Muchas tradiciones se han perdido en Cuba en más de medio siglo de dictadura castrista. La Nochebuena es una de ellas.
Por años, la cena que antecede la celebración religiosa del 25 de diciembre permitió a la familia cubana reunirse alrededor de una mesa bien servida para compartir y disfrutar de la tradición. En la década del 60 esta cita empezó a verse con malos ojos por aquello de celebrar algo más que no fuera el socialismo.
Hoy, a casi 60 años de revolución y tras el paso de tres pontífices de la iglesia católica por esta isla antillana, hemos empezado a ver atisbos de progreso en cuanto a las tradiciones religiosas. Ya tenemos 25 de diciembre feriado y una semana santa políticamente instaurada. Ahora el dilema es otro… o el mismo de siempre: el costo de una cena de Navidad.
Para un cubano de “a pie”, dígase trabajador estatal que gana como salario promedio cerca de 500 pesos cubanos, estas fechas más que una celebración se convierten en una verdadera odisea.
Este es el caso de Laura Burgués, administradora de un agromercado estatal situado en las arterias de 25 y O, en el vedado habanero. Madre, esposa y abuela de una pequeña, comenta lo problemático que resulta conformar la cena navideña.
“Nosotros tenemos la tradición de juntarnos, más que por creencias por aquello de reunirnos toda la familia, aunque sea una vez al año”, dijo Burgués. “Sin embargo, la vida aquí está muy cara. Mi esposo y yo tenemos que estar reuniendo casi 4 o 5 meses antes para al menos hacer una comida decente sin lujos, y eso que todo el mundo aporta un poquito, pero entre la carne que esta sobre los 30 o 50 pesos la libra, las ensaladas y las bebidas, la cena nos cuesta casi 100 CUC, ¡Y aquí nadie cobra en CUC!”
Lo mismo piensa Ricardo de la Cruz, que se presenta como "jubilado, católico y patriota".
“Si no es por el dinero que me manda mi hija del extranjero yo no podría hacer una cena de Navidad, porque imagínese, con mi jubilación no me alcanza para nada, y eso que uno aún esta fuerte como para inventar,” dijo de la Cruz.
“Nosotros, antes de ir para la iglesia a las 12, nos reunimos los amigos del barrio y compramos una piernita (de cerdo) entre los que quedan, y así pasamos Nochebuena, que si piensas bien, de buena solo le queda el nombre”.
No solamente las personas mayores piensan así. Alaina Salermo es una joven de 27 años que trabaja en la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana. Su familia, integrada por cerca de 10 personas, ejecuta todo un operativo técnico-táctico para buscar los insumos por toda La Habana.
“Hay veces que ni siquiera el tema gira en torno al dinero, en mi familia todo el mundo trabaja y todo el mundo aporta. Pero el dilema muchas veces consiste en encontrar o bien la comida o bien la bebida”, dijo Salermo.
“La cerveza por estas fechas sube de precio como la espuma. Las piernas de cerdo, para encontrar una que esté buena como para tantas personas es muy difícil. Las ensaladas en esta temporada es solamente lechuga y col, o cuando tienes suerte tomate, y agárrate con los precios. En fin, que hubiese sido mejor no tener que celebrar nada. En Cuba todo es un problema”, comentó.