A través de Rolando Cartaya, acabo de enterarme que falleció la periodista Ana Luisa López Baeza, tenía Alzheimer y murió en Cape Coral. No habrá funeral. La feroz represión de la Seguridad del Estado contra ella y Lubia, su única hija, la obligaron a marcharse de Cuba en 1999 como exiliada política. Se asentó en Miami y durante diez años trabajó en Radio Martí.
Ana Luisa había nacido en Camagüey, el 28 de agosto de 1944. Formó parte del grupo de periodistas que encabezados por Raúl Rivero, casi todos procedentes del oficialismo, el 23 de septiembre de 1995 fundamos Cuba Press, la agencia de prensa independiente más profesional que hubo en la isla y que después del arresto y condena a 20 años prisión de su director en la Primavera Negra, finalizó que quehacer periodístico a finales de 2003.
Ana Luisa venía de laborar en el periódico Tribuna de La Habana y había sido militante del partido. Era una hormiguita trabajando y tenía un gran olfato para las noticias y sus protagonistas, como el doctor Oscar Elías Biscet. De ahí la indignación de Iván y mía cuando nos enteramos que habían realizado un documental sobre Biscet sin la participación de Ana. Lo dijimos en "Oscar Elías, nuestro vecino de Lawton", publicado en mayo de 2010 en El Mundo.
La mejor crónica se la dedicó Raúl Rivero en noviembre de 1998. Hace cinco años la rescaté y la publiqué en el blog de Iván. Se titula Artesanía del adiós y es una joya. Unos meses antes, en Trasvestimo rojo, Ana Luisa denunciaba que la Seguridad había infiltrado al oficialista Jesús Díaz Loyola en las filas del periodismo independiente.
En Tres mujeres al tiro, publicado en mayo de 2002 en Encuentro en la Red, además de mencionarnos a Iria González Rodiles y a mí, Raúl Rivero sobre Ana escribía: "Viene Ana Luisa López, que está lejos, aunque estuvo tan cerca que se tuvo que ir. Con mucho oficio y una capacidad de trabajo que porfía con la salud y el sueño, enseñó a decir la verdad sin complicar las cosas. Su voz fue un emblema en los años noventa y ahora es otro. Como es de Camagüey, lo añora y lee poesía. Dios la ayudó a salir de la mentira y a quitarse unos espejuelos oscuros que le pusieron de joven. Con ellos se pasó años en la creen de que aquello que veía era la vida. Tiene la ambición de ser pobre y lo consigue".
El día que Raúl, Iván, Ariel Tapia y varios más de Cuba Press fuimos a casa de Ricardo González Alfonso en Miramar, a despedirnos de Ana Luisa, un tipo que había empezado a colaborar como fotógrafo, nos tiró una foto cuando en la puerta nos despedíamos de ella. Pero el tipo con quien colaboraba era con el G-2 y ésa y otras fotos deben tenerlas en sus archivos.
En los catorce años que llevo en Suiza no logré volver a hablar ni comunicarme con ella. Pero siempre la tuve y tendré presente. Una cubana como Ana Luisa López Baeza no nace todos los días.
Descansa en paz, querida Ana Luisa!