Tal vez al tanto de que la medianoche se encimaba sobre el este de la Unión, Kolten Wong, de San Luis Cardenales, disparó un cuadrangular que mandó a todos a la cama y dejó al campo a San Francisco, cinco por cuatro, en partido que iguala la balanza de la Liga Nacional, en el béisbol de Estados Unidos.
Cada equipo empleó media docena de lanzadores. Los últimos enviados a la lomita recibieron los créditos en la pantalla, el ganador Maness y el derrotado Romo, que tuvo a Wong como su único oponente en el final del noveno.
Los Gigantes pegaron más hits, diez por ocho de sus rivales, pero los pájaros rojos sumaron cuatro vuelacercas: antes del bambinazo decisivo se contaron los de Carpenter, Taveras --como emergente-- y Adams. Cuando San Luis inició su celebración en el terreno, casi nadie recordaba que Lynn y Peavy habían sido los abridores en el box: Wong, liliputiense en medio de sus gigantones compañeros (5’9’’ y 185 libras de peso porta el nativo de Hawái) era la estrella que todos querían abrazar.
Con el marcador 1-1, los Gigantes albergan mañana el tercer partido en su instalación de la bahía, donde tratarán de sumergir a los Cardenales y de tomar nuevamente la delantera.
HOY, LA AMERICANA
Y el pujante Kansas City, autor de dos estocadas en su visita a Baltimore, recibe hoy a Orioles con el ansia de poner el duelo a punto de mate la Liga Americana.
El Kauffman Stadium no alberga un duelo de play off desde 1985, así que esta noche lo hará con el doble orgullo de que su equipo lidera invicto la pugna por el banderín. Jeremy Guthrie (13-11 y 4,13) lanzará las primeras pelotas, y más tarde lo hará el visitante Wei-Yin Chen (16-6 y 3,54).
Los Royals han asombrado con sus ocho jonrones en los play off, liderados por los cuatro a la cuenta de Mike Moustakas. De vuelta a su casa, Kansas City empuñará los bates en un parque de mayores dimensiones, donde tratará de hacer carreras como en los tiempos de la vieja escuela: embasando hombres, adelantándolos y finalmente llevándolos a la goma.
Baltimore, en cambio, apelará a todos sus músculos en el afán de sanar las heridas que lo tienen al borde del colapso.