El Índice de Desarrollo Democrático de América Latina de la Fundación Konrad Adenuaer no tomó en cuenta a Cuba debido a la situación deplorable de este indicador en la Isla caribeña. En ocasión de la presentación de la XII. Edición de este informe, Martí Noticias conversó con uno de sus autores.
La Fundación alemana Konrad Adenauer presentó en Berlín el Indice de Desarrollo Democrático de América Latina, un instrumento elaborado por dicha institución en colaboración con la consultora argentina POLILAT. El índice mide los avances o retrocesos de la democracia en el subcontinente latinoamericano. Uruguay, Costa Rica y Chile son los países que mayores avances en esta materia han logrado en dicha región. Venezuela en cambio, ocupa el último lugar. “La debilidad de los mecanismos de control institucionalizados de la democracia y el mesianismo político son factores que han incidido negativamente en Venezuela” – aseguró a RADIO MARTÍ el latinoamericanista alemán, OLAF JACOB, funcionario de la Fundación Konrad Adenauer.
¿Es conmesurable la democracia?
Hay ámbitos intrínsecos al concepto democracia en los que unos países alcanzan un mayor desarrollo que otros. Al mismo tiempo no existe un método único para medir el nivel de democracia en un país. Los métodos son diversos. Los chilenos por ejemplo, han elaborado el “Latinobarómetro”. Se trata de una encuesta a la población para conocer cómo evaluan el estado de la democrácia en su entorno. En la elaboración de nuestro Índice de Desarrollo Democrático nosotros no recurrimos al método de las encuestas, sino que partimos del análisis cualitativo y cuantitivo de estadísticas. Se trata de una metodología mundialmente reconocida.
Venezuela ocupa el último lugar del índice, ¿por qué?
En primer lugar consideramos que gran parte de la institucionalidad democrática venezolana ha sido mutilada. En su lugar, en Venezuela se ha establecido el mesianismo político. El país es gobernado por una autoridad, que paulatinamente va desactivando todos los mecanismo de control democrático. Este proceso comenzó con el fallecido presidente, Hugo Chávez, y prosigue con el actual mandatario, Nicolás Maduro. En Venezuela todavía se celebran elecciones y por eso fue incluida en el índice. Pero el deterioro de las instituciones democráticas ha provocado una caída con respecto al resto de los países de la región y en cuanto al nivel que había en Venezuela hace diez años.
¿Puede referirse a un caso de polos opuestos extremos en cuanto a la situación de la democracia en dos países?
El caso más notable es el de Nicaragua, que en el informe ocupa uno de los últimos lugar. Sin embargo, Costa Rica, un país vecino de Nicaragua con una geografía similar, ocupa el segundo lugar en el Índice de Desarrollo Democrático.
Me llama la atención el hecho de que Cuba no fué incluída en este índice, ¿a qué se debe esta omisión?
Cuba no aparece en el índice por no cumplir con los requisitos elementales de cualquier país democrático. En Cuba no existen elecciones libres, los cubanos no pueden articularse libremente, entre otros aspectos. Por ese motivo la Isla quedó excluida del Índice de Desarrollo Democrático.
La Fundación alemana Konrad Adenauer presentó en Berlín el Indice de Desarrollo Democrático de América Latina, un instrumento elaborado por dicha institución en colaboración con la consultora argentina POLILAT. El índice mide los avances o retrocesos de la democracia en el subcontinente latinoamericano. Uruguay, Costa Rica y Chile son los países que mayores avances en esta materia han logrado en dicha región. Venezuela en cambio, ocupa el último lugar. “La debilidad de los mecanismos de control institucionalizados de la democracia y el mesianismo político son factores que han incidido negativamente en Venezuela” – aseguró a RADIO MARTÍ el latinoamericanista alemán, OLAF JACOB, funcionario de la Fundación Konrad Adenauer.
¿Es conmesurable la democracia?
Hay ámbitos intrínsecos al concepto democracia en los que unos países alcanzan un mayor desarrollo que otros. Al mismo tiempo no existe un método único para medir el nivel de democracia en un país. Los métodos son diversos. Los chilenos por ejemplo, han elaborado el “Latinobarómetro”. Se trata de una encuesta a la población para conocer cómo evaluan el estado de la democrácia en su entorno. En la elaboración de nuestro Índice de Desarrollo Democrático nosotros no recurrimos al método de las encuestas, sino que partimos del análisis cualitativo y cuantitivo de estadísticas. Se trata de una metodología mundialmente reconocida.
Venezuela ocupa el último lugar del índice, ¿por qué?
En primer lugar consideramos que gran parte de la institucionalidad democrática venezolana ha sido mutilada. En su lugar, en Venezuela se ha establecido el mesianismo político. El país es gobernado por una autoridad, que paulatinamente va desactivando todos los mecanismo de control democrático. Este proceso comenzó con el fallecido presidente, Hugo Chávez, y prosigue con el actual mandatario, Nicolás Maduro. En Venezuela todavía se celebran elecciones y por eso fue incluida en el índice. Pero el deterioro de las instituciones democráticas ha provocado una caída con respecto al resto de los países de la región y en cuanto al nivel que había en Venezuela hace diez años.
¿Puede referirse a un caso de polos opuestos extremos en cuanto a la situación de la democracia en dos países?
El caso más notable es el de Nicaragua, que en el informe ocupa uno de los últimos lugar. Sin embargo, Costa Rica, un país vecino de Nicaragua con una geografía similar, ocupa el segundo lugar en el Índice de Desarrollo Democrático.
Me llama la atención el hecho de que Cuba no fué incluída en este índice, ¿a qué se debe esta omisión?
Cuba no aparece en el índice por no cumplir con los requisitos elementales de cualquier país democrático. En Cuba no existen elecciones libres, los cubanos no pueden articularse libremente, entre otros aspectos. Por ese motivo la Isla quedó excluida del Índice de Desarrollo Democrático.