La visita que están realizando estos días a Washington los opositores cubanos Elizardo Sánchez y Guillermo Fariñas tiene entre sus principales objetivos explicar a legisladores y expertos políticos la verdadera realidad cubana: los cambios decratados por el gobierno de Raúl Castro, tan solo son arreglos cosméticos para facilitar la permanencia del régimen.
Una de las primeras reuniones en la capital norteamericana se celebró en las oficinas del senador por la Florida Bill Nelson quien se mostró muy interesado por la evolución política de la isla.
Nelson empezó preguntando el significado de la nueva normativa que permite a los cubanos viajar al extranjero, pero Elizardo Sánchez le dijo que se trataba simplemente de “cambios cosméticos” y que la isla en realidad sigue siendo “una jaula” y, “aunque las palomas hayan volado fuera, han de regresar a lo que sigue siendo una jaula”.
Guillermo Fariñas abundó en el sentido de estos cambios, al explicar que el gobierno cubano, a través de los militares, está en un plan de diez años para garantizar su continuidad. Los militares, explicó, tieneen un rol esencial en Cuba pues son ellos quienes controlan los principals sectores de la economía, especialmente cuanto se refiere a la obtención de divisas. Su peso en la vida política del país ha hecho que se les encargue a ellos la puesta en práctica de este plan.
Su estrategia consiste en permitir, y hasta fomentar, el desarrollo de una oposición, lo cual permite a La Habana presentar internacionalmente una imagen tolerante y democrática. En realidad se trata de “una nueva traición” al pueblo de Cuba, pues tratan de conseguir que la oposición esté dividia y, en consecuencia, sea débil.
Ese plan, que daría al regimen una imagen benévola, algo así como lobos en piel de cordero, lo presentó Fariñas como un “putinismo”, pues algo semejante ha perseguido el president ruso Vladimir Putin, quien presenta al país como un regimen democrático, pero impide el libre desarrollo de la economía, persigue a sus rivales politicos y hasta los encarcela.
Nelson se mostró muy interesado al oir que los militares no forman un bloque monocolor, sino que están esencialmente divididos en dos, los llamados “académicos”, que han alcanzado altos rangos por méritos de guerra y aquellos que han participado en la represión. Estas dos facciones tienen opiniones divergentes, pero mantienen una tregua gracias a Raúl Castro, cuya desaparición puede provocar graves enfrentamientos entre ellos y amenazaría la paz interna de la isla.
Por otra parte, Elizardo Sánchez añadió que este plan de diez años no se llevará totalmente a cabo, pues en Cuba habrá cambios importantes mucho antes. “El regimen –declare a Radio Martí- no puede sobrevivir otros 54 años” y el número de opositores sigue creciendo y es de varios miles, a pesar de los riesgos y sacrificios.
También quería saber Nelson cuál sería la política más apropiada para que Washington ayude al pueblo de Cuba a conseguir su libertad, tanto por lo que se refiere al embargo, como las remesas enviadas por el exilio a sus familiares en la isla.
Fariñas y Sánchez coincidieron en que levantar el embargo sería contraproducente, al igual que cualquier otra medida que ponga dinero en las arcas del régimen, aunque las remesas familiares son aconsejables por razones humanitarias y recomendaron que continuaran.
También se habló de Alan Gross, el contratista nortemaericano que cumple condena en Cuba por haber llevado material informático a las comunidades judías cubanas. Sánchez indicó que Gross no había cometido delito alguno, pero la Habana vio una oportunidad para hacerse con un rehén. Contrariamente a la creencia muy extendida en Estados Unidos, el régimen cubano tiene más interés en conseguir ventajas económicas de ese rehén, que en liberar a sus 5 ciuddadnos condenaods en Estados Unidos por espionaje.
