Cenas en restaurantes de lujo, una semana de vacaciones familiares y un televisor pantalla plana para funcionarios. Los sobornos que un tribunal en Cuba le achaca al empresario canadiense Cy Tokmakjian son modestos para los parámetros de muchos países en desarrollo, pero le han costado muy caros.
Tokmakjian, de 74 años, fue condenado la semana pasada a 15 años de cárcel y le fueron confiscados 100 millones de dólares en activos de su empresa.
Un tribunal cubano dictaminó que los regalos fueron usados como apoyo para lucrativos contratos directos para su empresa de transporte, Tokmakjian Group, que durante más 20 años fue una de las más exitosas compañías extranjeras radicadas en la isla de gobierno comunista.
Tokmakjian, quien fue detenido hace tres años, ha rechazado las acusaciones de soborno, y según su hijo, se negó a considerar cualquier trato que pudiese liberarlo si consideraba admitir su culpabilidad.
"Cy nunca llegó a defenderse"
Su compañía, el Grupo Tokmakjian, que tiene su sede en Ontario, en Canadá, dijo que los fiscales cubanos no pudieron probar ninguno de los cargos durante el proceso judicial, al que catalogó de ser un "juicio espectáculo".
Además apuntó que el ejecutivo canadiense y fundador de la empresa no se le permitió montar una defensa sólida.
El Grupo Tokmakjian declinó una solicitud de Reuters para opinar acerca de las denuncias expuestas por el tribunal cubano. Pero dijo que llevó al juicio a testigos para refutar las acusaciones, los registros contables auditados, los juristas cubanos y funcionarios canadienses.
La compañía dijo que su defensa fue frenada por la corte.
"Cy nunca llegó a defenderse", dijo Lee Hacker, vicepresidente de Finanzas de Tokmakjian Group y portavoz de la compañía.
"El tribunal cubano rechazó la presencia de casi todos los testigos que queríamos llamar. Nosotros no tuvimos un juicio bajo ningún parámetro. A Cy no se le dio la oportunidad de refutar las acusaciones", agregó.
La investigación a su compañía en Cuba llevó también a otras 16 personas a la cárcel, entre ellos otros dos canadienses, cinco empleados cubanos y nueve funcionarios de la isla vinculados a empresas estatales, condenados a penas de entre 6 y 20 años de prisión.
El caso mostró la opinión del Gobierno cubano sobre la corrupción.
Y también ha tensado las relaciones de Cuba con Canadá, un importante socio comercial, y podría desalentar a extranjeros que quieran invertir en la isla caribeña.
¡Cuidado, inversores!
Peter Kent, un miembro del Parlamento de Canadá en el área de Toronto, describió el veredicto como "indignante" y "un fuerte recordatorio de que los inversores extranjeros internacionales deben tener cuidado" en Cuba.
Una serie de interrogantes quedan en el aire sobre el caso. La principal de ellas es si Tokmakjian era culpable de cargos o si Cuba tenía otra agenda en la búsqueda de un caso contra un hombre de negocios que antes había sido favorecido por funcionarios cubanos.
La compañía canadiense sostiene que Cuba quería destruir el negocio y obtener sus activos.
Tokmakjian fue una vez elogiado como un socio modelo que suministraba equipos de transporte, crucial cuando el país entró en una grave crisis económica tras el colapso de la Unión Soviética. En una ocasión recibió un premio empresarial de manos del ex gobernante Fidel Castro.
Su sucesor, Raúl Castro, lanzó una ofensiva contra la corrupción tras reemplazar a su hermano enfermo en 2008, llevando a juicio a decenas de cubanos que trabajan en empresas gubernamentales, así como a varios extranjeros enfrentados a acusaciones por delitos económicos.
Diplomáticos occidentales y empresarios extranjeros dicen que una práctica corriente ha sido ofrecer pequeños sobornos para que la burocracia cubana mueva documentos a través del sistema.
