Desde que Raúl Castro anunció su retirada del poder en Cuba, prevista para este 19 de abril, un joven dirigente comunista que no lleva el apellido de la familia dictatorial, ni pertenece a la "generación histórica" que arribó a los principales cargos de gobierno en 1959, se perfila como el sucesor en la presidencia de la isla.
Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez nació el 20 de abril de 1960, en Santa Clara, provincia Las Villas, donde vivió hasta que la máxima dirección del partido comunista lo nombró primer secretario en Holguín, y se trasladó hacia allá.
Arribaría al poder con tan solo 58 años, pero tras una larga carrera dentro del aparato político castrista.
Es padre de dos hijos de su primer matrimonio, y luego de la separación de su primera esposa contrajo nupcias con Liz Cuesta, una académica especializada en cultura cubana con la que mantendría relaciones desde la época en que pasó a ser secretario del partido en Holguín.
Es hijo de Miguel Díaz-Canel, mecánico tornero, y Aida Bermúdez, graduada de la escuela normal de maestros en Santa Clara.
Cursó la enseñanza secundaria y preuniversitaria en escuelas al campo de la zona del Yabú, en Villa Clara. Fue estudiante de alto regimiento y siempre sintió gran inclinación por estudiar ingeniería.
En sus años de estudiante se destacó por su afición al deporte, en especial el baloncesto.
En el Instituto Preuniversitario en el Campo Jesús Menéndez, donde culminó esa enseñanza, optó por la carrera de Ingeniería Electrónica en la Universidad Central Martha Abreu de Las Villas. En 1982 se graduó de ingeniero y desde esa fecha hasta 1985 estuvo en las FAR.
Realizó el servicio social en las Fuerzas Armadas, como oficial en la Unidad Militar 3875, donde permaneció hasta 1985.
Entre 1987 y 1989 viajó a Nicaragua a cumplir una "misión internacionalista”, y durante ese tiempo estuvo al frente de la UJC del grupo de cubanos que se encontraban en el país centroamericano.
A su regreso a Cuba, en 1989, fue nombrado miembro del Comité Provincial del Partido Comunista en Villa Clara, y del Comité Nacional de la UJC, entonces dirigida por el defenestrado Roberto Robaina.
Fue el comienzo de una ascensión política que dura hasta hoy.
En 1991 fue elegido miembro del Comité Central del PCC. Dos años más tarde, en 1993, fue designado segundo secretario del Comité Nacional de la UJC, y en 1994, con solo 34 años de edad, se convirtió en el primer secretario del Partido Comunista de Cuba en Villa Clara.
En 1997 tuvo a su cargo la organización de la llegada a la isla de los restos de Ernesto Che Guevara, y su traslado a la Plaza de Santa Clara, donde fue situado en un mausoleo junto a los cuerpos de Tania la Guerrillera, Vilo Acuña y otros miembros de la guerrilla en Bolivia.
Por esos años Díaz-Canel consolidó lazos de amistad con los hijos del Che Guevara.
Entrevistado por medios de prensa extranjeros acerca del tema dijo que "se sentía privilegiado porque estuvo en aquel sitio sagrado, aquel día, junto a grandes de nuestra historia, recibiendo aquellos restos venerables".
Fue en ese año, 1997, en que su ascenso político se completó, tras la elección como miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.
En Villa Clara
Cuando fungió como secretario del PCC en Villa Clara la gente le mostraba simpatía. En momentos en que la crisis económica por la desaparición de la ayuda soviética tocaba fondo en la isla, la población esperaba que con su liderazgo lograra mejoras en todos los sectores de la sociedad.
Era usual verlo transitar en bicicleta por las calles de Santa Clara. Sus admiradores señalan que durante ese tiempo trabajó intensamente por reanimar no sólo la economía de la provincia, sino también la cultura.
Abogó por la construcción del boulevard de Santa Clara, que finalmente se logró. También en esa etapa llamó a la población a “esforzarse y luchar porque le dieran a la provincia la sede del 26 de julio, "distinción" que no lograba desde 1975.
En 2000 Villa Clara resultó distinguida como sede, pero la distinción fue compartida con otras dos provincias cubanas, La Habana y Pinar del Río.
La comunidad LGBTI en Santa Clara agradece el respaldo recibido por Díaz-Canel, según un reportaje del periodista Fernando Ravsberg publicado en 2013 en el blog Cartas desde Cuba, en BBC Mundo.
Silverio, el hombre que fundó y aún dirige el Mejunje, un café devenido sitio de encuentro para homosexuales en Santa Clara, dijo que ese proyecto sobrevivió, entre otras cosas, gracias a que Díaz-Canel "soportó las presiones de arriba".
"Por eso cuando le regalamos nuestro libro escribimos una dedicatoria que dice: Gracias por tu complicidad", señaló Silverio.
Lo cierto es que mientras en La Habana la policía detenía a los "hombres vestidos de mujer" por escándalo público, en Santa Clara los travestis se paseaban por las calles, iban a la universidad y tenían incluso espectáculos sin que nadie los molestara, destaca el artículo de Ravsberg.
También los jóvenes rockeros encontraron respaldo durante su periodo de dirigente comunista en Villa Clara.
Ravsberg señala que la apertura cultural dio espacio a otros marginados, surgió un poderoso movimiento de "rockeros" y los amantes de los tatuajes eligieron la ciudad para hacer sus encuentros anuales. A su juicio, en Santa Clara, lo "diferente" empezaba a dejar de ser un estigma.