Después de esta entrevista, Nelson divulgó un comunicado de prensa en que expresaba su interés por viajar a Cuba en misión humanitaria y su deseo de liberar a Gross, además de referirse a la invitación hecha por los dos opositores para que visite la isla y conozca directamente a los elementos de la nueva sociedad civil que va creciendo a pesar del régimen.
Una de las primeras reuniones en la capital norteamericana se celebró en las oficinas del senador por la Florida Bill Nelson quien se mostró muy interesado por la evolución política de la isla.
Nelson empezó preguntando el significado de la nueva normativa que permite a los cubanos viajar al extranjero, pero Elizardo Sánchez le dijo que se trataba simplemente de “cambios cosméticos” y que la isla en realidad sigue siendo “una jaula” y, “aunque las palomas hayan volado fuera, han de regresar a lo que sigue siendo una jaula”.
Guillermo Fariñas abundó en el sentido de estos cambios, al explicar que el gobierno cubano, a través de los militares, está en un plan de diez años para garantizar su continuidad. Los militares, explicó, tieneen un rol esencial en Cuba pues son ellos quienes controlan los principals sectores de la economía, especialmente cuanto se refiere a la obtención de divisas. Su peso en la vida política del país ha hecho que se les encargue a ellos la puesta en práctica de este plan.
Su estrategia consiste en permitir, y hasta fomentar, el desarrollo de una oposición, lo cual permite a La Habana presentar internacionalmente una imagen tolerante y democrática. En realidad se trata de “una nueva traición” al pueblo de Cuba, pues tratan de conseguir que la oposición esté dividia y, en consecuencia, sea débil.
Ese plan, que daría al regimen una imagen benévola, algo así como lobos en piel de cordero, lo presentó Fariñas como un “putinismo”, pues algo semejante ha perseguido el president ruso Vladimir Putin, quien presenta al país como un regimen democrático, pero impide el libre desarrollo de la economía, persigue a sus rivales politicos y hasta los encarcela.
Nelson se mostró muy interesado al oir que los militares no forman un bloque monocolor, sino que están esencialmente divididos en dos, los llamados “académicos”, que han alcanzado altos rangos por méritos de guerra y aquellos que han participado en la represión. Estas dos facciones tienen opiniones divergentes, pero mantienen una tregua gracias a Raúl Castro, cuya desaparición puede provocar graves enfrentamientos entre ellos y amenazaría la paz interna de la isla.
Por otra parte, Elizardo Sánchez añadió que este plan de diez años no se llevará totalmente a cabo, pues en Cuba habrá cambios importantes mucho antes. “El regimen –declare a Radio Martí- no puede sobrevivir otros 54 años” y el número de opositores sigue creciendo y es de varios miles, a pesar de los riesgos y sacrificios.
También quería saber Nelson cuál sería la política más apropiada para que Washington ayude al pueblo de Cuba a conseguir su libertad, tanto por lo que se refiere al embargo, como las remesas enviadas por el exilio a sus familiares en la isla.
Fariñas y Sánchez coincidieron en que levantar el embargo sería contraproducente, al igual que cualquier otra medida que ponga dinero en las arcas del régimen, aunque las remesas familiares son aconsejables por razones humanitarias y recomendaron que continuaran.
También se habló de Alan Gross, el contratista nortemaericano que cumple condena en Cuba por haber llevado material informático a las comunidades judías cubanas. Sánchez indicó que Gross no había cometido delito alguno, pero la Habana vio una oportunidad para hacerse con un rehén. Contrariamente a la creencia muy extendida en Estados Unidos, el régimen cubano tiene más interés en conseguir ventajas económicas de ese rehén, que en liberar a sus 5 ciuddadnos condenaods en Estados Unidos por espionaje.
Después de esta entrevista, Nelson divulgó un comunicado de prensa en que expresaba su interés por viajar a Cuba en misión humanitaria y su deseo de liberar a Gross, además de referirse a la invitación hecha por los dos opositores para que visite la isla y conozca directamente a los elementos de la nueva sociedad civil que va creciendo a pesar del régimen.