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Cuba sin cerveza: culpan a los turistas y a bares privados


Dos azafatas posan en el stand de la cerveza cubana Bucanero en la Feria Internacional de La Habana. EFE
Dos azafatas posan en el stand de la cerveza cubana Bucanero en la Feria Internacional de La Habana. EFE

Los turistas estadounidenses están llegando en gran cantidad a las calles de La Habana, pero la avalancha está poniendo a prueba las capacidades hoteleras, los autos de alquiler y hasta la cerveza.

Neveras vacías para la venta de cerveza en bares, cafés y gasolineras de Cuba y la escasez en las últimas semanas de marcas favoritas como Cristaly Bucanero debido al auge del turismo, muestran lo poco preparada que está la isla para aprovechar la desmesurada propaganda en torno a oportunidades de mercado en la isla.

La cervecería Bucanero necesita de una nueva planta para satisfacer la demanda creciente de los turistas y los bares y restaurantes del cuentapropismo, que compiten con firmas estatales por los suministros, dijo Mayle González, ejecutiva de ventas de la compañía, citada el viernes por la prensa estatal.

Después de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alivió restricciones de viajes a Cuba en su intento por poner fin a una enemistad de más de 50 años con la nación comunista, los turistas estadounidenses están llegando en mayor cantidad a las calles de La Habana, pero la infraestructura existente y la mentalidad producto de más de medio siglo de socialismo dificultan la eficiencia en los servicios.

Cientos de turistas llegarán a Cuba en un crucero procedente desde Miami el mes próximo, en el primer viaje de ese tipo desde la aplicación del embargo de Estados Unidos sobre la isla tras la revolución de 1959 de Fidel Castro. La pregunta es, ¿está lista la isla para recibirlos?

Cuba recibió una cifra récord de 3.5 millones de turistas el año pasado, 17 por ciento más que en 2014, poniendo a prueba las capacidades hoteleras, los suministros, los autos de alquiler y hasta la cerveza.

Los pequeños restaurantes privados, llamados "Paladar", que atienden tanto a turistas como a los cubanos, han florecido en la isla desde que el gobernante Raúl Castro emprendió una reforma hace cinco años, que sigue siendo insuficiente, para deshacerse de muchas actividades económicas de pequeña escala que eran controladas por el Gobierno.

"Los bares privados tienen que salir a buscar los suministros donde puedan, yo sólo puedo vender lo que me da el Gobierno", dijo el administrador de un bar estatal al que se le acabó la cerveza.

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