Un funcionario del comercio cubano prefirió no comentar sobre el juicio, pero dijo que los inversionistas extranjeros no deben recibir el mensaje equivocado, ya que Cuba sigue abierta a los negocios.
"Lo que hay es un claro mensaje de que en Cuba hay cero tolerancia a la corrupción, a las ilegalidades", dijo a Reuters Pedro Luis Padrón, director comercial para América del Norte del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
Lo que dice la sentencia
El documento de la sentencia de 168 páginas, que revisó Reuters, afirma que el soborno era sólo una parte de una trama más amplia, con la que Tokmakjian persuadió a funcionarios cubanos de infringir la ley en favor de sus negocios.
Con su empresa en marcha, Tokmakjian tomó luego medidas para encubrir sus negocios ilícitos y evadir impuestos, según el tribunal.
El hombre de negocios fue declarado culpable de soborno, daños a la economía, falsificación de documentos bancarios, actividad económica ilícita, tráfico de divisas, estafa y evasión fiscal. El gobierno de Cuba calcula el daño a su economía en más de 91 millones de dólares.
La empresa canadiense suministraba vehículos, motores, partes y piezas, así como equipos de construcción para el Gobierno cubano, estableciendo emprendimientos conjuntos con entidades estatales bajo la dirección de los Ministerios del Azúcar, Industria y Turismo.
La compañía canadiense facturaba un estimado de 80 millones de dólares anuales por los negocios en Cuba, que es uno de los al menos 11 países de América, Europa y Asia, donde ha operado.
Tokmakjian ordenó a subordinados que pagaran sobornos, dijo el tribunal, usando reportes de gastos de combustible y otros de viajes para justificar el dinero. También hizo pagos a tarjetas de crédito extranjeras de beneficiarios cubanos en un intento por evadir su detención.
El empresario generalmente se enfocaba en burócratas de la alta esfera, según las conclusiones de la corte. Los salarios más altos de funcionarios de nivel no sobrepasan los 25 dólares mensuales pero, al igual que los otros cubanos, reciben alojamiento barato, alimentos subsidiados y otros beneficios sociales.
El tribunal sostuvo que entre los funcionarios que recibieron regalos de Tokmakjian estaba el ex viceministro del antiguo Ministerio del Azúcar Nelson Labrada. Fue el más alto cargo de los 14 cubanos sentenciados y recibió una condena de 20 años de cárcel.
Según el documento judicial, Tokmakjian invitó a Labrada en el 2008 a una semana de vacaciones en el balneario de Varadero, que incluyó a su esposa y los hijos. Las vacaciones se repitieron en el 2009 y el 2010, con un costo alrededor de 1.200 dólares en cada estadía.
Tokmakjian también lo habría invitado a cenas en lujosos restaurantes y a un paseo en yate. Le compró además una piscina plástica y una parrillera.
El empresario canadiense invitó también a vacaciones pagadas similares a Manuel Fernández, ex vicepresidente de una empresa estatal que financia a la industria azucarera de Cuba.
Labrada y Fernández no han comentado públicamente las acusaciones en su contra. El abogado de Fernández dijo que no podía declarar inmediatamente sobre el caso, mientras que el abogado de Labrada no pudo ser localizado.
Las empresas que manejaba el ejecutivo canadiense generaron 11,7 millones de dólares en ventas al Ministerio del Azúcar entre el 2009 y el 2011, además de otros 4,7 millones de dólares en negocios relacionados con el azúcar en el 2010 y el 2011.
Según el tribunal, Labrada hizo un viaje a Canadá y un subordinado de Tokmakjian lo ayudó a comprar un televisor de pantalla plana de 24 pulgadas. Ambos ex funcionarios cubanos viajaron a Canadá y visitaron las Cataratas del Niágara y los invitó a un casino en Toronto.
Tokmakjian le compró fichas para que jugaran.
Cada uno terminó ganando 2.500 dólares en las mesas de juego.
Como Tokmakjian, ambos ahora se enfrentan a largas penas en la cárcel.