corazón, páncreas o el cerebro. Lo peor es que se llega a un punto en medio de todo ese proceso donde no hay retorno, y viene el desenlace de la muerte. Ojalá esa no sea la suerte de estos dos valiosos compatriotas.