"Un sábado por la noche en el parque Vidal es una muestra de integración social, en los mismos bancos se sientan guajiros, abuelos boleristas, rockeros y travestis, mientras un par de policías contemplan la escena, inmutables, desde una esquina", destacó el reportaje.
En 2003, Díaz-Canel fue informado de su traslado a Holguín como secretario del Partido Comunista de esa provincia.
Un tiempo después fue elegido miembro del Buró Político del PCC. Llevó ambos cargos a un tiempo, hasta que en 2009 fue nombrado ministro de Educación Superior.
Estuvo en el cargo hasta 2012, año en que fue promovido a vicepresidente del Consejo de Ministros.
Un año más tarde, el 24 de febrero de 2013, fue elegido primer vicepresidente del Consejo de Ministros, y por lo tanto, el segundo en la línea sucesoria del poder ejecutivo de Cuba.
Raúl Castro defendió el nombramiento argumentando que "el compañero Díaz-Canel no es un novato ni un improvisado".
Desde entonces, varios analistas ven la posibilidad de que sea él el sucesor en la línea de mando en la isla. Cuando Raúl Castro anunció que dejaría el poder en abril de 2018, la idea tomó fuerza.
¿Será el sucesor?
A pocas semanas de que se haga realidad el anunciado retiro del poder de Raúl Castro, algunos cubanos no desdeñan la posibilidad de que sea Díaz-Canel la persona elegida para ocupar el actual puesto de Raúl Castro.
Antonio Rodiles, opositor que lidera el proyecto independiente Estado de Sats y el Foro por los Derechos y Libertades, habló de sus impresiones, y también de lo que comentan los ciudadanos en la capital cubana al respecto.
En entrevista con Martí Noticias, Rodiles señaló que en el país existe una total indiferencia del pueblo sobre la persona que llegue al poder, aunque "todo parece indicar que el sucesor será Díaz-Canel".
Rodiles cree que de suceder a Raúl Castro en el cargo, será "una figura decorativa, un personaje muy gris y sin ningún tipo de carisma".
En Cuba todos saben que "es a él a quien van a poner como figura decorativa, pero el poder real en Cuba está en la élite militar que controla el país, entre ellos Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro y en el yerno Luis Alberto Rodríguez Lopez-Callejas", señaló el opositor.
"Eso enfatiza la idea de que en Cuba impera una dinastía tropical, cuyo objetivo es mantenerse en el poder", concluyó Rodiles.
En marzo de este año, santiagueros consultados por la Unión Patriótica de Cuba señalaron que ya sea Díaz-Canel u otro de los más cercanos al poder quien sustituya a Raúl Castro este 19 abril, "todo seguirá igual en el país".
Desde 2013, su nombre aparece en la lista de favoritos para la sucesión en varios reportes de prensa y análisis sobre la llamada "transición de poder" en Cuba.
Durante las elecciones generales, en marzo de este año, los medios de comunicación estuvieron pendientes del momento en que Díaz Canel acudió a votar en un colegio de Santa Clara, al que llegó acompañado de su actual esposa, algo inusual en los dirigentes cubanos, que no suelen mostrarse en público con sus parejas.
Un reportaje de la agencia española EFE destacó que en esa ciudad Díaz Canel es visto como el candidato "ideal" para sustituir en abril a Raúl Castro en la Presidencia.
Pero al salir del colegio de votación, el dirigente comunista repitió a la prensa estatal el mismo discurso continuista que ha sostenido el régimen cubano por más de 50 años.
Ya lo había dicho anteriormente Díaz Canel:
"Yo no concibo las rupturas en nuestro país, creo que ante todo tiene que haber continuidad. Hay muchas personas muy jóvenes propuestas como delegados (concejales)", indicó Díaz-Canel en noviembre pasado, tras ejercer su voto en los comicios municipales.
En esa ocasión, Díaz-Canel eludió pronunciarse sobre su posible ascenso a jefe de Estado, pero apuntó que en el futuro "habrá presidentes en Cuba siempre defendiendo la Revolución y serán compañeros que saldrán del pueblo, los elegirá el pueblo".
En boca de los analistas
Ted Piccone, del centro de estudios estadounidense Brookings Institution, recordó que el sucesor de los Castro heredará un país con una de las tasas de envejecimiento más altas de América Latina y donde muchos de sus jóvenes sueñan con emigrar, con una economía golpeada por la crisis en Venezuela, y Donald Trump gobernando Estados Unidos.
Pero las cosas pueden rápidamente cambiar."No veo otro rival (que Díaz-Canel) ni otro escenario. Pero hemos visto en el pasado jóvenes preparados para el liderazgo, y que luego fueron removidos del poder", dijo.
El académico Arturo López-Levy, de la Universidad de Texas, lo consideró el rostro más destacado de una generación que no pertenece a la de la revolución. "Según la lógica institucional, él está en la línea sucesoria", dijo.
The New York Times lo calificó como la "nueva estrella naciente del castrismo", que a diferencia de otros que flotaron como posibles futuros líderes, tiene "la excepcionalidad de haber sido oficialmente ungido como sucesor".
Christopher Sabatini, de la Universidad de Columbia, lo calificó como "un buen soldado en la sombra", y recordó que tenía ante sí tres grandes retos: el primero sería "lidiar con los históricos, lidiar con una generación que quiere cambios, y con el Ejército, pero aquí podría contar con el apoyo de Alejandro Castro Espín", señaló.
(Redacción Idolidia Darias, con información de Agencias y Martí Noticias)